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La crisis económica mantiene aparcado el vagón de Franco en La Dehesa
Adema sigue esperando que algún promotor, público o privado, le dé utilidad
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Santiago Rello. Almazán
La difícil situación económica mantiene aparcado a día de hoy el conocido coloquialmente como vagón de Franco, que sigue protegido en un hangar junto a la antigua estación adnamantina de La Dehesa.
El vagón de tren, un modelo SS-3 que saltó a la fama por haberlo utilizado Franco en su día para mantener una reunión en Hendaya con Hitler, lleva en Almazán más de 15 años y, tras someterse a dos fases de restauración con sendas escuelas taller, sigue a la espera de que algún promotor, público o privado, se interese por darle alguna utilidad.
La actual presidenta del grupo de acción local adnamantino, Manuela Pinilla, señaló ayer que el hecho de que el vagón siga parado "se debe, sobre todo, a la situación económica que llevamos aguantando ya unos años, y que tiene a todas las entidades y administraciones sin fondos para acometer ninguna iniciativa. En el caso del vagón de Franco, la alternativa sería que un promotor, público o privado, se decidiera a darle una utilidad buscándole, sobre todo, un enfoque turístico".
En este sentido, recordó que la última propuesta, planteada hace casi dos años, provino del Ayuntamiento de Arcos de Jalón.
"Como allí tienen un pequeño museo al aire libre con elementos relacionados con el ferrocarril, sí que nos comentaron que tenían intención de venir un día a ver el vagón, para ver si les interesaba llevárselo hasta allí y poder exponerlo junto al resto del material ferroviario que ya tienen; pero eso fue hace casi dos años y, desde entonces, no hemos vuelto a recibir noticias al respecto", explicó.
Pinilla incidió en la singularidad de vagón, por su valor histórico relacionado con la figura de Franco, y defendió la importancia de conservar y poner en valor un elemento como éste. "La historia está ahí, y este vagón de tren forma parte de ella por su relación con Franco, que lo utilizó en su día para aquel viaje.
Por eso, por ejemplo, en el caso de Almazán podría ser un atractivo turístico más si la persona que se quede con el centro de turismo rural accesible de La Dehesa se decide a hacer algo con él, como exponerlo como un elemento del entorno de la estación", añadió.
Restauración
El vagón SS-3 que llevó a Franco a Hendaya para reunirse con Hitler en octubre de 1940 llegó a la villa adnamantina a finales de la década de los 90 formando parte de un convoy que incluía otros tres vagones más, y que se aparcaron en las vías, hoy en desuso, que hay junto a la antigua estación de La Dehesa, reconvertida después en un centro de turismo rural. La iniciativa, entonces, fue promovida por el grupo de acción local Adema, que llegó a plantear en aquellos años la posibilidad de utilizar estos vagones en un tramo de la línea Valladolid-Ariza.
Como paso previo a lo que podría haber sido este proyecto, el grupo llevó a cabo la reparación de un pequeño vagón de transporte y organizó dos escuelas taller con las que se acometió la restauración del que pasó a conocerse, coloquialmente, como el vagón de Franco.
El primero de los talleres, que se realizó en 2002, se centró en reformar toda la cubierta del SS-3 y en reconstruir el armazón exterior; el segundo, que se llevó a cabo con el lema 'Ars conservare II', tuvo lugar en 2005 y sirvió para acometer el acondicionamiento del interior, quedando todavía pendiente una tercera fase para completar la restauración que afectaría a las ruedas.
Adema sigue esperando que algún promotor, público o privado, le dé utilidad
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Santiago Rello. Almazán
La difícil situación económica mantiene aparcado a día de hoy el conocido coloquialmente como vagón de Franco, que sigue protegido en un hangar junto a la antigua estación adnamantina de La Dehesa.
El vagón de tren, un modelo SS-3 que saltó a la fama por haberlo utilizado Franco en su día para mantener una reunión en Hendaya con Hitler, lleva en Almazán más de 15 años y, tras someterse a dos fases de restauración con sendas escuelas taller, sigue a la espera de que algún promotor, público o privado, se interese por darle alguna utilidad.
La actual presidenta del grupo de acción local adnamantino, Manuela Pinilla, señaló ayer que el hecho de que el vagón siga parado "se debe, sobre todo, a la situación económica que llevamos aguantando ya unos años, y que tiene a todas las entidades y administraciones sin fondos para acometer ninguna iniciativa. En el caso del vagón de Franco, la alternativa sería que un promotor, público o privado, se decidiera a darle una utilidad buscándole, sobre todo, un enfoque turístico".
En este sentido, recordó que la última propuesta, planteada hace casi dos años, provino del Ayuntamiento de Arcos de Jalón.
"Como allí tienen un pequeño museo al aire libre con elementos relacionados con el ferrocarril, sí que nos comentaron que tenían intención de venir un día a ver el vagón, para ver si les interesaba llevárselo hasta allí y poder exponerlo junto al resto del material ferroviario que ya tienen; pero eso fue hace casi dos años y, desde entonces, no hemos vuelto a recibir noticias al respecto", explicó.
Pinilla incidió en la singularidad de vagón, por su valor histórico relacionado con la figura de Franco, y defendió la importancia de conservar y poner en valor un elemento como éste. "La historia está ahí, y este vagón de tren forma parte de ella por su relación con Franco, que lo utilizó en su día para aquel viaje.
Por eso, por ejemplo, en el caso de Almazán podría ser un atractivo turístico más si la persona que se quede con el centro de turismo rural accesible de La Dehesa se decide a hacer algo con él, como exponerlo como un elemento del entorno de la estación", añadió.
Restauración
El vagón SS-3 que llevó a Franco a Hendaya para reunirse con Hitler en octubre de 1940 llegó a la villa adnamantina a finales de la década de los 90 formando parte de un convoy que incluía otros tres vagones más, y que se aparcaron en las vías, hoy en desuso, que hay junto a la antigua estación de La Dehesa, reconvertida después en un centro de turismo rural. La iniciativa, entonces, fue promovida por el grupo de acción local Adema, que llegó a plantear en aquellos años la posibilidad de utilizar estos vagones en un tramo de la línea Valladolid-Ariza.
Como paso previo a lo que podría haber sido este proyecto, el grupo llevó a cabo la reparación de un pequeño vagón de transporte y organizó dos escuelas taller con las que se acometió la restauración del que pasó a conocerse, coloquialmente, como el vagón de Franco.
El primero de los talleres, que se realizó en 2002, se centró en reformar toda la cubierta del SS-3 y en reconstruir el armazón exterior; el segundo, que se llevó a cabo con el lema 'Ars conservare II', tuvo lugar en 2005 y sirvió para acometer el acondicionamiento del interior, quedando todavía pendiente una tercera fase para completar la restauración que afectaría a las ruedas.