Hoy está comenzando un nuevo acto de incuria y barbarie. La colección de Johnny Hassan, las más completa del tren eléctrico español en miniatura, en escala O, de los años 1940, 1950 y 1960, que se exhibía en el Museo Ferroviario de Madrid, está siendo obligada a abandonar el Museo porque la Fundación de los Ferrocarriles Españoles, de quien depende el Museo, necesita sitio para colocar su biblioteca. Esta colección, aparte de no seguir exhibiéndose en público, corre el peligro de despiezarse, ya que sus actuales propietarios, los herederos de Johnny Hassan, buscan compradores, que si no se hacen con el lote completo, ofrecerán ofertas por lotes pequeños o piezas sueltas, que serán finalmente, muy probablemente, aceptadas.
Parece ser, ya que ni la Fundación ni el Museo dan información fehaciente, que la nueva dirección del Museo, de nombramiento político y, por tanto, con escaso periodo de tiempo por delante (como la de la Fundación), considera que el tren en miniatura no debe ser un elemento importante en un museo ferroviario. No se sabe el porqué de esta falsa contraposición entre tren real y miniatura, ya que está demostrado que se complementan y estimulan magníficamente. Puede ser porque así se lo cree la nueva dirección o porque lo expone como excusa para perpretar un nuevo acto de incuria y barbarie, tan frecuentes, lamentablemente, en la historia de España.
Lo más probable es que una colección como la de Johnny Hassan, si de despieza, no pueda volver a reunirse. Johnny Hassan tuvo el detalle de mecenazgo de ofrecerla para su exhibición pública. Pero esto se desprecia por la actual dirección del Museo. Es como si la a la colección de pinturas de Carmen Cervera se la exigiera abandonar el local público donde ahora se exhibe y se vaya por ahí.
Hace poco, la presión de personas e instituciones ilustradas logró dar la vuelta al desatino del cese de Juanjo Olaizola como director del Museo de Azpeitia. Presionemos y exijamos que la colección Johnny Hassan siga intacta y se exhiba públicamente.