Linea Alcazar de San Juan- Albacete - La Encina

MIKADO269 me ha despertado la nostálgia de esta estación donde yo todos los veranos cogía el Torre del oro hacía Tarragona entre el 80 y el 89, era imposible a eso de las 14,00 horas tomarse una cocacola tranquilamente en su preciosa cantina....O la cocacola, o los trenes que no paraban de chirriar con el "vacío" tanto a una lado como al otro de la cantina , (panchorgas, 7600, 1900 incluso con las cisternas del Tomelloso, el ter de Algeciras, suizas,444, 303 o 308 maniobrando ectr) Por entoces el rápido solía llegar de andalucia con una o dos horas de atraso y mi madre se desseperaba para gozo mio. Me pasaba el viaje en la plataforma de los 9000 para no perderme el espectaculo en especial al entrar a Valencia con su reserva a la derecha y posteriormente Fuente San luis.

Un saludo nostálgico pero afortunado.

mikado269 escribió:

preciosas fotos!!...sobre todo,con la nevada cayendo,cualquiera diria,que estarias en busdongo..
esa 318...no tiene desperdicio.lastima que fuera de noche...y aun,dando batalla,por nuestras lineas.como dice un forero de aqui,en su avatar...POWER ALCO!!,
respecto a esta linea,para mi es muy especial,porque por esta linea,iba yo alla por los años 85-90,camino de alicante,en el costa blanca.cuando pasaba por estos pueblos de la mancha,en verano,a mi destino de vacaciones,siempre iba asomado a la ventanilla de mi 8000,oliendo los aromas,de el fermentado de vino..que llegaba a mi 8000 circulando a 100 kms/h..pasando los cambios,dando unos saltos,que reiros vosotros del de felix bautgartner,... ..que parecia que en cualquier momento,saldriamos fuera de via.
y parando en casi todas las estaciones...alcazar,que paraba mas de 30 minutos,campo de criptana,socuellamos,villarobledo,la roda,albacete,que no bajaba la parada de otros 30 minutos..aparte de que,recuerdo de carecer de traccion electrica hasta alicante,y por eso,en albacete,cambiaban la japonesa que traiamos,y cambiaban por la 333...y de ahi..vueeelta a las paradas en las estaciones.llegabamos,a la encina,con las primeras luces del dia,casi a renglon seguido,e incluso,parando al mismo tiempo,que el estrella de valencia(no recuerdo su nombre ahora)...pero,como dije,para mi,es y sera siempre,una linea adorada,.y fantastica.
saludos,con añoranza!!

Comparto totalmente tus vivencias, pues yo vivo en La Roda y, por unos motivos o por otros, a menudo utilizaba los numerosos trenes que unían los pueblos y ciudades de esta línea para viajar. El Expreso Madrid-Valencia, que yo sepa, nunca llegó a tener nombre comercial. Luego estaban los otros dos: Madrid-Alicante (Costa Blanca) y Madrid-Cartagena (Costa Cálida). En aquellos años disfrutábamos de una cantidad y variedad de trenes muy difícil de imaginar hoy en día: uno que recuerdo de forma muy especial era el Expreso Barcelona-Andalucía/Extremadura, pues su larguísima composición de verdosos coches 8.000s parando en La Roda no parecía tener fín. Las noches de verano eran mágicas, con el calor sofocante de La Mancha, después de cenar nos juntábamos la pandilla de amigos a eso de las 23 horas para trasnochar un poco más de la cuenta, y mientras unos se iban a por ahí a hacer sus 'gamberradas', otros salíamos disparados a la estación a ver trenes: qué emocion nos daba cuando, delante de nosotros, salía el especialista a cerrar la barrera del paso a nivel para 'traerse la llave' y poder abrir las señales. Pasaba junto a nosotros, y nos saludaba con una especie de complicidad, la de álguien que sabía de nuestra pasión por este mundo tan maravilloso: -Qué, ¿ya estáis listos para ver unos cuantos trenes?- nos preguntaba. Y qué TRENES! A continuación, pasaba a la sala de circulación, cuya puerta permanecía abierta para refrescar aquella dependencia con ese característico olor medio de oficina, medio de sala con aparataje eléctrico. Al asomarnos a quella sala desde la puerta del andén, se vía el interior a media luz, con la mesilla y su flexo encendio alumbrando el cuadernillo donde estaban anotadas las circulaciones y su hora de paso, algún documento más, etc. Pero el verdadero protagonista era el enorme pupitre donde estaba esquematizado todo el entramado de vías de la estación, con sus 'lucecitas' blanquecinas indicando la posición de las agujas, y los colores rojo de los semáforos indicando parada a la salida y entrada de cada uno de los haces de vías. Detrás del pupitre, en la pared del fondo una pequeña caja eléctrica de color verde, con su cerradura, unida por un grueso cable al pupitre antes mencionado y a la sala de relés donde estaba todo el aparataje eléctrico. Una vez que el especialista introducía la llave bouré que había sacado de la barrera, en la cerradura de la caja verde, el cuadro abría las señales necesarias para que los trenes pudiesen entrar y pasar por la estación.

