Índice general Foros Tren Real El que nace chicharra, vive viajando

El que nace chicharra, vive viajando

Moderador: pacheco



Desconectado
Mensajes: 73
Registrado: 17 Dic 2008 22:35
¡Hola a todos! Tanto tiempo que no pasaba por acá. Hace un par de años posteé un relato de mi viaje por Chile y Argentina en tren. Hace un par de meses, estuve en Europa y tuve la posibilidad de recorrer en tren varios países, de lo que, como pueden esperar, salió un relato. Actualmente lo tengo casi terminado, así que les voy a ir posteando cada parte en este topic para que las puedan leer.

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
EL QUE NACE CHICHARRA, VIVE VIAJANDO - PRÓLOGO


Generalmente los viajes han de planearse con tiempo, teniendo los factores bien considerados y trazados, para evitarse sorpresas y ahorrar. Estadías, traslados y comidas, que son factores críticos, con una buena planificación puede permitir un buen ahorro y aprovechar al máximo el dinero.

Este no fue uno de esos viajes.

Estábamos a 13 de Junio y me encontraba en mi casa con licencia, debido a una infección en el ojo. Entre las revisiones que continuamente realizaba de pasajes de avión, porque me había calentado un poco a principios de ese mes con viajar a Europa para el feriado largo del 18 de Septiembre, encontré una oferta no muy cara para la fecha y llamé a mi jefa en la oficina para ver si me daba unos días libres junto a esos feriados y simplemente la compré, empezando así la verdadera cuenta atrás, que había tenido sus primeras líneas en 2008 y su oportunidad más próxima de consecución anterior en Marzo pasado.

Pero bueno, simplemente me mandé y ya empezaba la cuenta atrás. Por último, para eso trabajo.

Había comprado un pasaje con ida el 12 de Septiembre y regreso el 22, porque consideraba que con 10 días de viaje se podía hacer una buena visita, sin descuidar el trabajo en la oficina, ya que solo estaría tres días afueras, que en términos reales habrían sido de poco movimiento. Había puesto al trabajo antes que mi, considerando la alta carga de trabajo que tenemos. En algún momento me dirigí a las oficinas de la aerolínea en Santiago para ver cuánto costaba el cambio de pasaje: $300.000. Quien me atendió me dijo que el precio era porque el sistema recalculaba el valor de ida y vuelta, como si cambiara ambos, por lo que me recomendó cambiar el pasaje una vez llegara a España, que me saldría más barato.

Ahora bien, ¿Para qué España?¿Para qué Europa? Personalmente, era un viaje que muchas ganas tenía de hacer. Es bien sabido mi afición por el ferrocarril, siendo el europeo un escaparate a nivel mundial de ferrocarril bien llevado o con mucho tráfico. Junto a lo anterior, me llama la atención el tema de las fronteras dentro de Europa, que se han vuelto muy etéreas, pero que siguen ahí y no solo implica un cambio de idioma, sino a veces de cultura. Además, bien venía un cambio de aire.

A medida que se acercaba la fecha, se hacían los respectivos preparativos, como comprar Euros y un pase Eurail, para viajar con descuentos importantes. Adquirí una lista de itinerarios y un mapa, ya que me servirían en caso de cambios intespestivos de ruta, los que se adivinaban bastante comunes.

12 de Septiembre de 2013. Luego de dejar la oficina la noche del 11, con mi hermana y mi madre nos dirigimos al Aeropuerto Arturo Merino Benítez de Santiago para el inicio de este gran viaje, el cual se venía fogueando desde 3 meses antes, con tiempo suficiente para evitar posibles colas por el fin de semana largo. Llegamos al Aeropuerto alrededor de las 14:30 (el vuelo salía a las 18:30), no teniendo ningún problema y en 5 minutos la maleta ya estaba ingresada y el Check-in hecho. 16:30 y pasaba a Policía Internacional para registrar la salida de Chile y esperar el avión. Mientras deambulaba, me llaman por mi nombre a la puerta de embarque:

- Señor, usted tiene la fila 10?

- Si.

- Bueno, han cambiado el avión y en aquel la fila 10 no existe. Acá está su nueva ubicación.

Pasadas las 18:00, subíamos al pequeño avión de Sky, que insumiría 2 horas en hacer el recorrido hacia Buenos Aires. Finalmente, un poco más allá de las 18:30, el avión levantaba vuelo y dejábamos Chile. Empezaba el cuento.

La ruta, por temas de menor costo, se haría en un avión de Sky hasta Buenos Aires y, tres horas después, en otro de Aerolíneas Argentinas con destino a Madrid, para llegar a la capital española a las 17:10 del Viernes 13 (12:10 hora chilena). Al llegar a Buenos Aires, nos derivaron por los largos pasillos a los pasajeros en tránsito, realizando una revisión con infrarrojo de los bolsos de mano y objetos metálicos.


Imagen
Terminal B de Ezeiza

La nueva ala del Aeropuerto de Ezeiza está en muy buenas condiciones y da al viajero una muy buena primera impresión. Recorrí un poco de los Duty Free y me dediqué a matar el tiempo viendo los aviones a medio oriente: Doha, Estambul y Dubai, que esa noche salían. Pagué en Euros algo para comer y me fui a hacer la fila. Mientras esperábamos, al vuelo de la puerta de al lado, de Aerolíneas Argentinas a Sao Paulo, se lo cancela por falta de personal, apiñándose la gente en el mostrador ya que les decían que el avión saldría en la mañana.

Ya arriba, cambiábamos a un avión enorme y de vuelos transcontinentales, con asientos más cómodos para el tipo de viaje a realizar. Inicialmente, pensé que serían los mismos de clase económica del vuelo a Buenos Aires, resultando en un alivio. Me tocó en una ventana, en la que estaba sentado un niño que viajaba solo. Me senté junto a el y empezamos a conversar un poco. Al rato, un viejo que estaba sentado detrás me pide cambiar de asiento, a lo que acepté, al no verle nada malo. Mi nuevo compañero de asiento resultó ser un portugués que iba a Madrid y luego a Dubai. Vi que el viejo adelante conversaba con el niño animadamente y, lamentablemente, dado el estereotipo que se ha generado en estos últimos años, pensé "no será pedófilo?". Le mantuve ojo durante el viaje y no pasó nada. De vez en cuando, el niño se daba vuelta y conversaba conmigo un par de palabras.

Salimos pasada la medianoche de Buenos Aires, rodeados de una tormenta eléctrica que rodeamos y luego pasamos por arriba, mientras yo la observaba con atención mientras nos íbamos acercando a ella, asombrado por la espectacularidad de la tormenta y el punto de vista desde el que la estaba viendo. La gente ya dormía y a las 01:30 despiertan a todos para servir la cena, lo que me pareció bastante inusual para la hora.



Imagen
Volando hacia Europa

Imagen
Interior del avión de Aerolíneas Argentinas

El resto del viaje fue bastante aburrido, al no poder ocupar mi celular ni para jugar ni escuchar música. Dieron una película de magos y sirvieron el desayuno cuando ya era de día sobre el mar. Siendo cerca de las 18:00 (5 horas menos en Chile), tocamos finalmente suelo español, en un día con 29°C. Rodamos por un buen rato por la larga pista y quedamos en el Terminal 1 de Madrid Barajas. Caminé por el largo pasillo del terminal de Barajas y ahí estaba: policía internacional, lo que se configuraba como mi particular problema para entrar a la Unión Europea.


- Buenas tardes.

- Buenas tardes, ¿Me da su pasaporte?

...

CONTINUARÁ

---------------------------------


Desconectado
Mensajes: 73
Registrado: 17 Dic 2008 22:35
------------------------------------------------------------------------------------
EL QUE NACE CHICHARRA, VIVE VIAJANDO - PARTE 1


Llegaba a las casetas de policía internacional europea y, cuando me tocó mi turno, pasé.

