Con todo respeto y precisamente por ello, creo que nos hemos equivocado todos o una gran mayoría al pensar que para ser modernos forzosamente hay que tener AVE y/o tranvía. Los criterios de racionalidad en cuanto necesidades de transporte lo incluyen todo a prori, es decir, Avión, barco, ferrocarriles y sus derivados, carretera y vehículo privado, etc.
El uso de cada uno de ellos se determina por la necesidad concreta y la capacidad que esa necesidad precisa. En los casos del avión y el barco hay un aspecto que no admite discusión por ser lógicamente insustituíbles, no obstante a partir de ciertas distancias superiores a los 700 Kms, más o menos, en el caso del avión, su utilidad es superior a la de cualquier ferrocarril por rápido que este vaya.
Por lo que se refiere al transporte urbano el criterio de selección del medio es exactamente el mismo, la única diferencia es que en este caso los medios a elegir son Metro o ferrocarril subterraneo, Tranvía, Trolebús, Autobús, Taxi, vehículo privado, bicicleta y por supuesto y quizás el más importante y el menos valorado; el peatonal. Efectivamente, el mayor número de desplazamientos dentro de una ciudad son total o parcialmente peatonales.
Por su capacidad de transporte el Metro se lleva la palma pero solo es útil en grandes núcleos de población con una gran demanda de público que justifique la gran inversión a realizar y este es el quid de la cuestión. Para ciudades medianas y algunos trayectos urbanos de las grandes el tranvía se ha demostrado como mucho más efectivo que el metro y con mayor versatilidad que este a la vez que su mayor capacidad y rapidez respecto al autobús lo hacen ideal e insustituíble. El tranvía por tanto es más barato que el metro pero requiere también de una infraestructura muy costosa que hace que su amortización sea asimismo costosa lo que nos lleva a que sin un índice de utilización adecuado se convierta en un lujo dificil o imposible de mantener, exactamente como le ocurriría al metro en su caso. Es mejor un buen servicio de autobús y/o trolebús que un mal servico de tranvía pues las ciudades no son elementos estáticos e inamovibles y en su crecimiento actual o futuro se puede llegar a la situación de hacer aconsejable el tranvía y si partimos de un mal precedente sus detractores tendran campo abonado como ocurre en BCN, por ejemplo, cuyas autoridades municipales han descartado la unión tranviaria por la Diagonal.
El caso de Zaragoza es también ilustrativo pues los responsables al efecto con muy buen criterio a mi entender eligieron el tranvía tras un estudio certero de utilidad, necesidad y capacidad, descartando el metro que muchos sectores asimismo influyentes promocionaban con argumentos de posición y prestigio que quizas ocultaban intereses de corporaciones de la construcción. El resultado ha sido espectacular pues el éxito del tranvía ha sido abrumador y su acogida por los ciudadanos fuera de todo pronóstico.
En los grandes núcleso urbanos, lógicamente, todos los medios citados tienen su espacio y pueden y de hecho deben complementarse.
El resultado ha de ser, en todos los casos, un transporte de alta calidad al servicio de los ciudadanos y ello requiere una mentalidad abierta y global sin posicionamientos a priori en favor de tal o cual medio por criterios ajenos a la funcionalidad pues en tal caso el resultado siempre es contrario al usuario y también para nosotros pues no hay peor noticia que pueda dársenos que la de la supresión de un servicio ferroviario o tranviario y más para los que vivimos la gran supresión de los años 60 y 70 con sus falacias, medias verdades y mentiras abiertamente descaradas.
Cuando en este país dejemos de guiarnos por esencialismos y nos pongamos a trabajar con criterios prácticos, habremos dado un gran paso y los avances sociales y tecnológicos vendran por añadidura, entonces y solo entonces el ferrocarril podra desarrollarse en todas sus posibilidades pues servirá para unir ciudades, ciudadanos y empresas. Ser en vez de aparentar, esta es la faena.
Saludos.