Efectivamente; parece ser que fueron conferidos sobre todo con vistas al tráfico de trenes de peregrinos, aunque por aprovechamiento de material circularon y prestaron servicio como literas convencionales en los estrellas nocturnos que por aquel entonces cruzaban el país de norte a sur y de este a oeste.
En su triste ocaso ofrecían una curiosa disposición interior, gracias a nuestra "amada" RENFE, todavía con mayúsculas. Debido a la clara voluntad de reducir las composiciones al mínimo, haciendo desaparecer los relativamente poco utilizados pero recientemente reformados A10x-12100 y B12x-12300 de plazas sentadas, la mitad del vagón se vendía como plazas de segunda y la otra mitad como literas. De esta guisa acabaron sus días por ejemplo en la rama de Bilbao del Costa Vasca, antes de que se redujera su composición a un triste coche de primera clase A10x-10000 y un T2. La siguiente reducción fue su desaparición, obviamente. Recuerdo especialmente el último viaje invernal con un coche literas de esta serie, ya que debido a que el sistema de calefacción dejó de funcionar en el mismísimo andén de salida, el estrella Costa Vasca salío de Bilbao-Abando casi una hora más tarde pues tuvieron que reemplazarlo con otro coche. Al menos, entonces quedaban los suficientes coches en reserva como para atender tales eventualidades.
En cualquier caso, fueron más cómodos que el "experimento con gaseosa" que hicieron con los Bc11x-11600 de doce departamentos, realmente estrechos, transformados de los BB-87xx de ventanas de 1,2 m., de escasa vida y uso debido a la caída en el número de plazas acostadas en los trenes nocturnos, por lo que acabaron su vida como vagones refuerzo, muchos de ellos como coches de segunda con plazas sentadas de 8 por departamento y un espacio minimérrimo (palabro inventado)

entre rodillas enfrentadas para los sufridos viajeros y del que doy fe en un viaje nocturno infernal hasta Valladolid Campo Grande.
Saludos
Carrington, en plan abuelito Cebolleta
Al parecer, talibán de la explotación ferroviaria a escala. A pesar de eso, me gusta un buen plato de spaghetti. De los de verdad.