- Buenas tardes.
- Buenas tardes. Su pasaporte, por favor.

Lo entregué y estaba algo nervioso, porque tenía en mente la mala fama de la policía española a la hora de recibir a los turistas.

- ¿Por qué países va a estar? - dice el policía
- Bueno, estaré en España, Francia, algo de Italia...- decía mientras bajaba la mirada. Tengo un Eurail Pass también, vengo de vacaciones.

Sigue revisando mi pasaporte, lo timbra, lo cierra y me lo entrega.

- Muchas gracias. Adiós.

Y eso fue todo. Ni lo dimensionaba por la facilidad, pero ya estaba dentro de España, de Europa, tras menos de 30 segundos frente a un policía. Me dirigí a la correa transportadora y tras unos 10 minutos, encuentro mi maleta, con el sticker de Sky y las etiquetas de Aerolíneas Argentinas, saliendo por la puerta al hall longitudinal de la Terminal 1 de Barajas.

Lo primero que tenía que hacer en tierras flamencas era cambiar mi pasaje de regreso a Chile, que tenía para el 22 y que me recomendaron en las oficinas de Aerolíneas Argentinas cambiarlo en España, porque saldría más barato (En Chile, dos meses antes del viaje, me salía $300.000, unos US$600). Después de recorrer por todos los counters, llegué al de Aerolíneas Argentinas y pedí cambio para el Sábado 29.

- No hay para ese día.
- Ok, ¿Tiene para el Domingo 30?
- Si. En Turista le cuesta el cambio 530 Euros.

$350.000 pesos chilenos. Me quería cortar los huevos.

Salí de ahí y fui a buscar en otra aerolínea, a ver si había alguna opción más barata, pero terminé volviendo a Aerolíneas Argentinas, en donde me explicaban que la alta demanda de la fecha era lo que terminaba forzando ese alto precio. Resignado, pagué con la VISA y sólo a una cuota, que era lo que aceptaban. Ya liberado del trámite, recorrí a pie la distancia a la Terminal 2 de Barajas, donde se encontraba el acceso al Metro.

Bajé y saqué, por unos 7 Euros, el ticket para tomar el Metro hasta el centro, estación Nuevos Ministerios, para luego tomar otra línea en dirección a Madrid Chamartín, una de las estaciones principales.

Imagen
Metro Madrid

Llego a Chamartín, con sus 21 andenes y bastante calor en el ambiente y me sentí en una galería comercial, con locales a los costados y las escaleras para bajar a los andenes, además de las boleterías y oficinas en el nivel. Constantemente y casi sin pausa se escucha por la megafonía de la estación los anuncios automáticos de los distintos trenes de cercanías que por allí pasan, como parte del gran tronco del que se derivan diversos ramales hacia todos los sectores del conurbano madrileño.

Compré un chip para mi teléfono con una buena carga de internet por unos 20 Euros y ya estaba conectado con Chile, avisando de mi llegada y contando algunos detalles de lo que iba viendo hasta ese momento. En la estación, un Burger King me sirvió para aplacar el hambre que en ese momento sentía, sintiendo que la comida y bebida de ese local era menos plástica que la que se encuentra en Chile.

Pasé a la boletería para activar el pase Eurail, para así empezar a gozar, a partir del día siguiente, de sus beneficios, luego de lo cual se me acercó una mujer, chata y menuda, no mucho más vieja que yo, que pedía plata para poder viajar a Barcelona en el tren nocturno, el mismo que tomaría yo. Saqué un par de monedas que tenía en el bolsillo y junté 4 Euros, que me agradeció. Su nombre era Tamara.

Avanzaba la hora y no me quedaba mucho más que hacer tiempo, ya que no me animé a bajar a andenes hasta que apareciera mi tren. Mientras ojeaba la estación y los distintos locales que allí había, también me ponía a ver la distinta gente que allí había, en que había viejos, jóvenes, turistas, que de todas formas no hacían suficiente masa de personas como para hacer parecer la estación saturada, siendo incluso Viernes.

Los distintos destinos que aparecían en la pantalla electrónica que servía a los trenes de media y larga distancia, en donde mi tren ya estaba en pantalla: era el Estrella "Costa Brava" con destino a Cerbere (En Francia), tren de locomotora y coches Turista y Preferente de asientos y compartimentados, además de cafetería y Literas, remolcados por una locomotora alemana Siemens/Krauss-Maffei, conocida como Serie 252. Era el último tren nocturno de esas características en la península ibérica.

Rato después, aparece de nuevo Tamara y le pregunto cómo iba con la búsqueda de dinero para viajar a Barcelona, quien no había logrado reunir el suficiente dinero. Me bajó un ataque de bondad, la miré y le dije:

- ¿Sabes qué? Yo pongo la diferencia.
- ¡Ay! no lo puedo creer. Muchísimas gracias.
- Solo te pido una cosa a cambio. Si encuentras a una persona en tu misma situación, haz lo mismo que yo.
- Si, si - Responde ella

El monto que habría de poner estaba cercano a los 15 Euros, lo que no era tan grave, así que llegamos a la boletería y pedimos un pasaje en clase Turista, la más barata.

- No nos queda. Sólo hay en Preferente
- ¿Cuánto vale?
- 45 Euros.

Hasta ahí me llegó la bondad...

Salimos y buscamos otras opciones. Me decía que podía tomar el bus de la mañana siguiente a Barcelona, que por unos 7 Euros la dejaba allá, además de tener a un precio algo mayor el tren regional de la mañana.

- ¿No tienes a nadie en tu familia que te apoye con algo de dinero? - Le pregunto.
- No, porque voy sin decirles.
- ¿Por qué?
- Voy a ver a un "amigo" y ellos no saben.

Y con eso, se me fue la bondad definitivamente.

- Bueno, cuando coloquen el tren en el andén, baja y pregúntale al interventor (el nombre que en España le dan al conductor o guarda) si tiene espacio en alguno de los coches que lleva. Yo estaré en el andén, en caso de cualquier cosa.
- Ok - Respondió Tamara.

No la volví a ver.

Pasadito las 22:00, cuando ya el TrenHotel se había ido a Lisboa, aparece en la pantalla el andén en el que se encontraría mi tren, el 15, bajando inmediatamente al andén. Aparezco en el rojo y embaldosado andén, compartido con las vías 14 y 15, con un techo de media agua hacia cada lado, con pendiente hacia el centro, para desaguar. En la vía 14, se encontraba el TrenHotel con destino a Vigo, Pontevedra y A Coruña (una composición de TrenHotel para cada destino, yendo las tres acopladas), totalizando un tren de algo más de 25 pequeños coches, que llegaba hasta el final del andén.

Imagen
A la izquierda, TrenHotel. A la derecha, Estrella

Empecé a recorrer y mirar los coches, escuchando un sonido muy similar a los que tenemos en Chile, tratándose del convertidor de corriente. Los coches son blancos y con un par de filetes color rosa, que tiene casi todo el material de RENFE hoy en día, que resulta ser simple, pero aburrido. Además, se nota el poco cuidado que RENFE tiene con estos equipos, notándose algo de suciedad y óxido en algunas partes, que habla del poco interés que hay por este tipo de servicios. Entre los coches iban dos Litera, un mixto Preferente compartimentado/Cafetería, un Preferente de asientos y dos Turista, totalizando un total de 6 coches. Yo iba en el segundo, un Litera con compartimientos de 6 camas (bajas, medias y altas), totalizando 60 camas en 10 compartimientos. Yo, mientras, seguía en el andén tomando fotos de ambos trenes, que salían a las 22:30, juntos. Mientras, en las otras vías, pasaban trenes de cercanías y entraba algún otro por las vías de alta velocidad (Trocha estándar; las otras son de trocha ibérica: 1,668 m).

