No sólo hablamos del tranvia del pasado, sino también del tramvia del futuro.
Articulo publicado en La Vanguardia, en defensa del Tram Diagonal, por Pere Macias.
Ildefons Cerdà, el gran ingeniero catalán, padre de la disciplina urbanística, fue rescatado del olvido y del menosprecio institucional gracias a dos auténticos homenots, Fabià Estapé y Albert Serratosa. El primero, aquel peculiar rector de la UB afiliado a Comisiones, consiguió que el Instituto de Estudios Fiscales, organismo dependiente del Ministerio de Hacienda publicara, en 1968, la gran obra de Cerdà, la Teoría general de la , escrita un siglo antes y considerada a escala mundial como el primer tratado de urbanismo. Albert Serratosa, otro gran ingeniero experto en planificación, en los años noventa fue comisionado por el gobierno de Catalunya para montar una gran exposición sobre la obra de Cerdà que paseó por medio mundo, que albergaron las más prestigiosas instituciones del pensamiento urbano, desde la Bienal de Arquitectura de São Paulo, pasando por Nueva York y por las grandes instituciones académicas de las principales capitales europeas. Hoy, de la mano de las supermanzanas, una derivada del modelo urbano de Cerdà, Barcelona vuelve a ocupar elogiosas portadas en la prensa americana.
El proyecto de Cerdà, era tan revolucionario que diseñaba una ciudad para la movilidad, un siglo antes de que se hablara en el mundo de la movilidad como elemento clave de la sociedad. Era tan visionario que fue capaz, cuando se acababan de implantar las primeras líneas de ferrocarril, de proyectar un esquema ferroviario con tres túneles bajo las calles del Eixample, precisamente el que un siglo y medio después se ha adoptado. Tenía tan claro que la vivienda era primordial que, antes de redactar su plan, escribió una monografía estadística de la clase obrera en Barcelona en la que describió las pésimas condiciones de vida de buena parte de la ciudadanía . ¿Había demasiada modernidad en aquellas propuestas de Cerdà y por eso fue incomprendido?
Hoy, la modernidad pasa por hacer las ciudades habitables. Y otra vez las apuestas audaces por transformar la capital catalana y su área metropolitana chocan con resistencias de los que no querrían cambiar nada. La diferencia es que, hoy, ya no es posible detener la historia. Una rápida ojeada al mundo nos ofrece mil y un ejemplos de hacia dónde se dirigen las metrópolis, no sólo para asegurar la calidad de vida a sus ciudadanos sino también la competitividad de su economía.
La alcaldesa de París, con una gran valentía política, ha presentado un proyecto para restringir la circulación de los vehículos diésel a partir del 2020. Además actuará en las siete plazas más centrales y emblemáticas restringiendo el espacio para los vehículos y recuperándolo para las personas. En un giro tan destacado como la Place de la Nation, de ocho carriles de circulación se pasará a ¡dos! En Berlín se anuncian cuatro nuevas líneas de tranvía en el sector occidental, recuperando todas las avenidas emblemáticas para uso preferente de los modos no motorizados y del transporte público. Unter den Linden, en el corazón cultural e institucional de la ciudad, es uno de los primeros hitos de esta ión. Y Nueva York avanza con firmeza hacia un modelo de ciudad más sabia en que el transporte público, el uso racional del coche, la movilidad eléctrica y la recuperación de espacios para peatones y ciclistas son las principales herramientas de trabajo.
Barcelona no puede permanecer ajena a este cambio de paradigma. Tiene que dar el salto, sin temores. Si alguien tiene miedo, que piense en el revuelo que se montó cuando se peatonalizó el Portal de l’Àngel o cuando se pacificó el tráfico en Gràcia y que se pregunte cuántas personas querrían hoy volver atrás... Si alguien tiene temores es bueno que los manifieste. La dialéctica entre la defensa numantina de un modelo caduco y la movilidad sostenible ya tiene, en todo el mundo, un claro ganador. Por eso la apuesta barcelonesa tiene que ser la de acordar social y políticamente todos los proyectos que responden a la inmediata y eficaz implementación del nuevo modelo. El tranvía por la Diagonal tiene que ser un ejemplo.