MAPEL escribió:
Hola Talpedro:
Imaginemos que te vas unos almacenes llamados, por ejemplo, El Corte Británico y te compras una camisa de tu talla y del color que más te gusta. Por supuesto estás dispuesto a pagar por ella un precio no barato, aunque pueda considerarse acorde con lo normal en el mercado actual.
Al llegar a casa decides probarte la camisa para ver que tal bien te sienta y ... ¡ Oh sorpresa !... resulta que a la industria fabricante de las camisas se le olvidó poner y coserle los botones y por tanto no puedes lucirla.
¿ En cuál de los dos puntos de vista que mencionas te incluirías ?
1- No le darías mayor importancia y le coserías tú los botones o la llevarías a El Corte Británico para, amablemente, pedirles por favor que si no les representaba ninguna molestia te pusieran dichos botones.
2 - Les devolverías la camisa diciéndoles que parece metira que un establecimiento que vende un producto no barato, pueda cometer un error semejante, indicativo de poco cuidado con el producto y con los clientes. Por supuesto dicho todo amablemente y siendo consciente de que El Corte Británico no fabrica camisas, sino que las encarga a una industria que se dedica a ello.
Y quien dice camisas, dice cualquier producto por el que se paga el precio que te piden sin rechistar. Otra cosa sería si habláramos de Saldos.
Saludos.
Manuel
Hola Manuel. Tu ejemplo de las camisas es un buen ejemplo, pero discrepo en un aspecto (no sobre las camisas en sí, sino sobre bienes que son producidos en masa, frente a bienes que van a un colectivo muy concreto): las camisas, como digo, son un bien de producción en masa y con poco diferencial entre diferentes mercados (seguramente, la camisa que le puedes vender a un español, se la puedas vender a un italiano o a alguien de Argentina). Y donde decimos camisas, decimos patines de ruedas, o tablets, o móviles, o... (esto es: estoy remarcando que, en todos estos casos, la característica es que el mismo producto puede ser vendido en múltiples mercados, con apenas cambios).
Las unidades de esta afición nuestra, son bienes de producción limitada (solo una parte pequeña de la población adquiere este tipo de bienes), y con un diferencial país muy significativo (no es facil que un Yugoslavo compre una 1900 de Mabar, lo mismo que no es facil que un español compre una unidad que rueda en Finlandia, por ejemplo).
Por tanto, la relación oferta-demanda de este bien que tanto nos atrae es un tanto particular, y el demandante (nosotros, los clientes finales), debemos esperar un buen producto, pero estimo que no podemos exigir el mismo grado de perfección en el producto recibido que el que podemos exigir cuando se trata de la mencionada camisa producida a miles y disponible en multitud de comercios, o de los mencionados patines de ruedas, dado que en estos dos últimos casos, excepto en lo que respecta al etiquetado, el producto ofertado suele ser similar en muchos mercados.
No es que esté tratando de defender yo, con esto que digo, al fabricante pase lo que pase. Es simplemente que este mercado es muy limitado, y debemos ser algo más comprensivos con el proveedor que en el caso de la camisa sin botones o sin mangas. Pero todo esto es solo mi opinión.