Imagen
252.050 y el tren

Imagen
Costa Brava

A las 22:20 subo al tren por mi coche y me topo con bastante movimiento de pasajeros por el estrecho pasillo de mi coche, buscando cada uno su respectiva cama. A mi me tocó en la habitación 5, cama alta. Dentro, estaba una dama que leía un libro, una pareja, otro muchacho, un tenista de 2 metros y yo. Todas las literas iban ocupadas (prácticamente todo el coche venía igual).

Imagen
La habitación

Pasa poco de las 22:30 y se empieza a mover el largo TrenHotel. Un minuto después, a eso de las 22:34, partimos nosotros. Al fin, empezaba a transitar rieles europeos. Rodábamos a trote suave por las vías de salida de Chamartín y las distintas conexiones que se aprecian a cada momento viniendo de diversos sectores. La 252 aceleraba y, saliendo del núcleo madrileño, nos empezamos a adentrar en la noche española, con la hora biológica algo cambiada, pero con todo el camino por delante, con todo por descubrir.


CONTINUARÁ

----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------


Desconectado
Mensajes: 73
Registrado: 17 Dic 2008 22:35
--------------------------------------------------------------------------------------------------
EL QUE NACE CHICHARRA, VIVE VIAJANDO - PARTE 2


Ya en el tren y posterior a la salida, me dediqué a buscar lugar para mi maleta, que no veía a simple vista. Haciendo un poco de espacio y con ayuda de otro de los pasajeros, la logramos alojar en el maletero sobre la puerta, tras mi cabeza. Alojé también mi polerón y mis zapatillas, porque con el calor que hacía allá adentro, no las iba a necesitar en un buen rato.


Imagen
Mi maleta, la negra de la derecha, desde la cama.


Al rato, pasó por las distintas habitaciones un funcionario de RENFE adscrito a ese coche: El literista, en su camisa casi blanca (adivinándose algo de azul) y pantalón de paño, controlando los pasajes de todos los pasajeros. Le pasé el mío, impreso tras comprarlo por internet. Al rato, teníamos nuestra primera detención, en la estación Alcalá de Henares, saliendo del núcleo de cercanías madrileño.

Al rato, el hambre arreciaba, así que me fui a buscar la cafetería. Llegué y pedí una gaseosa (me acostumbré a usar esa palabra en España) con un pan con jamón ibérico y queso, tostado (un vulgar Barros Luco). Esperé junto a la cocina a que el chef me diera mi orden, tomé asiento en la barra, bajo la luz de los tubos fluorescentes y abrí mi pequeña lata de Fanta mientras me comía el sandwich. Cabe destacar que en Europa las bebidas son mucho menos "tóxicas" que en Chile, ya que la Fanta tiene una pequeña fracción de jugo de naranja, dándole un sabor más suave, además de una apariencia más natural y no tan chillona como la que se ve en nuestros aparadores.

Volví a mi coche y el tren rodaba a buena velocidad, tomando las curvas bastante fuerte, lo que se notaba en como el coche te "tiraba" hacia un costado, seguramente corriendo a 160 km/hr en buenos sectores de la vía doble que nos lleva hasta la frontera. Al rato, me acosté en la cama y traté de dormir, bajo el calor reinante. La puerta de nuestro compartimento se encontraba abierta, para facilitar la ventilación. Al rato, me volví a levantar y bajé al pasillo.


Imagen
Pasillo del coche Litera


Saqué el cargador de mi celular y aproveché de cargarlo en uno de los enchufes para rasuradoras que se encontraba en el pasillo, junto a unos pequeños espejos (El coche fue fabricado en la década del 80, con afeitadoras eléctricas masificándose y el dibujito que adivinaba una persona afeitándose, que he visto hasta en los baños españoles de algunos coches chilenos). Aprovechaba de revisar facebook y chatear con gente en Chile, en plena tarde de viernes para ellos, cuando aparece una joven.

- ¿Se pueden usar éstos enchufes para cargar el móvil? - Me pregunta
- Si, claro. Yo mismo estoy cargando el mío.

Luego de eso, me acerqué a conversar un rato con ella, aprovechando que el hielo se había roto en cierto modo...

- Hola, ¿A dónde vas viajando? - Le pregunto
- Voy a Barcelona, a visitar a una amiga, y tú?
- Voy a Cerbere, estoy de vacaciones. Vengo de Chile.
- Eh, menudo viaje.
- Me presento, mi nombre es Domingo, mucho gusto.
- Yo me llamo Tamara - (jajajaja. Sí, me acordé de aquella).

Nos saludamos de dos besos en la mejilla...ya adoptando la costumbre española. Era unos 20 cm más baja que yo y, si mal no recuerdo, ojos claros y atuendo algo hippie con un ligero escote.

Nos pusimos a conversar del viaje en si mismo y de lo que programaba hacer, mientras, pasada la medianoche, parábamos en la estación de Sigüenza. Mientras seguía la conversación, en algún momento empezamos a hablar de temas meramente psicológicos, terminando enfrascado en un debate sobre lo que es el bien y el mal, en el que caí un par de veces en su planteamiento, asegurando que al final cada persona estaba en lo correcto en aplicar su propio concepto bien, tan retorcido como pudiese ser, cerrando el argumento con que el mundo estaba condenado, mientras yo trataba de ver el vaso medio lleno. Al final, la cosa terminó de forma que parecía que ella hubiese ganado y, sin ganas de hablar más bajo ese esquema, me despedí y me fui a tratar de dormir.

Habré dormido unas dos horas y fracción, despertando pasado las 2:30 de la madrugada, pasadito Zaragoza. La gente dormía en la habitación, mientras yo flojeaba en la cama, veía cosas por internet y luego me quedaba en el pasillo viendo pasar la noche. Aproveché de usar el baño del coche, bien equipado y limpio dentro de todo, a pesar de algunos detalles.

Ya cerca de las 06:00, entrábamos a otra estación importante del recorrido, Tarragona, ya en tierras catalanas y hacíamos una corta detención, con varios automotores en los andenes. Luego, partimos e inmediatamente agarra vuelo y corría a 160 km/hr, "a todo gas". Un ratito después, como a las 06:20, pasa el literista tocando la puerta de cada habitación y va avisando "Media hora para Barcelona". La gente se empezó a levantar de sus habitaciones y a preparar sus bolsos, además de ir al baño para lavarse la cara. Suertudos, habían podido dormir algo...yo venía con algo de "jet lag", sumado al poco sueño en el avión y en el mismo tren, pero le hacíamos el aguante igual. Ya amanecía y mientras me puse a conversar con uno de mis compañeros de habitación, que era un tenista que iba a un juego en Barcelona y se devolvía a Madrid. Ya clareaba el cielo y se empezaban a dibujar los suburbios de Barcelona, además de pasar algunas estaciones, como la que conecta con el Aeropuerto de El Prat de Llobregat, con algunos trenes de cercanías en los andenes. Pasadas las 07:05, hacíamos entrada a la vía 12 de la estación Barcelona Sants.

Barcelona Sants es una estación construída en 1979, cuyos andenes son subterráneos, mientras el hall está a nivel. Es la segunda estación en tráfico de pasajeros en España, con 30 millones de pasajeros al año, detrás de Madrid Atocha. Conviven trenes convencionales (larga y media distancia, además de cercanías) con los de alta velocidad en sus andenes, moviéndose por una serie de túneles por los que accedimos. Mucha gente bajó en Barcelona, prácticamente la principal detención de nuestro tren, por lo que el blanco andén se encontraba bien lleno, con harto movimiento de gente, aunque prácticamente nadie subió. Unos minutos de detención y seguimos viaje.


