Cadelo escribió:
Países de mierda ferroviariamente hablando, es que parece que hay que explicarlo todo. Mi país, Galicia, también es un país de mierda ferroviariamente hablando, "gracias" al gallego Rajoy entre otros.
Pero en fín, como algunos viven amargados y melancólicos, ahí les dejo un vídeo, para ver si mejoran su ánimo.
Si al menos la red ferroviaria de alta velocidad estuviera bien diseñada y bien ejecutada, entonces todavía podríamos sentirnos orgullosos de algo. Pero es que no es así:
- La LAV de Barcelona entra en Madrid por Atocha cuando su corredor natural es Chamartín, Barajas mediante.
- A Tarragona no hay que acercarse desde Lleida, sino desde Barcelona destino Castellón. Rodeo innecesario.
- Las nuevas LAV no coordinan sus esfuerzos con el transporte aéreo y no contribuyen a la racionalización del transporte de larga y muy larga distancia. El puente aéreo sigue existiendo y eso es error que pone de manifiesto la falta de aprovechamiento de las líneas existentes.
- El diseño de trazado de las nuevas LAV es incoherente con la capacidad de la infraestructura. Entrar en Camp de Tarragona a 120 por desviada pq más allá hay un desvío a 80 para entrar en andenes es quitarle capacidad a las infraestructuras. No coordinamos trazado con señalización de forma coherente.
- Desastres varios a nivel de ejecución de obra civil: túnel de Abdalajís, túnel de Pajares, viaductos de Montblanc, socabones de Bellvitge
- Mala planificación en general de la alta velocidad en sus extremos de línea: Murcia, Cartagena y Almería ya podrían tener AVE únicamente habiendo puesto un cambiador en Albacete y metiendo luego los trenes por la convencional desde allí hacia el sur. Sólo hacia falta el cambiador de anchos, abrir la variante de Camarillas y electrificar los trazados existentes. Capacidad nos sobra. Respecto de Almería, terminar de ejecutar lo iniciado y conectarlo en ibérico a la red murciana, fin del problema.
- Planificar la Y vasca para tráfico mixto no sirve de nada sin una línea de ancho internacional y válida para tráfico mixto que complete el trazado hacia el centro de la península.
- Sants, estación que ya se quedaba pequeña sólo para convencional, ahora con el AVE es un caos de viajeros y peligros de evacuación que no tiene más solución que la demolición completa. Y cuando exista Sagrera, la situación no será mejor.
- El tercer carril a Castellón es un disparate a nivel de capacidad y de utilización de infraestructuras, únicamente para que un tren en ancho internacional llegue a Castellón desde Madrid. Pues con un cambiador de ancho ya lo teníamos arreglado, tardando lo mismo.
- Los trenes de alta velocidad fabricados por Talgo son un desastre a nivel de conford y de concepto. La pendulación en alta velocidad no sirve para nada y el tren ligero está muy bien siempre y cuando no vaya pegando botes por la vía. Si tanto nos gustase el Talgo, habríamos coordinado esos trenes con los cambiadores de ancho necesarios para reducir costes, cosa que no se ha hecho. Mucho hemos tardado en homologar el maldito rodal RD para 300 por hora, cuando en los 90 ya se demostró que podía circular perfectamente a esas velocidades.
- La llegada a Valladolid en vía única y, en general, todos los trazados de AV en vía única, sólo ponen de manifiesto que no se sabe cómo usar la AV ferroviaria.
La alta velocidad era necesaria en España en los años 90 como lo fue en los años 50 del siglo XIX el ferrocarril convencional. El problema es que la alta velocidad se ha implantado en España siguiendo criterios dispares, sin mentalidad integradora con el resto de medios de transporte y sin voluntad de racionalización de recursos. Recursos varios, como son el suelo urbano, los slots aéreos o la capacidad de producción eléctrica del país. El ferrocarril de alta velocidad es una arma de doble filo, maneja grandes capacidades de transporte a la vez que requiere grandes cantidades de recursos, hecho que en España se ha tomado siempre a la ligera. Y de ahí viene el desorden generalizado a nivel de servicios que tenemos en estos momentos en todo el país. Y hasta que España no cambie de mentalidad, y sea un poco más como Francia, un poco más como Alemania o, sobretodo, un poco más como Suiza o como Japón, no daremos con la tecla que hace que el sistema funcione. Pero con unos sistemas educativos que no enseñan nada y una sociedad basada en la procrastinación y en el ocio masivo sin sentido, nunca llegaremos a ser nada más que un terruño mal cosido sin mayor aspiración que la de servir sangría a aquellos que lo único que nos envidian, son nuestras horas de sol.