Después de esa tarde que pasé en Almorchón visitando la estación, el poblado ferroviario y los restos del antiguo depósito me quedé con las ganas de montar en el único tren que pasó por allí.
Pregunté al jefe de la estación si iba a haber alguna circulación en los próximos minutos y me dijo que más tarde pasaría el "catalán", en efecto, ya casi sin luz y cuando me encontraba lejos de la vía apareció el Barcelona-Badajoz. Era uno de esos trenes, que no sé si siguen circulando todavía, compuestos de locomotora y un solo coche.
En junio de 2011 tenía que ir a Mérida para visitar a mi familia, como quería probar ese tren, miré los horarios y me pude diseñar un viaje todo en ancho ibérico hasta la ciudad bimilenaria. Pude ver que había un regional 592 que iba por el camino clásico por Ciudad Real y que llegaba a Puertollano con tiempo suficiente para transbordar al catalán. En la web de renfe es dificil encontrar el regional entre tantos servicios avícolas que te quieren vender a toda costa, pero, ¿ que aliciente puede tener el plantarse en Puertollano en pocos minutos por una vía ultramoderna y cara en comparación con un viaje placentero por la vía clásica disfrutando de un estupendo camello reformado, la vía única, las viejas estaciones y el maravilloso paisaje veraniego de las tierras manchegas ?.
Madrid Atocha Cercanías.
Estación de Daimiel.
El 592 que me dejó en Puertollano. Podía haber continuado en él mi viaje hasta Mérida pero mi intención era subir en el catalán y recorrer la vía del antiguo Ferrocarril de Ciudad Real a Badajoz.
Antes de ir a las taquillas para comprar el billete me dispuse a hacer algunas fotos de las 269 y otras cosas que había por ahí, de pronto, apareció un segurata que me indicó que estaba prohibido hacer fotos. De buenas maneras acaté sus ordenes, pero no me pude reprimir y decirle que lo que estaba haciendo ya estaba permitido por Adif según las últimas directivas. El pavo me hizo acompañarle hasta el escaner donde estaba su compañero, sacaron unos papeles, querían hacerme leer las ordenes en que se prohibia hacer fotos y tal, pero muy amablemente les dije que me lo creía todo, que muchas gracias y que me sentía orgulloso del celo con el que cumplían con su trabajo.
Me subí al catalán en Puertollano, estaba disfrutando del paisaje sentado en la butaca del coche Arco cuando el tren se detuvo para un cruce en uno de los lugares más bonitos y autenticamente ferroviarios que he visto en mi vida. Caracollera.
El desconcierto surgió entre los viajeros hasta que el interventor nos dijo que la cosa iba para unos veinte minutos. Estas fotos las hice desde el tren pero el saber que podíamos apearnos y pasear por ahí hasta la llegada del otro tren fue la mejor sorpresa del día.
Continuará.