Un par de observaciones recordando la realidad ferroviaria:
-El muelle de mercancías de la estación y su correspondiente vía siempre estaban situados en la dirección en la que se preveía más tráfico. Es decir, si estamos ante una estación final de línea como la tuya, o una de dos, o cambias la estación oculta hacia donde está la cervecería, o cambias la vía de mercancías y el muelle de carga con el almacén cubierto al otro lado del edificio de viajeros.
-No es que fuera obligatorio, pero tendría más sentido que el cocherón/depósito fuera accesible, si no desde todas, al menos sí desde dos vías de la estación, para no hacer maniobras en balde o bloquear la salida de una locomotora ante la ocupación de la vía de andén de la estación. Imaginemos que, con el plano actual, una locomotora recién llegada deja su tren en el andén, se adelanta al depósito y después de cargar carbón y agua, retrocede... ¿Cómo da la vuelta al tren para ponerse en cabeza? ¡Como la yenka! Vuelta a la vía de andén, hacia adelante pero esta vez no al depósito sino a superar la aguja en curva, detención en plena vía, marcha atrás para coger una de las dos vías de sobrepaso, y por fín, situarse a la cabeza. El maquinista se cortaría las venas al de cinco minutos. Aunque es cierto que situaciones parecidas seguro que exisitieron, conllevaban gasto extra de agua y carbón, así que las compañías planificaban la salida de los depósitos de forma que fuera fácil acceder a varias vías de la estación, por economía de tiempo y maniobras y simplicidad de la explotación. Como mucho, piensa que lo habitual era un movimiento en forma de letra "Z".
-En un final de línea secundaria como el que reproducimos en las maquetas, sería bastante cuestionable la presencia de una rotonda. Como final de línea, y heredado de los tiempos del vapor, un puente es bien razonable. Pero para estaciones en las que sólo necesitaran pernoctar las máquinas o hacer revisiones rutinarias o pequeños arreglos, siempre fue bastante con la presencia de un cocherón de planta rectangular de una o dos vías, por el ahorro de espacio que le suponía a la compañía, entre otras cosas. Las rotondas venían a decir que era una estación de cierta importancia, por ejemplo de empalme de líneas o diversas compañías antes de la formación de RENFE, y en la que, por la cantidad de trenes que circulaban, eran necesarias tener preparadas más de cuatro o cinco locomotoras. En tal caso, el número de vías de la estación, su tamaño y el espacio que ocupaba era mucho mayor. Sí que es verdad que ha habido algún caso de mini-rotonda de dos vías, como la de Aranda, si no recuerdo mal... pero, aunque real, siempre me daba la sensación al mirarla de un "quiero y no puedo".
-La estación postal no tiene mucho sentido, puesto que los trenes, en esa pequeña estación, cargarían los paquetes, cartas y elementos de gran velocidad seguramente desde el propio edificio de la estación o, a lo sumo, desde el almacén cubierto. Quizás fuese más idóneo la idea de un apartadero compartido (la cervecería y otro taller o empresa que te permita utilizar vagones diferentes y aporte diversidad al tráfico de mercancías).
Saludos
Carrington, que se ve incapaz de alcanzar una simple estantería después del comidón familiar
Al parecer, talibán de la explotación ferroviaria a escala. A pesar de eso, me gusta un buen plato de spaghetti. De los de verdad.