otzaurte escribió:
Cuando una empresa del tipo del que hablamos recibe materia prima la recibe normalmente de un único expedidor lo que facilita el transporte por ferrocarril. El producto acabajo en cambio tiene múltiples destinos y sobre todo un plazo de entrega muy corto lo que complica que el ferrocarril pueda competir. No podemos poner un tren que devuelva las toneladas transformadas a partir de lo que otro tren trajo por que esta producción puede tener como destinos Madrid, Barcelona, Bilbao... Y no se puede decir al cliente que se lo mandaras cuando reunas la carga suficiente como para llenar un tren y mandárselo.
Lo que se tendría que plantear son estrategias intermodales, donde existan estaciones cabecera de una zona donde los camiones acerquen la carga al tren y viceversa y desde donde se puedan crear líneas regulares de mercancías como existen en pasajeros. Eso conlleva un problema principalmente: quien es el valiente de hechar al paro a los que sobren de la carretera?
Esa es la clave, entender que la carretera y el ferrocarril pueden ser realmente complementarios entre sí, y no competidores, tanto en tráfico de viajeros como de mercancías. En muchos países de Europa, como por ejemplo Bélgica y Suiza, no existe servicio de autobús en aquellas relaciones que se pueden realizar por tren directamente, para ello en muchos casos existe una red complementaria de autobuses que conecta las estaciones con los pueblos y ciudades que no dispongan de tren, y por supuesto los horarios están perfectamente sincronizados. En España no, aquí se conciben los diferentes modos de transporte como "enemigos irreconciliables", y hay que luchar por quitarle al otro la mayor cuota de mercado posible. Un ejemplo de este dislate es una línea de autobús interurbano que pasa por donde yo vivo: la 690 Navacerrada - Guadarrama, que lógicamente da servicio a las poblaciones intermedias: Becerril de la Sierra y Collado Mediano. En este último el autobús conecta directamente con la red de cercanías de Madrid, concretamente la línea C-8b, pues la carretera para justo al lado de la estación y de hecho existe una parada junto a ella. Con unos horarios adecuados esta línea serviría para acercar a los habitantes de Navacerrada, Becerril y Guadarrama a la estación para poder coger el tren a y desde Madrid. La cadencia regular de trenes (en hora valle a los 43' en sentido Madrid y a los 13' en sentido Cercedilla y Segovia, y en hora punta con cruce de un tren en cada sentido a los 13' y 43') permitiría establecer para los autobuses unos horarios adecuados para facilitar la conexión con la red ferroviaria. Pero no, los organismos implicados en la gestión de esta línea, el Consorcio de Transportes de Madrid y sobre todo la empresa concesionaria del servicio de autobús en la zona, Larrea S.A., no ven esta complementariedad. De hecho, de su falta de voluntad de enmendar esta situación en los diferentes cambios de horarios se desprende la conclusión de que interpretan que facilitar la conexión de los pueblos cercanos con el tren implicaría una pérdida de viajeros en las líneas de conexión con Madrid, y prefieren perder dinero paseando autobuses literalmente vacíos en la 690 (por eso hace 2 años redujeron el número de servicios al día de 6 a 3), antes que facilitar el acceso al tren a las localidades que carecen de él sincronizando los horarios de paso. La situación es tan patética que a las 7:43 hay un tren hacia Madrid, y el autobús pasa junto a la estación de Collado Mediano aproximadamente a las 7:50; hay otro tren a Madrid a las 8:13 en los días laborables, pero tener que esperar unos 25 minutos es algo que muy poca gente, sobre todo en invierno, está dispuesta a soportar, y más teniendo en cuenta que en el vestíbulo de la estación casi no hay asientos y que muchos días, si no todos, la calefacción está fuera de servicio.
Al otro lado de los Pirineos esto lo han entendido muy bien: la carretera debe quedar, donde sea posible y factible, como complemento del ferrocarril, cuya capacidad de transporte y menor coste energético implican un gran ahorro, tanto económico como energético. Pero para eso la cadena logística tiene que estar perfectamente sincronizada, y es aquí donde la falta de seriedad de Renfe ha hecho mucho daño a los diferentes cargadores, provocando que en muchos casos hayan abandonado el tren, a pesar de que para muchos de sus tráficos sería más rentable. Por ejemplo, Leche Pascual lo que hacía era llevar sus contenedores en tren hasta la terminal de Abroñigal, y de ahí se cargaban en camiones sin ruptura de carga, de manera que el camión se transformaba en el complemento perfecto del tren para grandes cargas. Pero entre los problemas con Renfe y el remate que supuso el hundimiento del túnel de Somosierra, finalmente se pasó a la carretera: el rodeo por Burgos y Valladolid no era rentable.