Alegar a estas alturas de la película que el problema pueda ser no haber tenido acceso a la educación es la excusa más remota que se puede dar. Hace 40 años había gente que aprendía a escribir en la mili, solo era necesario querer hacerlo, pero en 2018 quién escribe con faltas es porque quiere, con un mínimo de interés se puede conseguir escribir con ausencia casi total de faltas.
No se trata de si se entiende o no lo que el interlocutor quiere decir; se trata que si un idioma, un lenguaje, no se ciñe a una norma, el camino contrario es una degeneración del lenguaje por la cual acabaríamos comunicándonos por interjecciones o gruñidos. Es nuestra lengua y hay que cuidarla.
Siempre está la opción de revisión ortográfica o texto predictivo en los móviles, que aunque no es la panacea, corrige muchas faltas ortográficas. Desde luego, a mí me ayuda ( no soy ejemplo en nada, y en ortografía menos aún).
Que el compañero no lo tome como una burla o un desprecio, solo exigiendonos un poquito a nosotros mismos conseguimos mejorar día a día. Y esto sirve para todos los aspectos de la vida.
Y creo que deberíamos dejar el debate y ceñirnos al libro de Harald Navé, antes que esto acabe como el Rosario de la aurora.
Saludos.