Por primera vez un gobernante alemán participó este miércoles en París en las ceremonias conmemorativas del armisticio del 11 de noviembre de 1918, que puso término a la Primera Guerra Mundial con la derrota del ejército germano. El documento fue firmado por el mariscal francés Ferdinand Foch y el ministro de Estado alemán Matthias Erzberger el 11 de noviembre de 1918 en un vagón de tren en el bosque de Compiègne, a unos 90 kilómetros al norte de París.
Ya no quedan combatientes supervivientes pues el último ‘poilu’, Lazare Ponticelli, falleció en marzo de 2008 a los 110 años de edad. Tampoco se conserva el vagón 2419-D donde se firmó aquel 11 de noviembre el armisticio. Durante la Segunda Guerra Mundial, Hitler se tomó revancha e hizo que los franceses firmaran su rendición en el mismo vagón de Compiegne el 22 de junio de 1940. Después los alemanes se lo llevaron como trofeo de guerra, así como la inscripción de piedra donde se hacía alusión a la capitulación. Poco antes de que acabara la contienda, las SS se encargaron de su destrucción, ante el temor de que se les hiciera firmar la rendición en él por segunda vez.
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