Eran sobre las 23'30 horas, y aparecía el Expreso de Barcelona (como coloquialmente lo llamábamos), con su verdosa japonesa 269 seguida de una veintena de coches serie 8.000 -y algún 5.000 intercalado-. Si venía con algún minuto de adelanto, el factor de circulación lo desviaba a la vía 4, de esta forma al hacer los cambios más despacio -a 30 km/h- perdía algún minuto más de lo habitual y de esta forma llegaba clavado a su hora. El ambiente en la estación era fabuloso; la cantidad de personas allí congregadas para despedir, recibir o montar en el tren era considerable. Había una vida y animación difíciles de describir en estos renglones: una anécdota, un chascarrillo, un comentario que compartir con el factor de circulación y el resto de viajeros allí congregados. La costumbre de comprobar el correcto funcionamiento de la linterna se había convertido en todo un ritual: mientras el tren iba entrando en la estación y el factor hablaba con los allí presesntes, hacia girar la ruletilla que mudaba los plásticos rojo, naranja y verde en la óptica de la misma, proyectando un haz de luz multicolor sobre el suelo gris del andén; era un momento mágico, muy especial para unos niños que apenas llegaban a rozar la adolescencia. Y cuando nos queríamos dar cuenta, la verdosa Mitsubishi con sus ventiladores a plena potencia pasaba delante de nosotros, con sus chisporroteantes zapatas luchando por detener el enorme convoy; la bocanada de aire caliente, con esa mezcla de olor a quemado eléctrico y aceitoso daba paso al traquetero de los bogies Minden de los ochomiles, con sus dinamos girando a gran velocidad y las chispas de las zapatas rebotando contra el carril y las traviesas, deteniéndose lentamente pero sin la más mínima dilación. Todo un nuevo mundo quedaba situado delante de nosotros: decenas de compartimentos a media luz con sus cortinillas descorridas y las ventanillas bajadas en busca de la fresca brisa nocturna manchega. Unos viajeros dormían, otros mantenían una entretenida conversación o devoraban las páginas de un libro, otros fumaban asomados a la ventanilla... Apenas teníamos tiempo para ver mucho más, pues transcurrido uno o dos minutos, el factor daba un contundente soplo a su silbato para que fuese bien escuchado desde la locomotora, ya situada fuera de andenes, en los límites que admitían las vías de la estación, pero fuera del alcance del alumbrado de las farolas. Desde la japonesa respondían con su característico pitido, medio ronco medio agudo, y de nuevo el majestuoso tren empezaba a moverse. Muy lentamente la 269 conseguía poner en movimiento tan largo convoy. Nosotros, que poco a poco nos habíamos ido hasta casi la altura de la locomotora, observábamos con una devoción admirable cómo el potente foco rasgaba la oscuridad de la noche, iluminando el tramo inmediato a la locomotora; alejándose poco a poco, con la cabina iluminada ténumemente por los testigos y luces de los indicadores del pupitre de mandos de la 269. El tren se retorcía al abandonar la vía 4 e incorporarse de nuevo a la 2, algo que denotaban las hileras de ventanillas más o menos iluminadas en los compartimentos que alejándose se perdían en la inmensidad de la noche. La larga serpiente verde se estiraba en toda su longitud a través de las largas rectas de la llanura manchega, y lentamente el sonido de la Mitsubischi y el traqueteo de los coches de viajeros de nuevo daban paso a la tranquilidad y el silencio nocturnos; pero no por mucho tiempo, pues el Expreso-Barcelona era el tren que, cada noche, abría una prolongada letanía de circulaciones que se repartían otros muchos Expresos o mercancías (postales incluidos) durante toda la madrugada, y que no cesaba hasta casi las 5 de la mañana. Las noches eran así de mágicas; y así las recordamos y recordaremos quienes vivimos aquellos maravillosos años, para siempre.

Saludos

[pacheco]

GM333 escribió:

mikado269 escribió:

preciosas fotos!!...sobre todo,con la nevada cayendo,cualquiera diria,que estarias en busdongo..
esa 318...no tiene desperdicio.lastima que fuera de noche...y aun,dando batalla,por nuestras lineas.como dice un forero de aqui,en su avatar...POWER ALCO!!,
respecto a esta linea,para mi es muy especial,porque por esta linea,iba yo alla por los años 85-90,camino de alicante,en el costa blanca.cuando pasaba por estos pueblos de la mancha,en verano,a mi destino de vacaciones,siempre iba asomado a la ventanilla de mi 8000,oliendo los aromas,de el fermentado de vino..que llegaba a mi 8000 circulando a 100 kms/h..pasando los cambios,dando unos saltos,que reiros vosotros del de felix bautgartner,... ..que parecia que en cualquier momento,saldriamos fuera de via.
y parando en casi todas las estaciones...alcazar,que paraba mas de 30 minutos,campo de criptana,socuellamos,villarobledo,la roda,albacete,que no bajaba la parada de otros 30 minutos..aparte de que,recuerdo de carecer de traccion electrica hasta alicante,y por eso,en albacete,cambiaban la japonesa que traiamos,y cambiaban por la 333...y de ahi..vueeelta a las paradas en las estaciones.llegabamos,a la encina,con las primeras luces del dia,casi a renglon seguido,e incluso,parando al mismo tiempo,que el estrella de valencia(no recuerdo su nombre ahora)...pero,como dije,para mi,es y sera siempre,una linea adorada,.y fantastica.
saludos,con añoranza!!

