Unboxing mabariano Parte II (el sufrimiento continúa)
En fin, en plena convalecencia de la primera operación mabariana (y tal vez por eso...que las defensas estaban muy bajas), no se me ocurre mas queee...
¡Comprarme una 4000!
Así, sin anestesia ni ná.
Total, que tras realizar la operación de infiltrado tras las líneas enemigas, y gracias a mi entrenamiento como Ninja en la Play Station (como Tortuga Ninja, porque entré por las alcantarillas), consigo llegar a mi guarida sin que la parienta descubra la existencia del paquete delator.
Con manos temblorosas, no sé si por la emoción o por el Parkinson, que uno ya tiene una edad..., empiezo a abrir la caja de mi tesoroooo.
Primera fase, sacar el embalaje de plástico de dentro de la caja...bien, dentro del embalaje hay algo verde, no está vacío. Ahora empiezan las operaciones arriesgadas; a partir de este momento hay que actuar como si uno fuese a desactivar un explosivo, porque cualquier movimiento en falso puede derivar en una catástrofe irreparable.
Si abro el receptáculo de plástico con ansia irrefrenable pueden pasar varias cosas, todas ellas tragedia en sí mismas:
a) Que dada la proverbial fragilidad de los objetos mabarianos, rompa alguno de los artísticos accesorios que lo adornan.
b) Que alguno de estos accesorios maravillosos se encuentre suelto dentro del embalaje y, dotado de vida propia, decida salir al exterior a conocer mundo, lo que invariablemente lo conduce a saltar a través del hiperespacio a otra dimensión, de la cual no retorna jamás.
c) Que con los nervios parkinsonianos, al abrir el plástico su contenido salga disparado, se caiga al suelo y se escoñe (en este caso el operario puede optar por: 1) tirarse por la ventana, o 2) hacerse el harakiri...cualquier cosa mejor que arrastrar ese sufrimiento el resto de la existencia; lo digo por experiencia )
y d) Lo mas frecuente...que el mabariano objeto de nuestras ansias traiga algún adminículo roto o le falten piezas...o ambas cosas.
Total, que miro a través del embalaje de plástico y...¿qué veo?
Una boca negraaa...¡horror, no es una locomotora, es la ballena de Jonás que quiere tragarme!
Vamos a ver, moverse no se mueve, así que o no es una ballena o está muerta.
Seguimos con la exploración...
Ahí se ve algooo...
Esa cosa verde que se arrastra por la parte de abajo debe ser la puerta desaparecida (opción "b" sin fuga del objeto)
Tras sacar mi mabariano objeto de deseo de la funda de plástico con que venía envuelto, eso sí, con la misma precaución y el temblor de un desactivador de explosivos, y sin romper nada (tarea casi imposible sin instrucciones previas del tendero), descubro el problema:
La puerta está sueltaaa. ¿Y cómo la coloco yo, sin instrucciones ni ná?
Con mas miedo que un cristiano en el circo, voy colocando las bisagras de la puertecilla encajándolas en lo que parecen ser las bisagras de la locomotora y.. ¡et voilà!, la puerta se encaja.
Otro valium.
Bien, ahora saco la lupa de 5 aumentos, con luz LED, y vamos a ver qué le falta o qué tiene roto.
Bien, tiene ruedas.
La otra puerta sí está.
Los ventiladores están en su sitio.
Los cristales de la carrocería tambíen.
Esperaaa...¿ésto que es?
¡Le falta una argollaaa del techooo!
Exhaustiva y temblorosa búsqueda de la argollita por todo el entorno de la operación (recuerdo que todo ésto lo hago dentro de una caja), y la piececilla no aparece...se habra quedado en 中華帝國 (el imperio chino).
La verdad es que la argollita se las trae:
Esta argollita no es la mía, es de la víctima siguiente.
Total, sufrimientos a los que hemos de acostumbrarnos los clientes mabarianos.
Vamos a ver los artísticos accesorios con que nos obsequia Mabar para adornar esta maquinilla...
Ya sé, me vais a preguntar qué demonios es esa pieza redondilla que se vé debajo de la bolsa de plástico, que la vuestra no la trae.
Había pensado no decir nada y que el personal sufriese pensando "...éso qué es lo que es", pero habida cuenta que los poseedores de este objeto mabariano ya han sufrido bastante, no les voy a dejar en suspenso, sin dormir esta noche.
...pues no es ná, una mancha de grasa de cuando arreglo engranajes. Había pensado borrarla con Photoshop, pero éso es mucho trabajar a estas alturas.
Prueba final: colocarla en la vía y verificar que se desplaza de un lado para otro.
¡Bieeeeeennnn, funcionaaa...!. No cojea ni da tirones.
Soy un ser afortunado.
En fin superadas estas pruebas (con suspenso) otro día seguiremos con la calorimetría. Hoy no, que aquí estamos a 35 grados (...ohú, cuanta caló).
Fin de la segunda parte.
...continuará.