Efectivamente, pasear por la estación es una costumbre que se fue perdiendo a manos de los nuevos modelos de ocio, capitaneados por la implantación de la televisión. En esos tiempos -en los que la jornada laboral era de seis días- los domingos en familia quedaban reservados para los actos religiosos, las comidas reposadas, el cine (si lo había) y los paseos vespertinos por las zonas más atractivas del pueblo, entre las que no podía faltar la estación a las horas de llegada o salida de los principales trenes.
Por si os gusta el cine sobre trenes, aquí la reseña de la película "El Andén" de 1957:
http://www.filmaffinity.com/es/film796106.htmlSaludos cordiales.