arlanzon escribió:
Recuerdos evocadores para todos aquellos que comenzamos con el 3N en la década de los setenta. Quizás el grueso de los aficionados aquí presentes.
Gracias por transportarnos a aquellos tiempos.
Pues si. He leído el reflote de este hilo, y efectivamente, me trae recuerdos que tenía ya algo sedimentados.
No tengo antecedentes ferroviarios, pero supongo que unos desplazamientos obligatorios en tren a hospitales a edades muy tempranas me harían crear una fijación al ferrocarril. Recuerdo, en la estación de Francia en BCN querer subir al tren de ventanas redondas (una 7600. A los 4-5 años, yo que iba a saber si era locomotora o automotor!), en vez de al tren de siempre, gris y verde (la que entonces diríamos monótona "suiza"). Después de mucho pedir a los Reyes Magos, un día me encontré un Ibertren bajo el árbol. Era el 114, el de la 4000. Un circuito sin desvíos me sabía a poco, pero la menguada economía casera y el hecho de vivir con los padres, dos hermanos, un perro y una media de 2-3 pájaros en un piso de 49,5 mt2 habitables (según planos), no daba para mucho más. Quería más locomotoras, más vagones. Después de restar a la paga semanal los pastelitos y otras chuches, me repasaba la lista de precios del catálogo de Ibertren, y me daba como mucho para la "bolsa clavos fijación vías", envío aparte.
Tiempo más tarde me regalaron la caja 113, con mi deseada 276, pero el problema de espacio era crónico. El dia que por fin dispuse de una habitación propia, la "inmensa" superficie de 50x20 cms de una estantería fueron un grandísimo regalo para hacer mi primer "pinito" en forma de maqueta.
La vida ha ido cambiando, y una vez independizado, casado y en una casa de tamaño medio, actualmente dispongo de espacio para maqueta modular, desmontable -en ningún caso fija y de tamaño aceptable- y el hecho de pertenecer a una asociación donde se me asigna (o me asigno) el papel de modelista, puedo dar rienda suelta a los años en que poca cosa más podía hacer que juntar dos vias y volverlas a desmontar antes de ir a la cama.
En fin, perdón por el tostón, pero el confinamiento da tiempo para los recuerdos.
Saludos!