Vía Libre. La revista del ferrocarril
Hace ya unos años las cartas viajaban en tren y hasta los trenes tenían un buzón para que los más rezagados pudieran acercarse al andén a echar esa carta que querían llegase antes a su novia, su madre, su hermano… En el tren, unos funcionarios de correos clasificaban esas cartas en ruta, e iban repartiendo sacas en estaciones y recogiendo otras si era el caso. Los furgones postales, los ambulantes, las sacas, términos que ya asociamos a la historia y que hoy recordamos, con el cariño que se tienen a esas cosas perdidas y que tienen ahora un aura casi mágica cuando las pronunciamos.