Después de Zaragoza me dirigí hacia Tortosa por la carretera de Alcañiz, parando primero en HIerros López, para ver si había alguna novedad en el cementerio, constatando que cada vez se puede hacer menos caldo con los huesos de esas locomotoras, solo las pequeñas de Minas de Barruelo pueden tener algún futuro, finalmente en Alcañiz corroboré que de la antigua estación solo queda el edificio principal, los demas que todavía subsistían hace cuatro o cinco años han sido ya derribados.