Imagen
Costa Brava en Barcelona Sants


Empezamos a desplazarnos por una serie de túneles, saliendo a la superficie por una vía que por el lado izquierdo presentaba una calle con palmeras y edificios pequeños de dos pisos, mientras que por el lado derecha presentaba una senda y las playas del Mediterráneo, mostrando un paisaje casi idílico, casi como para quedarse a vivir. En algún libro de Paul Theroux, leí una frase que mencionaba que la gente, al hacerse mayor y viajar, ve a cada momento nuevos posibles emplazamientos para vivir, lo que me sucedió en esa parte del viaje.

Me fui a la cafetería de nuevo a desayunar, mientras empezó a amanecer con el sol saliendo por el mar, una escena a lo que no estamos acostumbrados los chilenos. Empecé a recorrer los coches, lo que no había hecho durante la noche, tomando unas cuantas fotos. Mi coche Litera, con sus 60 camas ocupados, pasó a tener sólo 6, incluyéndome a mi, mientras que en los otros coches la situación no era muy distinta, llegando a ver uno con una sola persona. No deben haber venido más de 30 pasajeros desde la salida de Barcelona.


Imagen
Compartimento tipo Preferente

Imagen
Coche Turista

Imagen
Cafetería

Imagen
Amanecer

A lo largo del viaje por esa zona de la costa mediterránea catalana, pasábamos por varias estaciones de los trenes de cercanías, parando en una de ellas y tratando de tomar alguna foto. En una de ellas, en un español casi inentedible, dos personas que seguramente venían de África, me preguntaban si el tren paraba en Calella. Les dije que no sabía (seguramente esperaban un tren de cercanías) y que le preguntaran al interventor, que por allí andaba. Al rato después, si, paramos en Calella, pero a estos locos no los vi subir.


Imagen
Mataró

Teniendo la habitación para mi solo, la empecé a armar y desarmar a gusto, armando algunos asientos que salían de las camas que estaban preparadas y sentándome a descansar un rato, mientras pasaba el mar frente a mi. A rápida marcha nos acercábamos a otra de las ciudades catalanas importantes camino a la frontera, Girona, en donde paramos unos minutos, al igual que en Figueres, en donde dos personas que iban en mi coche tenían que irse a la estación de alta velocidad, distante unas varias cuadras de allí, para enlazar con el TGV a París, que salía en unos 40 min.



Imagen
Hacia Girona

Imagen
Girona

Al fondo ya se adivinaban lo que quedaba de los Pirineos, mientras la vía empezaba a transitar en curvas y contracurvas entre los cerros, mientras a la derecha empezaba a aparecer el mar Mediterráneo en los recovecos que dejaban los cerros al llegar al mar. Poco después de las 10:00, un patio de varias vías se abría a la izquierda, lleno de locomotoras tipo 269 (de diseño japonés, Mitsubishi) y las jóvenes 253, fabricadas por Bombardier, ambas usadas para servicio de carga. Estábamos entrando a la estación fronteriza de Portbou. Paramos bajo una nave similar a la de las estaciones Retiro en Buenos Aires y Mapocho en Santiago de Chile. Al costado, una unidad de cercanías haciendo servicio regional aguardaba en el andén.

Imagen
Llegando a Portbou

Imagen
Portbou

Ya con el tren casi vacío, empieza a avanzar y nos metemos en el ancho túnel bajo el cerro, yendo a unos 30 km/hr más o menos. Buscaba indicios de cambios y noté al medio del mismo que cambiaba el tipo de luz, por lo que ya cruzábamos al otro lado. Tras un corto recorrido, salimos nuevamente a la luz, más vías se abren a la izquierda, pero esta vez con las clásicas locomotoras de nariz partida francesas (Alstom) descansando en el patio y entramos a una estación con una simple pero interesante nave de fierro a dos aguas, mientras aparecían inscripciones en el andén de la policía francesa, en francés, naturalmente. Paramos y bajé del coche y allí estaba ya, habíamos cruzado como si nada, con la frontera física de esa pequeño cerro, a Francia. El Costa Brava rendía una vez más, como todas las mañanas de los Sábado.


Imagen
Cerbere, Francia

Era la primera vez que estaba en un país extranjero en el que no se hablaba mi idioma. Aún recuerdo la primera frase que pronuncié a un francés:

"Bonjour! Parlez-vous espagnol?" (Buenos días! ¿Habla usted español?)


CONTINUARÁ

_________________________________________________________________________________


Desconectado
Mensajes: 73
Registrado: 17 Dic 2008 22:35
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
EL QUE NACE CHICHARRA, VIVE VIAJANDO - PARTE 3

Cerbere es una pequeña localidad fronteriza, marcando el fin de los Pirineos en el Mediterráneo y el inicio del mismo, en la pequeña pero apacible costa que baña al pueblo. Llegué en el Costa Brava y me dediqué a recorrer el desierto andén, para tomar algunas fotos, leyendo las distintas inscripciones en francés y tratando de leerlas y/o adivinarlas. Era una mañana de sábado despejada y agradable, ideal para pasear un poco.

Un rato después de llegar, entra retrocediendo por el túnel internacional el tren "Intercité de Nuit" (Interciudades nocturno) desde la estación de Portbou, en el lado español. Este tren hace servicio desde Estrasburgo y Luxemburgo hasta Portbou, pasando por Niza, en la "Costa azul" francesa y lleva coches litera de 1era (4 literas por departamento) y de 2da clase (6 literas), además de coches con asientos, todo coronado por una locomotora ALSTOM, conocida como Sybic. Al rato después, entró desde España un tren de carga lleno de autos nuevos y contenedores cerrados, que se dirigió al amplio sector de cargas de la estación de Cerbere, denotando el gran movimiento de carga internacional que aquí se ve, para luego, finalmente, devolverse el "Costa Brava" a España.


Imagen
Tren "Intercités de Nuit" Estrasburgo/Luxemburgo - Portbou, retrocediendo a Cerbere

Imagen
Carguero de RENFE entrando a Cerbere

Imagen
Sybic maniobrando

Imagen
Adiós, Costa Brava!

Luego de aquellas fotos, me dirigí al interior de la estación. No es la gran cosa, presenta un hall simple, con algunos asientos para esperar cerca de las boleterías. A un lado, se encuentran los baños, mientras al otro estaban la salida y las escaleras que bajan al paso subterráneo hacia los otros andenes. Eso es una tónica de las estaciones europeas, en que los accesos a los andenes desde las estaciones no son a nivel de las vías, sino sobre o bajo nivel, eliminando la interacción de los pasajeros con las vías, reduciendo la posibilidad de accidentes.


Imagen
Edificio de la estación de Cerbere

Imagen
Patio de cargas y depósito de coches de Cerbere


Pasé a la boletería y no había nadie. La boletera venía caminando por la estación, me vio y se metió a la oficina, para al cabo de unos segundos tomar su puesto y saludarme con un Bonjour, respondiéndole lo mismo.

- Habla español? - le pregunté
- Si - respondió

Hice las reservas con el pase Eurail que portaba para los trenes Toulouse - Niza para la próxima madrugada del lunes y el París - Madrid del domingo de esa semana, lo que me permitía cumplir con la ruta que había trazado en Chile. Ya con los boletos en la mano, salí de la estación a recorrer el pueblo. Total, mi próximo tren salía dentro de más de una hora, así que tiempo de sobra había. Antes, me acerqué a una máquina de autoventas y me compré un jugo. A falta del idioma, bastante sirven esas máquinas.