Comparto totalmente tus vivencias, pues yo vivo en La Roda y, por unos motivos o por otros, a menudo utilizaba los numerosos trenes que unían los pueblos y ciudades de esta línea para viajar. El Expreso Madrid-Valencia, que yo sepa, nunca llegó a tener nombre comercial. Luego estaban los otros dos: Madrid-Alicante (Costa Blanca) y Madrid-Cartagena (Costa Cálida). En aquellos años disfrutábamos de una cantidad y variedad de trenes muy difícil de imaginar hoy en día: uno que recuerdo de forma muy especial era el Expreso Barcelona-Andalucía/Extremadura, pues su larguísima composición de verdosos coches 8.000s parando en La Roda no parecía tener fín. Las noches de verano eran mágicas, con el calor sofocante de La Mancha, después de cenar nos juntábamos la pandilla de amigos a eso de las 23 horas para trasnochar un poco más de la cuenta, y mientras unos se iban a por ahí a hacer sus 'gamberradas', otros salíamos disparados a la estación a ver trenes: qué emocion nos daba cuando, delante de nosotros, salía el especialista a cerrar la barrera del paso a nivel para 'traerse la llave' y poder abrir las señales. Pasaba junto a nosotros, y nos saludaba con una especie de complicidad, la de álguien que sabía de nuestra pasión por este mundo tan maravilloso: -Qué, ¿ya estáis listos para ver unos cuantos trenes?- nos preguntaba. Y qué TRENES! A continuación, pasaba a la sala de circulación, cuya puerta permanecía abierta para refrescar aquella dependencia con ese característico olor medio de oficina, medio de sala con aparataje eléctrico. Al asomarnos a quella sala desde la puerta del andén, se vía el interior a media luz, con la mesilla y su flexo encendio alumbrando el cuadernillo donde estaban anotadas las circulaciones y su hora de paso, algún documento más, etc. Pero el verdadero protagonista era el enorme pupitre donde estaba esquematizado todo el entramado de vías de la estación, con sus 'lucecitas' blanquecinas indicando la posición de las agujas, y los colores rojo de los semáforos indicando parada a la salida y entrada de cada uno de los haces de vías. Detrás del pupitre, en la pared del fondo una pequeña caja eléctrica de color verde, con su cerradura, unida por un grueso cable al pupitre antes mencionado y a la sala de relés donde estaba todo el aparataje eléctrico. Una vez que el especialista introducía la llave bouré que había sacado de la barrera, en la cerradura de la caja verde, el cuadro abría las señales necesarias para que los trenes pudiesen entrar y pasar por la estación.

Eran sobre las 23'30 horas, y aparecía el Expreso de Barcelona (como coloquialmente lo llamábamos), con su verdosa japonesa 269 seguida de una veintena de coches serie 8.000 -y algún 5.000 intercalado-. Si venía con algún minuto de adelanto, el factor de circulación lo desviaba a la vía 4, de esta forma al hacer los cambios más despacio -a 30 km/h- perdía algún minuto más de lo habitual y de esta forma llegaba clavado a su hora. El ambiente en la estación era fabuloso; la cantidad de personas allí congregadas para despedir, recibir o montar en el tren era considerable. Había una vida y animación difíciles de describir en estos renglones: una anécdota, un chascarrillo, un comentario que compartir con el factor de circulación y el resto de viajeros allí congregados. La costumbre de comprobar el correcto funcionamiento de la linterna se había convertido en todo un ritual: mientras el tren iba entrando en la estación y el factor hablaba con los allí presesntes, hacia girar la ruletilla que mudaba los plásticos rojo, naranja y verde en la óptica de la misma, proyectando un haz de luz multicolor sobre el suelo gris del andén; era un momento mágico, muy especial para unos niños que apenas llegaban a rozar la adolescencia. Y cuando nos queríamos dar cuenta, la verdosa Mitsubishi con sus ventiladores a plena potencia pasaba delante de nosotros, con sus chisporroteantes zapatas luchando por detener el enorme convoy; la bocanada de aire caliente, con esa mezcla de olor a quemado eléctrico y aceitoso daba paso al traquetero de los bogies Minden de los ochomiles, con sus dinamos girando a gran velocidad y las chispas de las zapatas rebotando contra el carril y las traviesas, deteniéndose lentamente pero sin la más mínima dilación. Todo un nuevo mundo quedaba situado delante de nosotros: decenas de compartimentos a media luz con sus cortinillas descorridas y las ventanillas bajadas en busca de la fresca brisa nocturna manchega. Unos viajeros dormían, otros mantenían una entretenida conversación o devoraban las páginas de un libro, otros fumaban asomados a la ventanilla... Apenas teníamos tiempo para ver mucho más, pues transcurrido uno o dos minutos, el factor daba un contundente soplo a su silbato para que fuese bien escuchado desde la locomotora, ya situada fuera de andenes, en los límites que admitían las vías de la estación, pero fuera del alcance del alumbrado de las farolas. Desde la japonesa respondían con su característico pitido, medio ronco medio agudo, y de nuevo el majestuoso tren empezaba a moverse. Muy lentamente la 269 conseguía poner en movimiento tan largo convoy. Nosotros, que poco a poco nos habíamos ido hasta casi la altura de la locomotora, observábamos con una devoción admirable cómo el potente foco rasgaba la oscuridad de la noche, iluminando el tramo inmediato a la locomotora; alejándose poco a poco, con la cabina iluminada ténumemente por los testigos y luces de los indicadores del pupitre de mandos de la 269. El tren se retorcía al abandonar la vía 4 e incorporarse de nuevo a la 2, algo que denotaban las hileras de ventanillas más o menos iluminadas en los compartimentos que alejándose se perdían en la inmensidad de la noche. La larga serpiente verde se estiraba en toda su longitud a través de las largas rectas de la llanura manchega, y lentamente el sonido de la Mitsubischi y el traqueteo de los coches de viajeros de nuevo daban paso a la tranquilidad y el silencio nocturnos; pero no por mucho tiempo, pues el Expreso-Barcelona era el tren que, cada noche, abría una prolongada letanía de circulaciones que se repartían otros muchos Expresos o mercancías (postales incluidos) durante toda la madrugada, y que no cesaba hasta casi las 5 de la mañana. Las noches eran así de mágicas; y así las recordamos y recordaremos quienes vivimos aquellos maravillosos años, para siempre.

