GM333 escribió:
Lo mismo digo.
Oír el sonido de una japonesa, con su característica ventilación forzada potente y llena de cuerpo, o el majestuoso bocinazo que resuena y retumba por toda la estación y alrededores, está a años-luz de la insulsa e impersonal acústica de las 253, 334 o 335. A diferencia de lo que ha sucedido toda la vida de Dios, con el material moderno actual, da igual escuchar una Ut, un supositorio, o un tren de mercancías (los de viajeros ya no los menciono, pues prácticamente están extinguidos en España); las bocinas ya casi son intercambiables y el ruido de los motores roza lo imperceptible.
Lo dicho, todo un placer poder escuchar de vez en cuando una 269 o una 251.
Saludos
Oír el sonido de una japonesa, con su característica ventilación forzada potente y llena de cuerpo, o el majestuoso bocinazo que resuena y retumba por toda la estación y alrededores, está a años-luz de la insulsa e impersonal acústica de las 253, 334 o 335. A diferencia de lo que ha sucedido toda la vida de Dios, con el material moderno actual, da igual escuchar una Ut, un supositorio, o un tren de mercancías (los de viajeros ya no los menciono, pues prácticamente están extinguidos en España); las bocinas ya casi son intercambiables y el ruido de los motores roza lo imperceptible.
Lo dicho, todo un placer poder escuchar de vez en cuando una 269 o una 251.
Saludos
No puedo estar mas de acuerdo contigo compañero. Por suerte tengo el privilegio de poderlas escuchar bastante a menudo (aunque mucho menos de lo que me gustaría poder escucharlas) ya que al vivir actualmente en Reus y cruzarmelas con los carboneros, o al ir a la clasificación a recoger algún tren, puedo escuchar y deleitarme con ese sonido magnifico de sus ventiladores. Es cerrar los ojos e imaginarme a las 900 a la cabeza de un largo Picasso, verlas entrando y saliendo del deposito de Miranda haciendo maniobras, ir a cualquier estación y sabias 100% que alguna en algún momento haría aparición... Por desgracia, cuando abro los ojos solo encuentro desolación y tristeza.
Tristeza al verlas ayer mismo a mi llegada, una larga hilera de ellas en Zaragoza Plaza, canibalizadas o a la espera de desguace.
Aprovechemos a inmortalizarlas las 4 parejas de 269.350 que quedan, deleitemonos con ese sonido tan inconfundible que jamas podrá ser borrado de mi memoria, el sonido de mi locomotora de niñez, mi locomotora favorita.