Imagen
Calles de Cerbere

Fue mi primer contacto con el urbanismo europeo clásico, considerando que en Madrid me moví directo del Aeropuerto a la estación, además de su condición de ciudad capital, con elementos más cosmopolitas. Angostas calles, casi inexistentes veredas y las típicas casas de dos pisos, de pequeñas ventanas y colores pasteles, dan esa imagen que uno ve en películas o documentales. Saliendo de alguna de esas pequeñas calles, doy a otra, más principal y que bordea el Mediterráneo. Me quedo ahí un rato, con mi bolso cruzado y mi maleta con ruedas junto a mi, simplemente mirando el mar, con los veleros por allí pasaban, los cerros con sus casas y edificios, dos personas que en la playa estaban y, por encima, la estación. El sector en que está ubicada la estación y su patio, como se encarama en la bajada hacia el mar, está soportada por murallas de piedra para ganar algo de terreno, necesario para las operaciones (el gran patio de carga está hacia el otro lado, en un claro entre cerros).



Imagen
Calle principal de Cerbere. Sobre los arcos que se ven están las vías y detrás de los cerros, España.

Imagen
La playa

Imagen
El Mediterráneo


Luego del paseo, me devolví a la estación y pasé al andén isla, junto al cual, en la tercera vía, se hallaba el tren con destino a Avignon, del que me bajaría en Perpignan (Se lee "Perpiñán"), en donde tenía una reserva hotelera. Desde Cerbere salen algunos trenes diarios en dirección a Perpignan y Avignon, además de ser detención de los trenes internacionales a y desde España. El tren, de cuatro coches, había sido fabricado por la empresa Bombardier, bajo el concepto de su modelo AGC, con bastante presencia en Francia. Me quedé allí sentado, mientras otros turistas comían un baguette en un asiento cercano al mío. Unos 20 minutos antes de la salida, me subí al tren y busqué asiento. El interior del tren era en su mayoría blanco, con los asientos de segunda clase con un tapiz morado, mientras con los de primera clase, tras una pequeña puerta de vidrio, al final de tren, tenían un tapiz dorado. No había diferencia en los asientos propiamente tales, pero si estaba más aislado del resto, ya que, sumado a la puerta, eran pocos asientos.


Imagen
AGC Bombardier

Imagen
Interior del AGC

A las 12:35 y pasaditas, nuestro tren, con algo más de gente que lo que se había visto en el andén al subir, parte hacia Avignon. El tren tenía muy buena suspensión y rodaba suavemente por las vías galas, recorriendo por el costado de los cerros y con el mar a nuestro lado en la primera parte del viaje. El día se mantenía soleado y hacía calor, mostrando que seguíamos en verano, a pesar de que ya terminaba. El tren fue parando en varias estaciones a lo largo del recorrido hacia Perpignan (unas 10 estaciones, más o menos). En una de ellas, Argeles sur Mer, nos cruzamos con un tren histórico que iba hacia Cerbere, operado por una asociación. Normalmente lo hace con vapor, pero ésta vez lo hizo con una diesel, remolcando una formación de coches de acero inoxidables que antes dieron servicio en la empresa de los ferrocarriles del estado francés (SNCF; Societé Nationale du Chemins de Fer Francais). Cabe destacar que todas las estaciones de este corredor tenían sus letreros en francés, inglés y catalán.

40 minutos después, llegamos a Perpignan, la primera ciudad grande del recorrido. Bautizada como "Centro del mundo" por Salvador Dalí, está en la ribera del río Têt y data del siglo X. La estación presenta un edificio clásico y otro más moderno, construído hace poco y con configuración de centro comercial, el cual tenía supermercados, tiendas y un hotel, curiosamente en donde me hospedaría yo. Junto al moderno edificio se encontraba ya por salir un TGV con destino Lille, en el norte de Francia y Bruselas, capital de Bélgica. Tomé mis cosas y partí al hotel, llamado "Centre del Mon" (Centro del mundo). Se trataba de una habitación pequeña, con una cama y un baño junto al pasillo. De todas formas, era lo necesario para hacer un pequeño break del viaje, relajarme un poco, pegarme una ducha, cargar cámara, el celular y llamar a casa. Luego de eso y de cambiarme de ropa, dejé la maleta en el hotel y salí a recorrer las cercanías.


Imagen
Andén de Perpignan, luego de bajar del tren


Sin conocer mucho de Perpignan y sin querer aventurarme demasiado, fui a ver las cuadras cercanas, a ver qué se tejía. Como era sábado en la tarde, no había mucho movimiento en las cercanías de la estación, en pequeños locales ubicados en sus cercanías. El hambre acechaba y preferí dirigirme al supermercado que había en la estación para comprar algo para comer, cosa de echar las cosas en una canasta, pasar a pagar y listo, sin medir mayor conversación. Compré unos baguettes, queso y un jugo, pasé por caja. Un bonjour, pasé un billete grande (sin entender del todo el número que me había dicho, a pesar de que tenía una noción del costo), un merci y un au revoir...listo, almuerzo y picadillo para la tarde. Me habían comentado de unos humedales que había cerca de Perpignan, a un costado del mar, muy buenos para hacer fotos a los trenes que allí pasaron, por tener amplitud de campo para ello. Para ello, me debía dirigir a la estación Leucate - La Franqui (o simplemente Leucate, pronunciado "Lucát"), así que esperé el próximo regional con destino a Avignon y me subí. Con el pase Eurail, este viaje como el anterior me salieron gratis (generalmente, todos los regionales y cercanías con ese pase te salen gratis). Durante la media hora de viaje, nos cruzamos con tres trenes de carga, lo que muestra el intenso movimiento por el sector. Pensé que podrían no ser tantos y que, de pura mala suerte, en Leucate no vería nada.

Me bajé del tren y caminé por un pequeño sendero al costado de la vía con dirección este. En unos 5 minutos, había llegado a ese humedal, en donde se apreciaba hacia lo lejos algunos pueblos, cerros, el mar hacia el otro lado y muchos molinos de viento. A mis espaldas, nada más llegar, empiezo a escuchar un sonido que se acrecentaba. Tomé la cámara y aguardé...era un tren de carga, pasando a buen tranco (80 o 100 km/hr), cargado con contenedores hacia el este, el cual filmé.



Imagen
Humedales en Leucate

Imagen
Doble de AGC pasando por los humedales

En las cerca de tres horas que allí estuve, filmé y fotografié varios trenes de carga y pasajeros, incluyendo los TGV, teniendo bastante movimiento por el sector, digno de una vía internacional. Además, aproveché de relajarme con la brisa del sector y el silencio que reinaba. Finalmente, me devolví a la estación a esperar el tren con destino a Perpignan. Tenía visto que el mismo llegaría en cosa de media hora, pero justo esa frecuencia no corría el sábado, de lo que me enteré en la estación, por lo que tuve que esperar una hora más. Y bueno, otra cosa no quedaba...



Imagen
Carguero de SNCF, al mando de una Sybic, pasa en dirección a Perpignan

Imagen
TGV

Entre tren y tren que pasaba sin parar o con destino a Avignon, empieza a llegar gente a la estación (inicialmente estaba solo allí) y una señora francesa se me acerca a preguntarme algo, indescifrable para mi, a lo que le respondo con la otra frase que más usé allí: "Je ne parle pas francais" (Yo no hablo francés), con lo que empezamos a hablar en un simple inglés, pero que servía para entendernos, conversar un rato y hacer la espera más corta, a lo que se nos unió luego una pareja de ciclistas, uno de los cuales hablaba una pizca de español.


Imagen
Estación de Leucate


Durante la espera pasaron TGV, cargueros, el especial turístico de regreso e incluso un tren directo desde España, un tren Talgo (como el TrenHotel, pero diurno) con destino a Montpellier, proveniente desde Lorca, uniéndolas en 12 horas. Al final, a la hora pactada, aparece una dupla de AGC, que me lleva de vuelta a Perpignan, mientras ya anochecía, llegando a eso de las 20:40.





