Generalmente sabemos muy bien quejarnos de cuando no nos hacen las cosas como creemos que se deben hacer, pero no somos tan hábiles reconociendo cuando sí se hacen bien.
Pues este es uno de esos casos y por eso quiero ponerlo en conocimiento de cuantos más mejor.
Hace unas semanas, intentando digitalizar la Renfe 333 que había adquirido de segunda mano, freí de mala manera (un cortocircuito, o a lo mejor dos, en la placa de leds) el decoder, un ESU 64610, al que le salió un “lunar” que incluso tapaba algunos de los números de identificación.
Estaba resignado a emplear las partes que seguían funcionando (motor y alguna de las funciones, no la de encendido F0, por ejemplo) en una locomotora sencilla, cuando ante la insistencia de unos colegas, lo envié a ESU en Alemania, incluyendo el formulario de garantía y reclamando que parecía que la protección contra cortocircuitos no había funcionado. Por cierto, sin incluir “prueba de compra” porque no la tenía.
Esto fue hace dos o tres semanas. Lo mandé en su caja, que aún conservaba, e incluí una descripción de lo que había ocurrido y la fecha aproximada de compra (mediados de Enero), tratando de ser lo más convincente posible.
Pues bien, hoy me he encontrado un paquete de ESU en mi buzón de correos, con un 64610 en su caja nuevecito, menos de tres semanas desde que les llegó (30 de Enero, lo mandé certificado y la Deutsche Post me envió un escaneo del documento de entrega firmado), sin más preguntas ni peticiones.
Así que, primero, gracias a los que insistieron en que lo hiciera, y especialmente a ESU por su buena forma de trabajar y cumplir. No sé cómo transmitirles mis gracias (si alguien lo sabe, agradecería que me lo cuente), pero sí que han ganado a alguien como cliente y al mismo tiempo a alguien que hablará bien de ellos y de su forma de responder.

Un saludo.