Cadelo escribió:
Por cierto, si podemos presumir de algo, es de la alta velocidad, esa que se empeñan en echar abajo algunos, pero si lo hace Suiza entonces está bien.
Mientras la AV española no sea capaz de autofinanciarse por sí misma, es decir, de generar con sus ingresos el mismo dinero que se emplea en su mantenimiento anual, no creo que haya que vanagloriarse de nada. No, al menos mientras esté infrautilizada y para ello se haya desmantelado el ferrocarril de toda la vida. Sé que no es culpa estricta de la AV, sino de las decisiones políticas que han decidido que sea como es, y habiendo empezando por los pies y desconociendo si habrá dinero para acabarla. Para muestra, un botón:
http://www.elmundo.es/economia/2016/05/31/574c9c75268e3ee4658b465f.htmlY, desde luego, reproducir en pleno siglo XXI y con una oportunidad de oro, una red radial mal hecha, con criterios de dos siglos de antigüedad, y que es la que es debido a la competencia de empresas privadas (NORTE, MZA, etc.), pues tampoco es que esté destinada a dar lecciones a ninguna red europea. A dichas empresas les importó bien poco un planteamiento sostenible de la misma (comunicar centros de producción de materias primas con industrias transformadoras, por ejemplo), pues se enfocaron exclusivamente a la competencia para ganar beneficios, poniendo la mano para las jugosas subvenciones públicas al amparo de leyes de ferrocarriles de muy dudosa eficacia.
Cadelo escribió:
La economía a la que aspiran los neoliberales es la de la iniciativa privada.
Puede, pero la situación actual es que la mayoría de los neoliberales tienen un concepto un poco peculiar de la iniciativa privada: se caracteriza, no por emprender ellos arriesgando su propio capital (como su nombre podría hacernos pensar) sino presentándose a toda obra pública, es decir, para que el estado (o sea, nosotros) les costeemos sus beneficios y, si por un casual, la cosa se les va de las manos, poner pies en polvorosa y dejarnos a nosotros la factura. Eso no es liberalismo privado. Eso es esquilmar los recursos públicos socializando pérdidas y privatizando beneficios.
Cadelo escribió:
La novedad es que los neopopulistas de izquierda también atacan con saña estas grandes obras de Estado, que generan trabajo e ingresos, traicionando la política progresista y seña de identidad de la izquierda tradicional.
Las grandes obras del estado, como tú dices, no deberían tener como FINALIDAD PRINCIPAL dar trabajo, sino servir a un fin mayor y pensado al 100% para el país en su conjunto y acordes a las características y fines de dicha infraestrutura. Evidentemente, durante su construcción, se da trabajo a muchas personas, lo cual es un beneficio añadido socialmente. Pero no debiera ser la razón principal de su construcción. Porque si no, ya hemos acabado con el paro: ponemos al 25% de la población a construir AV y acabamos con el paro en dos días. Pero la solución no es emplear a la población en construcciones faraónicas, sino pensar bien Y SIN IMPROVISAR si esa infraestructura y coste de mantenimiento ETERNO para la administración está justificado.
Pero, claro, llevamos más de 20 años sin una política de infraestructuras a largo plazo (un mapa de AV a todas las capitales de provincia con TODAS las líneas concluidas en 2008 no sirve
)
En cuanto a tu comentario sobre el populismo y relacionarlo siempre con la izquierda, ¿sabes lo que dijo ayer un político de derechas democristiano? (derecha europea civilizada, nada que ver con la española): "Si usted promete bajar los impuestos, no estaría mal que fuera totalmente sincero con sus votantes e incluyera en la misma frase qué guardería, escuela, hospital o universidad va a cerrar [o línea de tren o reducción de cercanías/regionales me permito añadir aquí para que no sea totalmente off-topic]. Porque es intolerable mentir a sus votantes y prometer que con menos ingresos los servicios sociales públicos van a ser los mismos. Como gestor público, usted sabe que eso es imposible."
Saludos
Carrington
Al parecer, talibán de la explotación ferroviaria a escala. A pesar de eso, me gusta un buen plato de spaghetti. De los de verdad.