Serie252 escribió:
[...]
Me hace una absoluta gracia tus palabras. Si lo público esta mal gestionado, privatizandolo funcionará mejor. Ahí tenemos el sector energético, el de las telecomunicaciones o veamos que bien ha salido la liberalización de mercancías. Si hay perdidas, que el Estado nos rescate; pero si hay beneficios para los accionistas y los dueños (capitalismo de amiguetes puro y duro). Defender el sector público no significa la dejadez de este, significa defender una gestión de los recursos y servicios públicos útil para la sociedad antes que para el bolsillo de algunos. Y es aquí donde me pregunto donde esta la junta de Castilla y León, la diputación de Burgos o el ayuntamiento de Riaza reclamando que haya servicios Regionales en el Directo, por ejemplo.
No te olvides que los sectores que citas están fuertemente intervenidos por el Estado, por lo que la liberalización de dichos sectores es algo casi ficticio. El mal que tiene la economía española, tanto la macro como la micro, es que la Administración española es extremadamente intervencionista y bur
Rocrática, con una enorme cantidad de normas, reglamentos, trámites e impuestos que repercuten negativamente en la actividad económica. No puede ser que, en función de la región donde se viva, sean necesarios los permisos de hasta 5 niveles de Administración para poner en funcionamiento una triste cafetería, proceso que sólo a nivel burocrático se extiende entre los 9 y los 12 meses.
Hace unos meses salió un informe sobre libertad económica (que suele ir pareja al grado de libertad individual, pero eso es otro tema) en cada uno de los países del mundo, ordenado por países en una escala de países el 1 al 200, siendo el grado 1 la mayor libertad económica posible, y el 200 una total ausencia de libertad económica. España se sitúa en el puesto 135. Es decir, que hay países, llamados tercermundistas, que están por delante de nosotros en libertad económica.
En cuanto a la liberalización del mercado de mercancías, si la cosa "no pita" es por las trabas que ADIF y Renfe se han dedicado a poner a las operadoras privadas, impidiéndoles un mayor acceso a la infraestructura. Respecto a lo de que "el Estado nos rescate", yo no soy partidario de que el Estado rescate a los agentes económicos (bancos, inversores privados, etc.) a los les sale mal una inversión, en la economía de mercado a veces se gana y otras se pierde, y eso es lo que esos inversores no entienden, y aquí sí estoy de acuerdo contigo: si hay beneficios, pa mí, y si hay pérdidas, que me rescate papá-Estado. Eso no puede ser. Es inadmisible pretender que, si una inversión sale mal, sea el Estado el que responda, porque al final lo que se estaría haciendo es especular con dinero público. Únicamente estoy a favor de "rescatar" a aquellos que invirtieron engañados, como los famosos casos de las preferentes. Pero el caso de los aeropuertos sin aviones y las autopistas sin coches, que te ha salido mal una inversión, pues ajo(derse) y agua(ntarse), sabías que el riesgo de quiebra del proyecto estaba ahí, libremente has arriesgado tu dinero y lo has perdido. Yo no soy partidario del "todo privado" ni digo que lo privado sea mejor porque sí, soy partidario de un sector público eficiente, que para algo pago impuestos, lo que no tolero es que me sangren a impuestos y el sector público sea cada vez más ineficaz (ojalá solamente fuera ineficiente), con un nivel de
palurdismo pavoroso.
En cuanto al "capitalismo de amiguetes" del que hablas, no es nada nuevo, pues es algo que, en distintas versiones, nuestros políticos han venido practicando en los últimos 30 años: favorecer a amiguetes a costa de servicios públicos. En el famoso cierre de líneas de 1985 cayeron muchas líneas secundarias, algunas de las cuales eran rentables, o que con unas inversiones mínimas y/o criterios de explotación racionales, podrían haberlo sido, para beneficiar directamente al sector de la carretera. Siempre me viene a la cabeza el mismo caso, el de la Vía de la Plata, cerrada entre Plasencia y Astorga porque el suegro del entonces ministro de obras públicas con Felipe González, Enrique Barón, era el concesionario de la línea de autobuses entre Salamanca y Zamora. Y se sigue haciendo. ¿Es casualidad que la reducción a 3 trenes por sentido del servicio entre Cercedilla y Segovia por la línea clásica, cuando hace 25 años eran 13 trenes, haya coincidido con la compra de autobuses y el incremento del servicio en dicha relación por parte de La Sepulvedana? No. Demanda de viajeros en la zona hay, lo que pasa es que no interesa que esa demanda se reparta entre el autobús y el tren. ¿Es casualidad que el servicio de cercanías entre San Martín de la Vega y Pinto haya desaparecido a la vez que aumentaban los servicios de autobuses interurbanos? No. Por desgracia, el sector público en España es la meretriz de los políticos, que la ceden a sus amiguetes cual chulo de putas, y mientras La Casta no cambie, seguirá siendo así.