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269ymedio escribió:
Otro de los cambios que se an producido en nuestras aeroestaciones es la falta de actividad y circulación ferroviaria.
Hasta no hace mucho, pasar una tarde en una estación estaba llena de detalles, de maniobras, de paradas y cambio e intercambio de materia, hoy tan solo llegadas y fugaces paradas de trenes con pinta de avión sin alas, sin material variado estacionado en las vias.
Aunque se trate de lo mismo, hay un antes y un despues de la llegada del ave a nuestro país y el que a salido perdiendo es el tren de toda la vida.
Un saludo.
Hasta no hace mucho, pasar una tarde en una estación estaba llena de detalles, de maniobras, de paradas y cambio e intercambio de materia, hoy tan solo llegadas y fugaces paradas de trenes con pinta de avión sin alas, sin material variado estacionado en las vias.
Aunque se trate de lo mismo, hay un antes y un despues de la llegada del ave a nuestro país y el que a salido perdiendo es el tren de toda la vida.
Un saludo.
Bueno, el tren de toda la vida prácticamente ha desaparecido; en su lugar lo normal es que no haya nada, o en el mejor de los casos, hay otro tipo de trenes cuya explotación es una mala copia del transporte aéreo. Consecuencia de esto, hemos perdido casi todos los viajeros de casi todas las estaciones de casi todos los pueblos y ciudades que, hace pocos años, teníamos acceso a un transporte ferroviario mínimamente homogéneo en su misión de vertebrar las regiones por las que discurrían sus trazados. Los que han ganado han sido los politicos que han trincado sus comisiones correspondientes, y los usuarios del transporte aéreo de toda la vida (entre los que se encuentran nuestros cleptocráticos gobernantes), cansados de los aeropuertos y todos sus trámites, que ahora pueden hacer sus viajes en poco tiempo.
Saludos
Gracias por compartir tu trabajo con nosotros.
cualquier mente rocambolesca podría deducir que las cabezas pensantes del sistema ferroviario tenían clara ya la intención desde hace tiempo de privar a Alcázar de muchas circulaciones pasantes de viajeros; lo que me pone los pelos de punta como clavos es pensar en todo este tiempo en que los viandantes han estado 'vendidos' -y siguen estando- con las únicas advertencias de una zona amarilla pintada en el borde del andén y una megafonía anunciadora con demasiada antelación, de ésa que se te olvida que había hablado cuando pasa el tren sin pitar a veces
