De nuevo este verano disfrutando por “territorios Feve” (en concreto por Palencia, Cantabria, Asturias y Lugo, aunque la parte ferroviaria era sólo complementaria al viaje vacacional familiar), el 3 de agosto inesperadamente tuve la gran oportunidad de viajar en una composición doble de 3300 (3305-3306+3314-3313) en un cortito viaje entre El Berrón y Oviedo, un tren especial por el descenso del Sella, de vuelta al mediodía.
Iba casi vacío, tal vez por la hora, pero aún así daba gusto por su magnífica apariencia (sólo una puerta averiada pero convenientemente anunciada) y sin grafitis. Pensé que “los del spray” estarían de vacaciones, ya que aquel día (el de mi primer contacto veraniego con Renfe-Feve) por suerte no ví ninguna unidad pintarrajeada, aunque por desgracia en días posteriores sí que observé que siempre queda algún ”servicio de guardia” de esos “pintores”. No tenía a mano más que un teléfono móvil y obtuve algunas fotos de mala calidad en Oviedo, pero no me resisto a compartirlas. Lástima no haberlo podido captar en el famoso cruce de vías de El Berrón.
Por lo demás parecía todo más o menos igual que en años anteriores:
-El eterno soterramiento de Langreo: no lo defiendo pero una vez iniciado mejor que lo acaben, al menos se ganará un tramo de doble vía y nuevas estaciones, una en Sama que ya parece casi acabada pero sin servicio que veremos lo que dura si no se utiliza. Oí en unas noticias que se había firmado un convenio entre administraciones para acabarlo, a ver si es verdad.
-La línea de Collanzo limitada a Moreda, el resto en bus (qué mala pinta tiene su futuro).
-La alejada estación “provisional” de Gijón, qué pena desaprovechar así el ferrocarril en una gran ciudad.
-Dificultades para pagar en determinados trayectos, sin máquinas, sin interventores…, luego se quejarán de “pocos viajeros”, si los que hay ni constan.
-Algunas cancelaciones, trenes muy vacíos, me gustaría pensar que por los horarios o los días veraniegos: me pareció que cuando más llenos iban eran los fines de semana (ciclistas y montañeros, asistentes a mercados, feria de Gijón…)
-Y una pequeña anécdota, de las que alejan más los potenciales usuarios del tren, sobre todo si son problemas recurrentes: un tren de Laviana a Oviedo, sin información y fuera de horario, cuando llega a El Berrón toma la vía directa 6 y hace la correspondiente parada; al cabo de un par de estaciones diversos viajeros espantados se dan cuenta que no va hacia Gijón, se dirigen hacia la cabina de conducción a preguntar donde se les informa adecuadamente (con disculpas incluidas porque no funcionaban los indicadores de paradas y destino) y se bajan enfadados para cambiar de andén y volver hacia El Berrón, pero por desgracia ya nos habíamos cruzado con un tren en esa dirección, así que no quiero ni pensar lo que tardarían de más en llegar a su destino si el siguiente tren, que no me fijé bien pero supongo que tardaría lo suyo, no era un directo a Gijón y tuvieron que esperar de nuevo en el transbordo de El Berrón…
En cualquier caso, pese a sus limitaciones y problemas, cada vez me gustan más las líneas de la antigua Feve: ferrocarriles perfectamente integrados en el paisaje, próximos, populares con su ambiente de pasajeros y personal, pocas barreras, en que aún se puede “pisar la vía” (con precaución claro), con esos ruidos casi olvidados, traqueteos, tracción de motores…, me traen recuerdos que hoy en día son difíciles de encontrar en otros ferrocarriles más sofisticados y metropolitanos. Hay quien dice que la vía estrecha tiene un sabor especial. Ojalá vayan mejorando aún conservando su carácter.
Saludos