Saludos

Excelente relato GM333 fiel reflejo de nuestro desaparecido ferrocarril en el estado más puro, te felicito eres un excelente observador y sobre todo un gran narrador. Saludos.

pacheco escribió:

Excelente relato GM333 fiel reflejo de nuestro desaparecido ferrocarril en el estado más puro, te felicito eres un excelente observador y sobre todo un gran narrador. Saludos.

Gracias por tus felicitaciones Pacheco; viniendo de tí tienen un gran valor. Como en aquellos años no tuve el acierto de tomar fotografías, ahora hago un esfuerzo de memoria e intento trasladaros en unas líneas mis recuerdos de la forma más fiel y gráfica posible; dicen que una imágen vale más que mil palabras, ya que imágenes de aquellos años no tengo, ahí van mis parrafadas con la esperanza de que no os aburran

Saludos

Mis recuerdos nocturnos, mayoritariamente por estas tierras del Sur, se extrapolan a Linares-Baeza y en menor medida a Espeluy y Moreda. Tal como lo relatas lo estoy sintiendo -no viendo- con una perfección imposible de describir, pero además en los míos, se mezclaban con el olor a orujo de las almazaras, el ronroneo acompasado o intenso de las diesel, y las eléctricas a partes iguales entre lo mecánico y clásico de las japonesas y lo 'digital' de las alemanas.. o las válvulas de seguridad de los circuitos de freno, o los mismos compresores cuando saltaban.. pero sobre todo, sobre todo por encima de todo lo demás, me quedará en la mente el soniquete constante del zumbido de los convertidores estáticos de los coches de viajeros, entre el silencio que el resto del Mundo dormía

Alcázar fue la primera vez que me agobié intentando seguir, controlar y anotar todo lo que veía y pasaba.. era una sobredosis ferroviaria que saturaba y absorbía la mente y el alma.. y tiempo después, cuando parecía que la cosa empezaba tímidamente a decaer, lo reviví en Medina. Y salvo raras excepciones, hasta el día de hoy. Debo ser perro viejo, o las cosas cambian...

tu relato tambien me ha transportado a aquellos años en la estación de San Sebastián (Guipuzcoa), donde veia los nocturnos empezar a pasar a la noche primero el madrileño, y despues el de barcelona, al madrileño en la via 1A le esperaba la 303 con un jjpd y el portacoches, que una vez llegaba el tren, se lo enganchaban por cola, al de barcelona le enganchaban solo el jjpd, era todo como una ceremonia todos los dias, pero antes cerca de la ultima hora de la tarde ya habia salido el sol de levante, tren con el que me fui varias veces hasta alicante, con su 269, su camas sus literas, que tiempos, la maniobra del postal todos los dias a las 7 de la tarde, previamente en una via muerta habian cargado el furgon postal, y cuando llegaba el postal de irun, desenganchaban la mitsu de turno que podia ser una 279 o 289 o 269, maniobraba hasta el furgon y se lo traia hasta su tren, toda una delicia para verlo diariamente, o hacia esa hora llegaba el ter de valencia, posteriormente sustituido por un camello 592 o 593, volviendo al ambiente noctucno los 2 trenes portugueses , tanto el de lisboa como el de oporto, con aquellos coches metalicos, y siempre limpios, y ya no te digo cuando me iba por la linea entre brinkola e irun a sacar en video todos los expresos de la mañana, tiempos en los que de verdad solo lo podemos ver en nuestras maquetas, y me dejo muchos trenes el iberia expreso que llegaba como hacia las 9 de la noche con su 333 verde y su largo tren, incluyendo un coche restaurante cafeteria con vivos colores azul y amarillo, que espectaculares eran las arranacadas de la 333, se oia por todo San Sebastián, el electrotren 432 rojo de madrid, el talgo de las 9:30 de la noche procedente de Madrid con su locomotora talgo 2000, ahora San Sebastián es un simple apeadero, en comparacion con todo aquello snif

fer

aar5058 escribió:

Mis recuerdos nocturnos, mayoritariamente por estas tierras del Sur, se extrapolan a Linares-Baeza y en menor medida a Espeluy y Moreda. Tal como lo relatas lo estoy sintiendo -no viendo- con una perfección imposible de describir, pero además en los míos, se mezclaban con el olor a orujo de las almazaras, el ronroneo acompasado o intenso de las diesel, y las eléctricas a partes iguales entre lo mecánico y clásico de las japonesas y lo 'digital' de las alemanas.. o las válvulas de seguridad de los circuitos de freno, o los mismos compresores cuando saltaban.. pero sobre todo, sobre todo por encima de todo lo demás, me quedará en la mente el soniquete constante del zumbido de los convertidores estáticos de los coches de viajeros, entre el silencio que el resto del Mundo dormía

Alcázar fue la primera vez que me agobié intentando seguir, controlar y anotar todo lo que veía y pasaba.. era una sobredosis ferroviaria que saturaba y absorbía la mente y el alma.. y tiempo después, cuando parecía que la cosa empezaba tímidamente a decaer, lo reviví en Medina. Y salvo raras excepciones, hasta el día de hoy. Debo ser perro viejo, o las cosas cambian...