Pasé al hotel, descargué fotos desde la cámara y volví a los andenes a ver qué se tejía. Un TGV haciendo maniobras y estacionándose y otro carguero pasaban, mientras conversaba con un viejo español que me fue a preguntar algo en francés y terminamos conversando un rato en nuestra lengua nativa. Esperaba a un familiar que venía en uno de los últimos trenes. Luego, subí a mi habitación y me fui a dormir, luego de ver un poco de tele en francés (sin entender ni papa, obvio). Necesitaba descansar tras la larga tirada, pensando en que al día siguiente tocaba seguir viaje.


Imagen
TGV en Perpignan

Imagen
Nave de la estación de Perpignan original

Imagen
Hall del edificio nuevo de la estación de Perpignan


Domingo 15 de Septiembre. Despertaba a tiempo, un baño y de nuevo a la vía, pasé a la estación y al andén, ya que tocaba salir en viaje con rumbo noroeste, junto a los Pirineos, para tomar el "tren amarillo" (Train Jaune) hacia LaTour de Carol. Llegué medio justo, dos minutos y salió mi trencito de dos coches desde la vía D de Perrpignan, a las 07:30.

El pequeño automotor, rindiendo servicio TER (Transport Express Regional; mismo servicio bajo los que son nombrados los servicios que tomé en Perpignan y Cerbere), en el que viajaba tenía asientos simples, pero cómodos para el viaje que estaba realizando, de alrededor de una hora, teniendo mesitas adelante y un basurero al costado. Poca gente iba en el tren mientras la mañana se nublaba y avanzábamos por los campos franceses, en la apacible mañana. Pasamos por el patio de Le Soler, en donde se guardan trenes como los TGV, además de recibir carga como punto de distribución desde otras partes de Francia y desde España, a través de la vía de alta velocidad que pasa por Figueras.


Imagen
Interior del TER a Villefranche

Imagen
Río Têt


El paisaje se empezó a tornar más montañoso, subiendo los Pirineos, teniendo al lado una carretera y el río Têt. Se notaban algunas casas en los cerros cercanos y la espesa niebla bajaba de las montañas, iluminadas por el sol de la mañana. A las 08:25, llegábamos a la estación de Villefranche-Vernet les Bains-Fuilla (o, simplemente, Villefranche). Hacía frío en ese lugar, por lo que, por sobre la polera, me debí colocar un polerón y un soft-shell. La estación está flanqueada por montañas, que encajonan el sector. Pasé un rato a la estación, mientras un buen grupo de gente hacía fila frente a la boletería para sacar un pasaje para el tren amarillo (yo pasaría con el puro pase). La mayoría eran turistas, ya que este trencito, que vuela por los Pirineos, ofrece vistas espectaculares del sector. Yo pasé a una tienda a comprar algo para desayunar (unos croissant, según recuerdo, más una gaseosa), mientras esperaba a que abrieran el acceso al trencito.


Imagen
Paisajes montañosos

Imagen
Villefranche. Se ve una pancarta del sindicato de trabajadores, abogando por la no suspensión de servicios que podría acechar a la línea.

Imagen
Automotor saliendo con un servicio TER de regreso a Perpignan


El tren amarillo, que tiene ese apelativo por el color de sus coches, es un recorrido que se hace sobre la trocha métrica, electrificado con tercer riel, que atiende a varios pueblos de montaña, paralelos a frontera con España, mientras se encarama por verdes laderas, cerradas curvas, túneles, puentes, subidas y bajadas, teniendo bastante arrastre entre turistas, haciendo los 60 km entre Villefranche y LaTour de Carol en 3 horas. En la línea operan los trenes originales de la línea, de 1910, coexistiendo con unos ejemplares nuevos comprados a Stadler en 2004. En verano, se le suele añadir un coche descubierto, sin techo no ventanas, hechos para disfrutar del paisaje de la forma más natural posible, que fue donde me senté, a pesar de estar algo mojada la madera del asiento por la helada de la mañana. A las 08:50 de la mañana, el silbato, muy reminiscente de las locomotoras a vapor, del veterano trencito, nos da la salida para adentrarnos en los Pirineos, en una verdadera excursión por la montaña.


Imagen
El tren amarillo


CONTINUARÁ

---------------------------------------------------------------------------------------------
Última edición por ElSirio el 18 Abr 2014 23:11, editado 1 vez en total


Desconectado
Mensajes: 73
Registrado: 17 Dic 2008 22:35
---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
EL QUE NACE CHICHARRA, VIVE VIAJANDO - PARTE 4A

08:50, silbatazo y partimos lentamente en el tren amarillo hacia LaTour de Carol. Esa mañana hacía frío y estaba nublado; Si el último día y medio había andado con pura polera, esta vez andaba con la polera, polerón y soft-shell, considerando que estábamos en terreno montañoso, a poco más de 1000 m. Nos desplazábamos sobre vía de trocha métrica, electrificado con un tercer riel al costado (a 850 V, corriente contínua), con el que nuestro trencito iba pegando chispazos al hacer contacto y botando el agua que estaba sobre el mismo, acumulada por el rocío matinal.


Imagen
Ya en el tren, listo para salir de Villefranche

Imagen
Paisaje pirenaico

Nuestro trencito estaba compuesto por cuatro coches, tres cerrados y uno descubierto, en el que iba yo, tomando el frío Pirenaico. Salimos de LaTour y pasamos junto a un camino asfaltado que nos acompañaría durante parte del viaje. Mientras avanzábamos a unos 20 km/hr y moviéndose de lado a lado (me recordó un poco al ramal Talca - Constitución, en Chile), nos metíamos entre montañas y pasábamos por pueblos como Olette, con las típicas construcciones de dos pisos europeas, una iglesia y la estación hecha en piedra, todo rodeado por las montañas a cada lado. Al rato, se empezó a despejar y, dependiendo de a que lado nos daba cada curva, podíamos tener algo de sol y calentar un poco el ambiente, entre tanta sombra. En un paradero prácticamente colgado de la ladera del cerro, apareció un grupo de ciclistas de montaña, que nos acompañó varios kilómetros. Otro detalle interesante de la línea es que, cada medio kilómetro, hay teléfonos para comunicarse con, seguramente, alguna central de tráfico o seguridad, en caso de incidencias.


Imagen
Entre los cerros

Imagen
Estación de Olette

Imagen
Catedral en Olette

Imagen
Nubes bajando





En un momento, cruzamos el viaducto Séjourné, que con sus 65 m sobre el río y 217 de largo hacía pasar la vía sobre el valle y saltar de un lado al otro de los cerros, para seguir subiendo y jugando entre curvas, túneles y cornisas. La vía subía y bajaba constantemente, en que las rectas en realidad eran el intermedio entre dos curvas, que seguramente terminaban en un túnel. Los costados del terraplén que daban hacia los riscos y valles estaban montados en cajones de piedra donde no había terreno y todo con un enrejado simple, de alrededor de un metro de altura, si es que no era menos.


Imagen
Casas enclavadas en los cerros. Ni idea de como llegar allí.

Imagen
Una de las subidas del ferrocarril


Entre túneles, pasamos el puente Gliscard, un puente colgante de acero de 222 m largo, atirantado, que realmente impresiona, ya que sale prácticamente de la nada, cuando habías estado acostumbrado a puentes de piedra y de no tan grandes dimensiones.


