juan242f2009 escribió:
Buenos Dias. Recuerdo haber mantenido alguna que otra conversación en aquella época con el entonces Gerente de Tracción en Valencia. Tampoco era particularmente partidario de la decoración que se adoptaba pero, al ser una cuestión relacionada con la seguridad, reconocía que era mucho más visible un testero amarillo por completo que, por ejemplo, uno verde o azul, algo con lo que tuve que estar de acuerdo. pero también decía que en cualquier país de nuestro entorno también sería más visible el mismo testero amarillo y no por eso les había dado a todas las administraciones por pintar el material de esa manera. En fin, acortando la respuesta, que como siempre, queremos ser más papistas que el Papa. Saludos.
Más que de seguridad, los tiros andaban por la cuestión económica. A la hora de diseñar y aplicar una decoración tipo Estrella o Milrayas a una locomotora, el trabajo de diseño, enmascarado y elección-aplicación de gamas de azules, amarillos y marrones-crema era mucho más oneroso (y en consecuencia, el resultado final infinitamente más estético) que el simplista y sobrio esquema taxi (sin líneas horizontales/verticales adaptadas al diseño y dimensiones de cada locomotora) caracterizado por dos únicos colores: amarillo limón y gris oscuro, aplicados siempre con el mismo criterio, ya se tratase de una locomotora 352, una 316, o una 251. La diferencia salta la vista. Un hecho que lo corrobora es la nueva 'decoración' que por aquella época se adoptó para los coches de viajeros: a pesar de que el futuro esquema 'Danone' blanco-azul todavía no había sido definido, los coches que pasaban la 'R' salían pintados totalmente de blanco, en vez de conservar su decoración original Estrella o azul-amarilla 'Nueva Imagen'. Las malas lenguas ya denunciaban que el ave empezaba a ser el pozo sin fondo al que iban destinado el grueso de los recursos presupuestarios, y había que restringir gastos en todo lo demás; parece que el tiempo les ha dado la razón, lamentablemente.
En cualquier caso, el resultado final fue decepcionante, y marcó el principio de una nueva época en la decadente mentalidad 'estética' de RENFE que, desgraciadamente, ha llegado hasta nuestros días.
Saludos