En efecto Nacho, yo también tengo metido en la cabeza el sonido de los convertidores estáticos de los coches de viajeros; cuando se detenían los Estrellas de Alicante, Cartagena o Valencia y el suave rodar de los 11.000s y 12.000s daba paso a la quietud nocturna sólo escuchábamos eso: el lejano sonido de la 269 o 333 de turno en la cabeza del tren, y el sonido medio eléctrico/electrónico de los convertidores estáticos de los coches de viajeros. Sobre todo me vienen a la memoria los vivos y resplandecientes colores claros de la decoración Estrella, resaltando en fugaces refejos provocados por el alumbrado de las farolas en los andenes... Ver aquella procesión de coches, perfectamente enganchados unos con otros, con las gomas de los burletes de intercomunicación aprisionados al igual que los topes; todo ello daba una magestuosa sensación de armonía y perfección difíciles de describir para quien no lo haya visto.

trenando escribió:

tu relato tambien me ha transportado a aquellos años en la estación de San Sebastián (Guipuzcoa), donde veia los nocturnos empezar a pasar a la noche primero el madrileño, y despues el de barcelona, al madrileño en la via 1A le esperaba la 303 con un jjpd y el portacoches, que una vez llegaba el tren, se lo enganchaban por cola, al de barcelona le enganchaban solo el jjpd, era todo como una ceremonia todos los dias, pero antes cerca de la ultima hora de la tarde ya habia salido el sol de levante, tren con el que me fui varias veces hasta alicante, con su 269, su camas sus literas, que tiempos, la maniobra del postal todos los dias a las 7 de la tarde, previamente en una via muerta habian cargado el furgon postal, y cuando llegaba el postal de irun, desenganchaban la mitsu de turno que podia ser una 279 o 289 o 269, maniobraba hasta el furgon y se lo traia hasta su tren, toda una delicia para verlo diariamente, o hacia esa hora llegaba el ter de valencia, posteriormente sustituido por un camello 592 o 593, volviendo al ambiente noctucno los 2 trenes portugueses , tanto el de lisboa como el de oporto, con aquellos coches metalicos, y siempre limpios, y ya no te digo cuando me iba por la linea entre brinkola e irun a sacar en video todos los expresos de la mañana, tiempos en los que de verdad solo lo podemos ver en nuestras maquetas, y me dejo muchos trenes el iberia expreso que llegaba como hacia las 9 de la noche con su 333 verde y su largo tren, incluyendo un coche restaurante cafeteria con vivos colores azul y amarillo, que espectaculares eran las arranacadas de la 333, se oia por todo San Sebastián, el electrotren 432 rojo de madrid, el talgo de las 9:30 de la noche procedente de Madrid con su locomotora talgo 2000, ahora San Sebastián es un simple apeadero, en comparacion con todo aquello snif

fer

Las arrancadas de las 333 eran de lo más espectacular y magestuoso que haya podido vivirse en la época moderna de RENFE. El silencio de la noche quedaba roto por las notas sonoras de la sinfonía diesel de esta belleza de nuestros ferrocarriles. Si en los años 50 y 60 del siglo pasado fueron las Sta. Fe y Confederaciones las reinas de la tracción térmica en la Red, en los años 70 y 80 la voz cantante la llevaron las 340 y las 333. Por mi edad (nací en 1976) no llegué a conocer el Rápido de Madrid a Alicante y Murcia con las 4.000s, pero amigos ferroviarios de más edad que sí las recuerdan, me comentaron en varias ocasiones lo espectacular que resultaba la llegada de la 4.000 con su flamante Rápido de verdosos 8.000s. Sin duda que impresionaba verla entrar -procedente de Madrid- por la curva de la estación, apurando la frenada y ligeramente inclinada por el peralte de la misma. Con los furgones repletos de mercancías de toda clase. -"Algunos días le metíamos casi 20 minutos de retraso, debido a toda la facturación que había que cargar en los furgones"-, me relataban mis amigos en algunas conversaciones. Posteriormete arrancaba con su rugido ensordecedor provocado por los dos motores Maybach de 16 cilindros... Pura sinfonía diesel cuyo relevo fue asumido a finales de los años 70 por las diesel-eléctricas 333 y su rugido-silbido. La década de los 80 la recuerdo con los Rápidos modernos de las 333 y 269 y los coches 9.000s. Todavía recuerdo el azulado convoy llegar a las once y pico de la mañana procedente de Madrid camino de Levante... Había ocasiones en que tanto la 333 como los 9.000s venían en un estado de absoluta limpieza, lo que provocaba un intensto y resplandeciente constraste cromático de colores, acentuado por la luminosidad matinal en los meses estivales de mayo, junio, julio, agosto y septiembre. En esa época del año, el resplandeciente sol de La Mancha abrasa la llanura quemada con los colores ocres de los campos; en el llano espartano, bañado por los rayos solares surgía el contraste cromático del intenso verde oscuro de la 333, al que seguían los brillantes e impolutos tonos azulados de los nuevemiles. Una época muy especial que muchos viajeros y aficionados al ferrocarril recordamos vivamente, pues forma parte de nuestra vida.