Imagen
Tirantes del puente Gliscard


Paramos en algunas estaciones y paraderos, todas de pequeños pueblos o caseríos, hasta que llegamos a las 10:10 a la primera detención importante del viaje: la estación Mont Louis - La Cabanasse a 1.511 m de altura sobre el nivel del mar y con 740 habitantes. Era una estación en un terreno llano, suficiente como para llamarlo una pequeña explanada, considerando el trazado anterior. En ella cruzamos con otro tren, que iba con destino a Villefranche.


Imagen
Cruzamiento en Mont Louis

Imagen
Mont Louis


Después de unos 10 minutos aproximadamente, continuamos viaje, ahora por un terreno mucho más abierto, aún rodeado de cerros y montañas, pero no encajonados como en el sector anterior. Se veían casas en las distintas lomas que había en el terreno, así como también animales salvajes, algunos fardos de paja y hermosas praderas coronadas por los Pirineos, en un día ya despejado. Mucha gente había bajado en Mont Louis y ya me había quedado prácticamente solo en mi coche, mientras seguía tomando fotos. A mi lado viajaba una pareja con dos hijos pequeños, con los que no crucé palabra.


Imagen
Se abre el valle

Imagen
Subida, curva y contracurva. Por ahí pasaríamos


Se había vuelto a nublar y a las 10:35 llegamos a otra estación importante, Font Romeu - Odeillo - Vía, en un pueblo de 2000 habitantes, donde cruzamos con otro servicio de pasajeros a Villefranche (circulaban con espacio de una hora en casa sentido esa mañana. Una hora detrás del mío venía otro, que se cruzaría con los mismos dos que vi, que iban espaciados de la misma forma). En este pueblo aprobó una consulta en que se declaraban como territorio español. Si bien no tenía peso jurídico, actuaba como protesta al gobierno francés por considerar que la zona estaba abandonada por ellos. Ahí me quedé definitivamente solo en mi coche abierto y me movía a mis anchas, de lado a lado, tomando fotos y luego echado en el asiento disfrutando.


Imagen
Cruce con otro tren en Font Romeu


Imagen
Ambos trenes en Font Romeu


Salimos de Font Romeu y empezamos a bajar por cerros pequeños, túneles y viaductos, hasta que se abre el valle, en que se aprecian varios pueblos a sus pies y a los lejos, ya con el cielo vuelto a despejar. A medida que bajábamos, por una ruta que distaba mucho de ser directa, nos acercábamos a la frontera con España, la que más adelante tendría a solo 100 m de distancia. Dada la política de fronteras internas abiertas de la Unión Europea, no hay controles entre los países miembros, pudiendo pasar sin problemas de un lado a otro, con lo que no notaba la frontera tan cerca hasta que lo averigüé al escribir éstas líneas. Incluso, pasamos en un momento cerca de un enclave español en territorio francés (o sea, es un pedazo de España que está dentro de Francia, aunque está al lado de la frontera general con los ibéricos).


Imagen
Bajando desde Font Romeu


Imagen
Nuevamente se abre el valle

Imagen
Otra toma, con una ciudad lejana

Imagen
El tren hacia atrás


Imagen
Disfrutando las vacaciones


Pasábamos estaciones como Estavar, Saillagouse, Err, Saint Leocadie y Osséja, llegando a Bourg Madame, en donde se bajó otro grupo de gente, quedando el tren casi vacío. El pueblo está prácticamente al lado de España (acá es donde la frontera se pone a 100 m), teniendo al otro lado de la misma la ciudad de Puigcerdá.


Imagen
Saillagouse


Imagen
Saillagouse, desde el tren, luego de pasarla


Imagen
Gendarmería nacional. Detrás, España.


Imagen
Err


Imagen
Osseja


Imagen
Últimos minutos antes de LaTour de Carol


Seguimos viaje pasando la estación de Ur, tomando una vuelta cerrada en 180° y diviso postes de catenaria, con lo que nos poníamos al fin junto a la vía proveniente de Barcelona y de Toulouse, entrando a la estación internacional de LaTour de Carol - Enveitg (atiende a los pueblos de LaTour de Carol y Enveitg, pero generalmente se conoce a la estación por el nombre de la primera). A las 11:50, bajaba del trencito amarillo en los grandes andenes de esta estación internacional, teniendo a mi costado al tren nocturno a París esperando su hora de partida, sobre las vías de trocha estándar. Más allá, teníamos la vía de trocha ibérica, vacía, pero a la espera del tren proveniente desde Barcelona. El edificio era grande, con algunos depósitos, como el de la locomotora que es usada como pala para las nevadas de invierno (que no estaba allí ese día). Sin embargo, al área del edificio con acceso para pasajeros es una minúscula sala de espera, con una pequeña tienda y la boletería, además de folletería y referencias a los servicios que a esa estación llegaba, haciendo énfasis en el tren amarillo.


Imagen
Juntándose con la vía internacional. La vía ancha toma una curva a la derecha y enfila a España, al lado.

Imagen
Andén principal de LaTour de Carol

Imagen
LaTour de Carol

Imagen
Vista desde afuera


Al rato entró desde Toulouse un AGC con un servicio TER, que terminaba ahí en LaTour y que devolvería con el servicio de las 13:21, que pretendía tomar. Estando en la estación, busqué una conexión WiFi libre, encontrando una muy débil a las afueras, que usé para revisar algo de facebook y otras cosas. En Europa, se encuentran muchas conexiones Wifi abiertas, pero no por eso libres. Te redirigen a una página del proveedor en que te dan un tiempo y tráfico limitados, te piden registrarte o te piden un importe, así que una conexión abierta y libre es difícil de encontrar. No habiendo más por ver, emprendí marcha hacia el pueblo.


Imagen
Vista del andén central de LaTour de Carol, con el TER al costado

_________________________________________________________________________________________________________________


Desconectado
Mensajes: 73
Registrado: 17 Dic 2008 22:35
---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
EL QUE NACE CHICHARRA, VIVE VIAJANDO - PARTE 4B


Como buen pueblo, era pacífico y, además, como buen enclave pirenaico, estaba desarrollado hacia un cerro, por lo que, con la maleta arrastrando (benditas sean las ruedas), empecé a caminar buscando un lugar donde comer. Caminé 20 minutos y no veía nada, lo que se explicaba un poco porque era día domingo. En un momento, encontré un letrero que sugería la existencia de un restaurant...que estaba subiendo unas escaleras un cerro (y ahí las ruedas, bien, gracias). Subí y llegué a una especie de hotel, al que me acerqué para preguntar. La persona que encontré me dijo que había uno allí cerca, así que avancé por la calle al costado y me puse a buscarlo. Una particularidad que encontré ahí y luego vi en varias otras partes de Europa fue un desfribilador público (para dar shocks en caso de paros cardíacos): El mismo daba las instrucciones de resucitación si se daba una emergencia, para que, en último caso, se usara el desfribilador. Cerca de aquel aparato, encontré el restaurant.


Imagen
Una esquina con una pequeña plaza


Imagen
Escuela primaria


Entré y estaba allí un copero, que no entendía otra cosa que el francés, por lo que llamó a una garzona, que tenía pinta de ser jefa de local o algo así. Era rubia, estaba en sus treintas y hablaba algo de inglés, con lo que nos pudimos entender. El restaurant era bonito, con mucha madera y con una apariencia similar a lo que en Chile sería un Bavaria, teniendo grandes ventanales que daban a los valles que las montañas generaban allí cerca. La garzona me trajo la carta en inglés y ordené una carne al plato y papas fritas. Para acompañarlo, le pedí una gaseosa; me respondió con la lista de las que tenía y mencionó la palabra "orange", por lo que pedí esa, pensando en que sería una bebida estilo Fanta o Orange Crush. Al llegar a la mesa, lo hizo con una pequeña botellita, con forma de pera, teniendo una etiqueta azul que, en letras amarillas, decía "Orangina". ¿Qué era eso? La probé y era una especie de jugo de naranja con gas (incluso se notaba algo de pulpa, como si fuera un néctar, pero con la textura de una gaseosa cualquiera). Terminé tomando Oranginas siempre que pude en Francia.

