javierfl escribió:
A mi modo de ver los T2 fueron un retroceso en el confort de los trenes nocturnos, que se acabó pagando caro. Los compartimentos eran estrechos e incomodos para el precio que se pagaba por ellos. Recordemos que en teoría los camas eran para viajeros que abonaban sus dineros por viajar acostados y comodos, y no era así.
Los compartimentos inferiores eran bajos y claustrofóbicos y los superiores... bueno eran aún peores. Viajaba uno, literalmente, acostado en el techo, y subirse a esas camas requería de condiciones físicas que no estaban al alcance de cualquiera.
De hecho, en la práctica se consideraban compartimentos de "señoras" y de "caballeros", cuando no se trataba de parejas. Abajo para señoras y arriba para caballeros, probablemente por pensar los gestores de la Renfe aquella, que los señores tenían más facultades trepadoras.
Con los bandazos del tren, con aquella vía que había aún en muchos sitios (sumado a los bogies Minden capados que eran todo ruido), estando tan arriba se bailaba lo suyo. En mi experiencia, si uno pretendía bajarse a hacer pis en la bacinilla aquella bajo el lavabo, tan sonora (se oía el rebote del chorro en todo el tren), en algunos tramos de vía mala donde el tren zumbaba un poco, se jugaba un buen morrón. Conozco quien se rompió el coxis en una maniobra de aquella, al caer, literalmente, de culo sobre el borde del lavabo.
Y si el compartimento era sobre los bogies, ya la cosa era para nota.
En lo posible se intentaba convenir con el literista (mediando o no precio que eso dependía) que le acomodase a uno en un compartimento central para intentar pegar algo ojo durante la noche. Me tiene pasado llegar a mi compartimento, central, y encontrarme con que me decían que no estaba disponible (la disculpa variaba, desde que estaba sin arreglar, no le funcionaba el aire o que no cerraba la puerta); como ya era uno perro viejo hacía ver que no colaba y acababa en su sitio reservado, me imagino que previa devolución al viajero que quería ser más avispado de su detalle con el literista...
Por otra parte, sobre todo al final, no estaban precisamente limpios, y el ácido olor a pensión antigua lo impregnaba todo.
La Renfe de los 70, 80 y 90 que tanto mitificamos tenía muchos debes, me temo, y no era tan demasiao como algunos creen ahora.
Acompaño una imagen de uno de los últimos T2 en servicio en azul, obtenidas en Gijón hace ahora casi 10 años justos, concretamente el 27 de abril de 2005. Con ese estado exterior, con desconchones, oxido y parches se imagina uno como estaba por dentro, y porque la gente huía de gastarse los cuartos en ellos. Y, sumado a lo largo de los viajes y a lo largo de los precios, explica porque muchos expresos murieron de pura consunción.
Saludos:
Javier.-
Los compartimentos inferiores eran bajos y claustrofóbicos y los superiores... bueno eran aún peores. Viajaba uno, literalmente, acostado en el techo, y subirse a esas camas requería de condiciones físicas que no estaban al alcance de cualquiera.
De hecho, en la práctica se consideraban compartimentos de "señoras" y de "caballeros", cuando no se trataba de parejas. Abajo para señoras y arriba para caballeros, probablemente por pensar los gestores de la Renfe aquella, que los señores tenían más facultades trepadoras.
Con los bandazos del tren, con aquella vía que había aún en muchos sitios (sumado a los bogies Minden capados que eran todo ruido), estando tan arriba se bailaba lo suyo. En mi experiencia, si uno pretendía bajarse a hacer pis en la bacinilla aquella bajo el lavabo, tan sonora (se oía el rebote del chorro en todo el tren), en algunos tramos de vía mala donde el tren zumbaba un poco, se jugaba un buen morrón. Conozco quien se rompió el coxis en una maniobra de aquella, al caer, literalmente, de culo sobre el borde del lavabo.
Y si el compartimento era sobre los bogies, ya la cosa era para nota.
En lo posible se intentaba convenir con el literista (mediando o no precio que eso dependía) que le acomodase a uno en un compartimento central para intentar pegar algo ojo durante la noche. Me tiene pasado llegar a mi compartimento, central, y encontrarme con que me decían que no estaba disponible (la disculpa variaba, desde que estaba sin arreglar, no le funcionaba el aire o que no cerraba la puerta); como ya era uno perro viejo hacía ver que no colaba y acababa en su sitio reservado, me imagino que previa devolución al viajero que quería ser más avispado de su detalle con el literista...
Por otra parte, sobre todo al final, no estaban precisamente limpios, y el ácido olor a pensión antigua lo impregnaba todo.
La Renfe de los 70, 80 y 90 que tanto mitificamos tenía muchos debes, me temo, y no era tan demasiao como algunos creen ahora.
Acompaño una imagen de uno de los últimos T2 en servicio en azul, obtenidas en Gijón hace ahora casi 10 años justos, concretamente el 27 de abril de 2005. Con ese estado exterior, con desconchones, oxido y parches se imagina uno como estaba por dentro, y porque la gente huía de gastarse los cuartos en ellos. Y, sumado a lo largo de los viajes y a lo largo de los precios, explica porque muchos expresos murieron de pura consunción.
Saludos:
Javier.-
El 5418, se repintó justo un año después (marzo de 2006) en esquema operadora junto con el 5434 para ser retirado del servicio en diciembre de ese mismo año.
como curiosidad, los T2 fueron retirados del servicio casi a la par que los Franceses, 6 meses después estos últimos, quedando en la zona occidental de Europa solo los T2s con los departamentos alineados aunque con numerosas reformas que supusieron la ampliación de los mismos.