333-042 con el Rápido nº 11520 Madrid-Ch a Cartagena. Albacete, 11 de febrero de 1985

Saludos

Trenando, al ver tu relato, haces que me transporte a mi estancia por el pais Vaco, concretamente a mayo de 1968, mi debut fué en Legazpia, puesto de bloque por motivos de renovación de via, con objeto de poder tener dos trenes en el trayecto de Zumarraga a Brinkola-Oñate, y viceversa, lo que cambia es que los trenes por aquellos años se traccionaban con electricas: 7000, 7100, 7200, la 7301, 7500, 7400, y alguna mikado con el potasa, por la noche espectacular, con los expresos en ambas direcciones, tambien preste servicios en Cegama-Apeadero y Brincola, y como interventor a diario pasaba por todas las estaciones y apeaderos, guardo muy gratos recuerdos. Un saludo Luque.

entre gm333 y luque , ya me estoy autotransportando a aquellos años, bueno gm333 como lo cuentas, parace que lo estoy viviendo y tambien a luque, luque que servicio prestaste en el apeadero de cegama? ya que yo sepa o para cuando yo he estado por primera vez en ese apeadero era solo eso un apeadero casi con parada facultativa, alguna 440 la tengo pillada parando en cegama apeadero, comentar para los que no lo saben, que el apeadero de cegama esta entre dos tuneles unos de ellos, el de aizgorri el mas largo de guipuzcoa, y justo, justo entre las bocas entran 2 440 acopladas, tambien ahi una subcentral electrica y el apeadero quedaba a varios km de cegama, por una carretera tortuosa llena de curvas, esta en lo que se dice en pleno puerto , entre alsasua y zumarraga, cuando iba alli a pillar trenes, cuando entraban por el tunel largo, te enterabas que llegaban por la ventolera que salia del tunel y mirabas y como tardaba unos minutos , lo veias venir por el foco y te daba tiempo de pillarlo, sin embargo por el otro lado, lado madrid, el tunel es en curva, y casi siempre te pillaban en bragas, recuerdo una de las ultimas veces que estuve alli, como ya no habia parada, hacer en el mismo apeasero, en la casetilla, y mientras pillabamos trenes hacer una barbacoa, que cosas se hacian , que recuerdos
luque esos años y encima con esas serie de locomoras como las 7000 7100 7200 etc seria de infarto, que pena que apenas vivi esos momentos
otra pregunta comentas una mikado con el potasero, te refieres a alsasua???

GM333 escribió:

mikado269 escribió:

preciosas fotos!!...sobre todo,con la nevada cayendo,cualquiera diria,que estarias en busdongo..
esa 318...no tiene desperdicio.lastima que fuera de noche...y aun,dando batalla,por nuestras lineas.como dice un forero de aqui,en su avatar...POWER ALCO!!,
respecto a esta linea,para mi es muy especial,porque por esta linea,iba yo alla por los años 85-90,camino de alicante,en el costa blanca.cuando pasaba por estos pueblos de la mancha,en verano,a mi destino de vacaciones,siempre iba asomado a la ventanilla de mi 8000,oliendo los aromas,de el fermentado de vino..que llegaba a mi 8000 circulando a 100 kms/h..pasando los cambios,dando unos saltos,que reiros vosotros del de felix bautgartner,... ..que parecia que en cualquier momento,saldriamos fuera de via.
y parando en casi todas las estaciones...alcazar,que paraba mas de 30 minutos,campo de criptana,socuellamos,villarobledo,la roda,albacete,que no bajaba la parada de otros 30 minutos..aparte de que,recuerdo de carecer de traccion electrica hasta alicante,y por eso,en albacete,cambiaban la japonesa que traiamos,y cambiaban por la 333...y de ahi..vueeelta a las paradas en las estaciones.llegabamos,a la encina,con las primeras luces del dia,casi a renglon seguido,e incluso,parando al mismo tiempo,que el estrella de valencia(no recuerdo su nombre ahora)...pero,como dije,para mi,es y sera siempre,una linea adorada,.y fantastica.
saludos,con añoranza!!

Comparto totalmente tus vivencias, pues yo vivo en La Roda y, por unos motivos o por otros, a menudo utilizaba los numerosos trenes que unían los pueblos y ciudades de esta línea para viajar. El Expreso Madrid-Valencia, que yo sepa, nunca llegó a tener nombre comercial. Luego estaban los otros dos: Madrid-Alicante (Costa Blanca) y Madrid-Cartagena (Costa Cálida). En aquellos años disfrutábamos de una cantidad y variedad de trenes muy difícil de imaginar hoy en día: uno que recuerdo de forma muy especial era el Expreso Barcelona-Andalucía/Extremadura, pues su larguísima composición de verdosos coches 8.000s parando en La Roda no parecía tener fín. Las noches de verano eran mágicas, con el calor sofocante de La Mancha, después de cenar nos juntábamos la pandilla de amigos a eso de las 23 horas para trasnochar un poco más de la cuenta, y mientras unos se iban a por ahí a hacer sus 'gamberradas', otros salíamos disparados a la estación a ver trenes: qué emocion nos daba cuando, delante de nosotros, salía el especialista a cerrar la barrera del paso a nivel para 'traerse la llave' y poder abrir las señales. Pasaba junto a nosotros, y nos saludaba con una especie de complicidad, la de álguien que sabía de nuestra pasión por este mundo tan maravilloso: -Qué, ¿ya estáis listos para ver unos cuantos trenes?- nos preguntaba. Y qué TRENES! A continuación, pasaba a la sala de circulación, cuya puerta permanecía abierta para refrescar aquella dependencia con ese característico olor medio de oficina, medio de sala con aparataje eléctrico. Al asomarnos a quella sala desde la puerta del andén, se vía el interior a media luz, con la mesilla y su flexo encendio alumbrando el cuadernillo donde estaban anotadas las circulaciones y su hora de paso, algún documento más, etc. Pero el verdadero protagonista era el enorme pupitre donde estaba esquematizado todo el entramado de vías de la estación, con sus 'lucecitas' blanquecinas indicando la posición de las agujas, y los colores rojo de los semáforos indicando parada a la salida y entrada de cada uno de los haces de vías. Detrás del pupitre, en la pared del fondo una pequeña caja eléctrica de color verde, con su cerradura, unida por un grueso cable al pupitre antes mencionado y a la sala de relés donde estaba todo el aparataje eléctrico. Una vez que el especialista introducía la llave bouré que había sacado de la barrera, en la cerradura de la caja verde, el cuadro abría las señales necesarias para que los trenes pudiesen entrar y pasar por la estación.

