Pues aquí estoy de camino a la capital y con estas ventanas.
Alguien debió pensar en Renfe que a los viajeros ya no nos interesa ver el paisaje o seguir los trazados de vías, así que, para qué molestarse en colocar cristales a través de los que se vea algo y mantenerlos transparentes?
Cinco horas de agobio con este velo blanco. Lo siento, pero a la próxima, en autobús. Adiós, renfe LD.
Saludos
Carrington, que cree estar atravesando la estepa rusa congelada
Al parecer, talibán de la explotación ferroviaria a escala. A pesar de eso, me gusta un buen plato de spaghetti. De los de verdad.