otzaurte escribió:
No se si alguien habra llegado a esta conclusion ¿ no os parece que serian unos trenes que con una actualizacion mas profunda hubieran podido acometer mucho mejor el trabajo encomendado a sus sustitutos los camellos series 592 y 593?
Me explico: si en vez de una sustitucion de motores se hubieran revisado y reconstruido los elementos de la transmision y los mantenimientos estipulados se hubieran cumplido, estos automotores tenian una ventaja sobre los camellos: su segregabilidad. El cierre de lineas de 1984 se debio en gran medida a baremos de ocupacion de los trenes, estando muchos de ellos ya encomendados a los Camellos. Como es logico, si la oferta es de alrededor de 150 pasajeros y esta no se puede variar para hacerla acorde a la demanda, el deficit de explotacion sera siempre continuo. En cambio, los TAF podian ajustarse a la demanda mucho mas facil. Podian ir aislados, por parejas incluso remolcando un coche intermedio como los camellos, siendonsuperiores incluso en configuracion M-M a los Ter. En composicion aislada, podian haber realizado servicios rapidos en ambitos similares a los actuales Media Distancia en lineas de Castilla y Leon, Castilla La Mancha, Aragon, Extremadura o Andalucia pudiendose haber usado los gastos de adquisicion de los Camellos en reparacion y renovacion de las lineas que fueron clausuradas y dando en definitiva un ejemplo de servicio publico y ante todo de responsabilidad de lo publico que francamente no se dio.
Las unidades 592 y 593 en origen tenían 228 plazas sentadas, aunque en las que tenían furgón ampliado se reducía a 196 creo, por lo que, al ser de composición indeformable (grave error), fueron la puntilla para las líneas de baja ocupación.
milcien escribió:
En mi opinión la tozudez de los políticos de la época, unida a las presiones de la entonces Comunidad Europea, hiceron que no se plantearan alternativas a los cierres de líneas previstos. Dudo que se hiciera algún riguroso estudio de viabilidad para evitar la escabechina del 85
No solo la tozudez, la corrupción, el nepotismo y los intereses económicos del sector de la carretera influyeron notablemente en la inclusión de muchas líneas que, con un cambio mínimo en los métodos de explotación, hubieran sido más que rentables, aunque solo fuese para el tráfico de mercancías, tales como la Vía de la Plata, el Valladolid - Ariza o la línea Lorca - Baza, que en cierto modo completaba el Corredor Mediterráneo sin tener que dar el inmenso rodeo por Alcázar que tienen que dar ahora los trenes que desde Cataluña y Levante se dirigen hacia la costa oriental de Andalucía. Los intereses de la carretera llevan pesando en el futuro del ferrocarril desde hace muchos años.