Eran sobre las 23'30 horas, y aparecía el Expreso de Barcelona (como coloquialmente lo llamábamos), con su verdosa japonesa 269 seguida de una veintena de coches serie 8.000 -y algún 5.000 intercalado-. Si venía con algún minuto de adelanto, el factor de circulación lo desviaba a la vía 4, de esta forma al hacer los cambios más despacio -a 30 km/h- perdía algún minuto más de lo habitual y de esta forma llegaba clavado a su hora. El ambiente en la estación era fabuloso; la cantidad de personas allí congregadas para despedir, recibir o montar en el tren era considerable. Había una vida y animación difíciles de describir en estos renglones: una anécdota, un chascarrillo, un comentario que compartir con el factor de circulación y el resto de viajeros allí congregados. La costumbre de comprobar el correcto funcionamiento de la linterna se había convertido en todo un ritual: mientras el tren iba entrando en la estación y el factor hablaba con los allí presesntes, hacia girar la ruletilla que mudaba los plásticos rojo, naranja y verde en la óptica de la misma, proyectando un haz de luz multicolor sobre el suelo gris del andén; era un momento mágico, muy especial para unos niños que apenas llegaban a rozar la adolescencia. Y cuando nos queríamos dar cuenta, la verdosa Mitsubishi con sus ventiladores a plena potencia pasaba delante de nosotros, con sus chisporroteantes zapatas luchando por detener el enorme convoy; la bocanada de aire caliente, con esa mezcla de olor a quemado eléctrico y aceitoso daba paso al traquetero de los bogies Minden de los ochomiles, con sus dinamos girando a gran velocidad y las chispas de las zapatas rebotando contra el carril y las traviesas, deteniéndose lentamente pero sin la más mínima dilación. Todo un nuevo mundo quedaba situado delante de nosotros: decenas de compartimentos a media luz con sus cortinillas descorridas y las ventanillas bajadas en busca de la fresca brisa nocturna manchega. Unos viajeros dormían, otros mantenían una entretenida conversación o devoraban las páginas de un libro, otros fumaban asomados a la ventanilla... Apenas teníamos tiempo para ver mucho más, pues transcurrido uno o dos minutos, el factor daba un contundente soplo a su silbato para que fuese bien escuchado desde la locomotora, ya situada fuera de andenes, en los límites que admitían las vías de la estación, pero fuera del alcance del alumbrado de las farolas. Desde la japonesa respondían con su característico pitido, medio ronco medio agudo, y de nuevo el majestuoso tren empezaba a moverse. Muy lentamente la 269 conseguía poner en movimiento tan largo convoy. Nosotros, que poco a poco nos habíamos ido hasta casi la altura de la locomotora, observábamos con una devoción admirable cómo el potente foco rasgaba la oscuridad de la noche, iluminando el tramo inmediato a la locomotora; alejándose poco a poco, con la cabina iluminada ténumemente por los testigos y luces de los indicadores del pupitre de mandos de la 269. El tren se retorcía al abandonar la vía 4 e incorporarse de nuevo a la 2, algo que denotaban las hileras de ventanillas más o menos iluminadas en los compartimentos que alejándose se perdían en la inmensidad de la noche. La larga serpiente verde se estiraba en toda su longitud a través de las largas rectas de la llanura manchega, y lentamente el sonido de la Mitsubischi y el traqueteo de los coches de viajeros de nuevo daban paso a la tranquilidad y el silencio nocturnos; pero no por mucho tiempo, pues el Expreso-Barcelona era el tren que, cada noche, abría una prolongada letanía de circulaciones que se repartían otros muchos Expresos o mercancías (postales incluidos) durante toda la madrugada, y que no cesaba hasta casi las 5 de la mañana. Las noches eran así de mágicas; y así las recordamos y recordaremos quienes vivimos aquellos maravillosos años, para siempre.

