Preciosa y evocadora foto...
Uno puede identificarse plenamente con el niño que fue, absorto, viendo, oyendo.. el tren que se acerca saliendo de la niebla...
A mis hijos les pasa lo mismo, los pobres tienen que aguantar alguna que otra visita ferroviaria,...pero creo que al mayor no le desagradan...¿tendrá ya inoculado el mal?...jajajaja
paquete escribió:
Sé que son muy apreciadas las fotos de épocas anteriores, pero voy a compartir una especialmente reciente porque me agrada su composición con fuerte perspectiva, por el conjunto de elementos aparentemente desordenados pero que funcionan bien en conjunto, y por el mensaje respecto al eterno atractivo del ferrocarril. Me explico.
Como bien reflexionó Javier recientemente en la Cadena Ser, tiene el ferrocarril un magnetismo inconsciente para los niños que hace que incluso los más pequeños, los que nunca han visto una locomotora de vapor en funcionamiento sino estática o en películas, cuando la dibujan siempre le pintan correctamente hasta con el humo saliendo de la chimenea.
Mi hijo mayor no tiene ninguna atracción aparente por el mundo de los trenes, pero en esos días que de forma obligada le hago acompañarme a visitar lugares ferroviarios, cuando finalmente aparece el tren no puede evitar quedarse un momento en stand-by, embobado de forma magnética y catatónica observando la aproximación de la locomotora de turno.