Gracias Pacheco, por esa espléndida foto, representante de la última época en la que se pudieron ver trenes "de verdad". A la Estación de Atocha le quedaba muy poco tiempo en el estado en que aparece en la instantánea, cuando aún se podía entrar y tocar los trenes libremente, y hasta subirse a ellos, sin que te pusieran una pistola en la cabeza. (Es un decir, claro).
Solo una pequeña rectificación al comentario, ya que las operaciones de clasificación, (o más bien de formación), de los trenes de viajeros, se hacían en una playa de vías, conocida como "La Parrilla", cerca de las rotondas del Depósito, a casi 3 km. de la Estación de Viajeros. Desde allí, los trenes se subían marcha atrás, unas veces con las "dosmilcienes", y otras con tractores 10300, a veces en doble, y hasta en triple tracción. Hay que tener en cuenta que la rampa que hay desde el Puente de los Tres Ojos hasta Atocha tiene su miga.
Al respecto, puedo contar una pequeña anécdota. Visitando en una ocasión la Clasificación de Sta. Catalina, un poco más abajo de los depósitos de Atocha, encontramos un furgón 8000 descarrilado, porque en una aguja se había ido un bogie por cada vía. Y allí estaba la 4012, la del accidente del TECO de Torralba con el Talgo de Barcelona, con la Virgen del Yugo a la cabeza. Entablamos conversación con el maquinista, y nos invitó a subir, y así volver a Atocha. Más cómodo que subir andando, claro, y encima a lomos de 4000 caballos.
Las vías de acceso estaban bien definidas: Las dos de Parla y Extremadura, las dos de Andalucía, las dos del Depósito, y las dos de Zaragoza y Barcelona. A determinadas horas se formaba algún que otro atasco en las vías del Depósito, sobre todo cuando se empezaban a subir macha atrás los expresos, que se entremezclaban con cortes de mercancías que iban y venían de la zona de los muelles. (Parece mentira que por entonces había trenes de mercancías en Atocha. Ahora sería un sueño, o más bien es una pesadilla).
Bueno, pues subíamos en la 4012 procedentes de Santa Catalina, con marcha a la vista, en medio del atasco habitual, detrás de un 10300 que llevaba un buen corte de vagones. Llegando a la zona de las dos diagonales, el 10300 empezó a patinar endiabladamente, sin poder mover su tren, incluso con algún pequeño retroceso hacia nosotros. El maquinista de la 4012 le hizo una seña al maquinista del 10300, aproximó los topes, y "gentilmente" le cedió un puñado de Caballos de Vapor que le sobraban. Todo resuelto. En cuanto logró vencer la inercia de aquellas toneladas, todo fue coser y cantar.
Que conste que no me he olvidado de que tengo pendiente de contar otra anécdota sobre el viaje a Salamanca, con asunto de cuernos incluido, pero lo reservo para otra vez que venga a cuento.
Saludos cordiales.