Un accidente ferroviario que ha pasado prácticamente desapercibido ocurrió hoy hace exactamente 65 años.
El relato de los hechos tal como lo ha recogido Antoni Nebot, es el siguiente.
A las 4,30 de la madrugada del día 4 de Enero de 1949, salió de la estación de Lérida el tren expreso 218 que con unidades procedentes de Bilbao, Irún y Madrid, se dirigía a Barcelona. El servicio se realizaba en doble tracción de acuerdo con el reglamento del expreso de Zaragoza a Barcelona vigente.
Después de efectuar la salida, se dirigió directamente al depósito de locomotoras a consecuencia de un error en el cambio de agujas, chocando violentamente contra una hilera de máquinas en espera de poder maniobrar hacia su lugar de garage, resultando tres de ellas con graves desperfectos y completamente destrozadas las dos del expreso, así como el furgón y el coche de primera clase que encabezaban la composición. A consecuencia del brutal encontronazo resultaron muertos el maquinista y el fogonero, cabo en prácticas del batallón de ferrocarriles, de la locomotora RENFE 230-2033 que iba en cabeza dando la doble tracción. También doce viajeros resultaron heridos de gravedad. El tráfico ferroviario se vió interrumpido durante 12 horas a causa de haber quedado interceptado el acceso al depósito impidiendo a las locomotoras salir del mismo para incorporarse al servicio.
La investigación posterior pudo comprobar que los maquinistas y fogoneros de ámbas locomotoras hicieron todo lo posible para evitar la catastrofe y que con su actuación evitaron que ésta alcanzara mayores proporciones pues tan pronto se apercibieron de que circulaban por distinta vía, cerraron los reguladores y dieron el contravapor mientras apretaban completamente los frenos del convoy en desesperado intento de detenerlo, pero la humedad de los raíles y los escasos 100 metros que restaban entre la aguja y las primeras locomotoras estacionadas no pudieron evitar el violento choque que su decidida actuación logró, en parte, amortiguar. La responsabilidad recayó sobre el jefe de estación que había dado la salida al express sin verificar la posición del cambio de agujas que se hallaba en la dirección del depósito después de que una máquina se había dirigido a allí minutos antes.
Al día siguiente tuvo lugar el entierro de los dos ferroviarios muertos en el accidente con un nutrido cortejo funebre acompañado de banda militar, dada la condición del fogonero fallecido, que desde la estación recorrió las principales calles de la capital del Segre.
A continuación podemos ver dos imágenes del suceso.
Lleida 04-01-49 Accidente tren expreso 218 (Arch.A.Nebot).jpg
Lleida 05-01-49 Entierro ferroviarios (Arch.A.Nebot).jpg
Muchos años más tarde el propio Antoni Nebot pudo recoger de viva voz el testimonio del maquinista de la locomotora que minutos antes había ingresado en el depósito y contra la cual se empotró, literalmente, el express. Éste todavía se emocionaba al recordarlo asegurando que nunca podría olvidar el dantesco espectáculo de las ruedas descarriladas de la pasamontañas girando aun en sentido contrario mientras escarbaban la tierra, el maquinista, ya cadaver, incrustrado al volante del cambio de distribución y el fogonero, con la cabeza destrozada que expiró delante de sus ojos sin que nadie pudiera hacer ya nada por él. Todo ello acompañado por los gritos de dolor de los heridos y de terror del resto de pasajeros que habían resultado indemnes. "Aquell dia vaig salvar la pell", decía el maquinista de la locomotora recien estacionada, "si no m'aparto de la meva màquina quan vaig veure que el tren entrava al dipòsit".........
Saludos