Saludos

GM333....lo has clavado,.tal cual,asi era.
cuando yo,iba toda la noche asomado,a la ventanilla de mi BB-8000...ahora,al leerte,me ha venido a la memoria,infinidad de ruidos,olores,paisajes,vivencias,situaciones....que tenia guardadas en mi memoria.ver,efectivamente,como la composicion del"cosa blanca",que al ser verano,iba mas que reforzada,posiblemente,pasaria de los 14 coches..ver en curvas,el resplandor del foco de la 269..pasar,como dije,por las agujas,a 100 kms/h,dando botes,y con mucho ruido,a metalico...oler,ese tufillo,a zapata quemada,cuando tenian que reducir velocidad...esas esperas,en mitad de la noche,por tener un semaforo en parada...en medio de las llanuras de la mancha..y no parar de cruzarnos,conmuchisimos trenes..tanto los expresos ascendentes,como mercancias..con las aun en activo,panchorgas(278),y francesas(276)..y cuando llegaba a mi destino,alicante,sobre las 7.30 de la mañana..llegar cansado,con sueño,pero..con una cara de satisfaccion...porque,simplemente,habia estado disfrutando,de mi mayor pasion..,de mi mejor compañero,y amigo..EL TREN!!

Aqui teneis ese sonido que tanto recordais en aquellas noches de los convertidores estaticos de los coches corria el año 1998 en la estacion de Linares Baeza

Bueno aunque el hilo se refiere a otra linea, pero no deja de ser el ferrocarril que ya es historia, .Trenando, al terminar mi etapa de militar en practicas, fuí destinado a Irun, primero de mayo de 1968, y me mandarón destacado a Legazpia de Factor de Circulación, como te decía por motivos de renovación de via, en turnos de 8/20 y de 20/8, y un descanso a la semana, pero en aquellos años Legazpia tenía Factor para la venta de Billetes, con compostor, y facturación y recepción de paqueteria, por cierto que el Factor era el Sr. Pedro, no recuerdo el apellido, y de Legazpia me mandarón a Cegama-Apeadero, lo describes muy bien, en la casa existente junto a la boca del tunel lado Cegama-Otzaurte, vivia el Capataz de Via y Obras, y en una habitación pequeñita en la parte baja se encontraba lo que denominaban Circulación, la carretera fatal, y te encontrabas mas solo que la una, de dia aun tenía un pase pero el turno de noche fatal.recuerdo el tunel aizgorri, que se hacia eterno por su longitud, te dedico algunas fotos de aquella inolvidable y maravillosa experiencia. Un saludo Luque.

Trenando, olvide decirte que la Mikado la ví entre Alsasua y San Sebastian, no recurdo donde nos cruzamos con ella, pues yo estaba de Interventor en Ruta y ese dia prestaba servicio en una unidad eléctrica a Miranda de Ebro, tampoco recurdo que transportaba, eran tolvas no se si de potasa o de balasto para la via, es la unica vez que la ví, ahora entre Pamplona y Alsasua, prestarón servicios de mercancias y viajeros hasta bien entrada la decada de los setenta, un saludo.Luque

Hermosas fotos de Legazpi y Cegama. Por aquellos años los trenes tranvía a San Sebastián e Irún se harían con las unidades 300. Los rápidos y expresos con locomotoras 7200, 7301, 7400 y 7500

Ya que al principio del hilo habéis puesto unas fotillos nevadas, aquí pongo yo unas de esa misma semana una vez realizado el relevo en Alcázar. La nevada realmente bonita e impresionante.

gracias luque por la explicacion, que curioso que cegama tenia circulacion, a que se debia?? no sabia eso, y en cuanto a legazpia, es increible tenia hasta paqueteria otro dato que desconocia, las fotos impresionantes, esa casa al lado de la via en cegama, me ponia ahi para filmar los trenes, en veranito que estaba fresquito, que recuerdos, y en cuanto a la mikado, yo creo que la verias entre vitoria alsasua llegando a cementos portland, digo yo , por que la verdad que seria la primera vez que oiria que habria circulado una mikado de alsasua hacia la frontera , ya te digo seria la primera noticia, que sepa yo, que vamos que igual ha sido asi
un saludo

fer

El túnel largo entre Zegama y Brinkola se llama Oazurtza.

Referente a Cegama-Apeadero prestando servicio de Circulación, fué debido a la renocavión de via, pues Cegama-Apeadero, no tenia personal, y en condicciones normales no prestaba servicio, el convertirlo temporalmente como puesto de bloqueo no tenia otra explicación que el agilizar las circulaciones, que de este modo permitian que pidiese haber dos trenes en un mismo trayecto, y sentido entre Brincola-Oñate y Cegama-Otzaurte, ó viceversa, por lo tanto una vez concluidos los trabajos se cerro el puesto de bloqueo, y lo mismo Legazpia, solo que esta ultima seguia con su venta de billetes y facturación, en cuanto al nombre del tunel, no lo recordaba, pues ya son muchos años de aquella experiencia, y lo de la mikado seguro que fué entre Alsasua y no se que destino, pero la unica vez que lo ví, tampoco las circunstancias que lo motivarón. Un saludo. Luque.

Luque va por ti...

Restos del apeadero

Tunel numero 38, Osina y la casa del capataz de vias y obras

Tunel numero 39, Oarzuza

Basauri72, no sabes como te agradezco tu dedicatoria, pues con esas fotos has logrado retrotraerme 65 años atras, veo que aun se mantiene en pie el edificio de la boca del tunel dirección a Cegama-Otzaurte, aunque ahora existe una edificación posiblemente de señales que tapa parte del edificio, y la puerta de entrada a lo que podiamos llamar circulación, que consistía en un telefono de magneto para comunicarse con Brincola-Oñate y Cegama-Otzaurte, para la petición y concesión de via en bloque telefónico, pues como comente en su dia la jornada era de 8/20, y de 20/8, o sea doce horas mas solo que la una, pero a pesar de todo uno era feliz, pues con 24 años todo se ve de color de rosa. muchisimas gracias y recibe un furte abrazo de Luque.