La comida se demoraba un poco, miraba mi reloj y eran ya cerca de las 13:00, teniendo que llegar a la estación para el tren de las 13:21. Luego de llegar la comida, almorcé rápido y me retiré con mis bolsos, corriendo cuesta abajo con la intención de llegar a la estación a tomar ese tren. Llegué a las 13:27 y ya se había ido. ¿A qué hora era el otro? 17:21...tocaba esperar en ese pueblo en un aburrido día.


Imagen
LaTour de Carol, con una visión más amplia


Frente al primer andén, estaba un tren de RENFE a poco de salir hacia Barcelona. No teniendo nada que hacer, lo tomé para bajarme en la próxima estación, Puigcerdá, a poco de cruzar la frontera. A las 13:45, partimos, llegando a la ciudad catalana a las 13:56 (Si, 11 minutos. Bueno, ¿Qué querían? La frontera está al lado). En el recorrido, logré detectar el punto fronterizo exacto desde la vía por un cambio en el tipo de poste que soporta la catenaria sobre la vía.

Imagen
Tres trenes, tres trochas. A la izquierda, tren amarillo (trocha métrica, 1 m); al centro, tren Intercités de Nuit a París (trocha internacional, 1,435 m); a la derecha, tren de RENFE a Barcelona (trocha ibérica, 1,668 m).

Imagen
Frontera franco española. A la derecha, poste de concreto español, al medio la frontera y detrás poste metálico francés.


La estación es una casa grande de color rojizo, con un vestíbulo oscuro y sin vida que destacar. La misma tenía cierta similitud con las edificaciones que se pueden encontrar en el centro cívico de Bariloche, Argentina. Ferroviariamente, hablando, la estación tiene un gran patio de trocha internacional (en uso en Francia y casi toda Europa), en desuso desde hace décadas, pensado en el tráfico que venía de Francia y el resto de Europa. De hecho, junto a la vía de trocha ibérica por la que nos desplazábamos, circulaba otra de trocha internacional, sin uso, que conectaba ese patio internacional de Puigcerdá con LaTour de Carol (o LaTour de Querol, como le dicen en catalán). El tren luego siguió a Barcelona, debiendo llegar el otro a eso de las 15:00. En ese rato, aproveché de conversar con el jefe de estación, que hacía las veces de movilizador para darle la salida comercial a los trenes, además de boletero. Charlamos un poco de los ferrocarriles de España y Chile, para luego retirarse y cerrar la boletería, la que abriría en la tarde para el próximo tren a Barcelona.


Imagen
Sigue a Barcelona...

Imagen
Puigcerdà


Una vez fuera de la estación, me encontré con una pequeña plaza y un plano de la ciudad....en catalán, del que poco entendía, así que me dirigí en dirección al cerro (si, de nuevo con maletas) para recorrer la ciudad. Me encontré con un ascensor muy similar a los de Valparaíso y gané varios metros, teniendo una perspectiva del valle y la estación en primer plano. Estando arriba y recorriendo las calles, de nuevo se apreciaba el típico patrón de pueblo europeo, de casas de dos o tres pisos de forma cuadrada, pegadas una a la otra y con calles estrechas, en la que con suerte entraban los autos. Había algunos bares abiertos y una chocolatería, todo con sus letreros en catalán, incluyendo algún cartel convocando a una asamblea de trabajo por la independencia de Cataluña. Una de las dos cosas en español que encontré fue un "Se alquila" (muy adhoc con la crisis). Pasé por una pequeña plaza, el ayuntamiento y una catedral, junto a la cual se había montado una feria libre, que estaban ya desarmando.


Imagen
Ayuntamiento de Puigcerdà

Imagen
Catedral

Imagen
Calles de Puigcerdà


A las 15:00, ya me encontraba en la estación y apareció otro automotor del mismo tipo del que había hecho el viaje de ida (fabricado por CAF) hacia LaTour de Carol. Ya de nuevo en Francia (coser y cantar), tocaban esperar dos horas más a que saliera el tren, que pusieron un pequeño paliativo entre medio con la salida de un servicio a Villefranche por la vía amarilla con su tren amarillo, vacío.


Imagen
De vuelta en LaTour de Carol. Poca gente llegó en el tren


A eso de las 17:00, me fui a buscar asiento y ahí me quedé. Algo que no mencioné de los AGC, uno de los cuales también me tocó en este viaje, es que el baño es enorme, diseñado para que entre discapacitados también, por lo que se torna bastante cómodo y espacioso para su uso. 17:21 y, al fin, partía a Toulouse con el TER.

Empezamos a serpentear hacia abajo, con los Pirineos rodeándonos. No mucho más allá, cruzamos un túnel en el que habremos circulado unos 3 minutos, por lo menos, por lo que debe haber tenido unos 5 kilómetros. Pasamos junto al camino que conduce a Andorra, un pequeño principado independiente (en términos simples, es un país) que está ubicado entre España y Francia, siendo su capital Andorra La Vieja. La ruta discurre en buena parte entre montañas y arboredas, un paisaje muy agradable. Las estaciones eran generalmente de dos pisos y fueron de a poco añadiendo gente al tren, que había salido con poca gente desde LaTour, siendo las principal Ax les Thermes (que parecía tener una base de distintos móviles para labores de mantenimiento, además de ser la cabecera de algunos trenes) y Foix (se pronuncia "Fuá"), que, al igual que "Ax..." sirve de cabecera a varios servicios, además de tener una pequeña nave de acero sobre las dos vías junto a la estación.


Imagen
Iniciando el viaje

Imagen
Avanzando hacia Ax les Thermes


Imagen
Definitivamente ha sido un día de montañas, no?


Imagen
Tarascon


Imagen
Foix


Pasado Foix, con el sol ya escondiéndose, entramos a terreno llano, corriendo fuerte y derecho hacia Toulouse, seguramente a 120 km/hr. Finalmente, a las 20:15, llegamos a la gran estación de Toulouse.


Imagen
Toulouse


Si la estación de Perpignan era grande, para lo que había visto, la de Toulouse lo era más. Recibía TGV, trenes convencionales diurnos y nocturnos, regionales, etc., con un movimiento constante de trenes, además de los cargueros. Todo ese movimiento me atrajo inmediatamente, tomando varias fotos. Por dentro, la estación tiene unas naves bajas de acero, estando al final de la misma un depósito de locomotoras al aire libre, mientras que por fuera es un magnífico edificio clásico. En el salón de pasajeros, está un pequeño hall con sala de espera que tiene un indicador de salidas y llegadas, luego un largo pasillo con salidas, locales comerciales y oficinas de atención a público de la SNCF, al final del cual estaba el hall principal de la estación, mucho más alto que el otro y, también, con un letrero indicador. En la estación tocaba esperar hasta casi las 1 de la mañana, para tomar el tren nocturno a Niza, que venía desde Hendaya (junto a la frontera española, por el norte, frente al Atlántico) y que corría sólo los Viernes y Domingo, así que me fui a recorrer las cercanías de la estación, con cuidado de no irme demasiado lejos de la estación, ya que andaba con la maleta a cuestas. Desde afuera, ya de noche, la estación de Toulouse Matabiau (ese es su nombre completo), daba un gran aspecto, iluminada. Estaba junto a una pequeña plaza, lo que dejaba verla desde más lejos. Llegué a un local cercano para cenar un plato contundente, me tomé un par de Orangina y volví a la estación. Por las calles tolosanas se apreciaban por igual franceses de raíces europeas y de raíces africanas, provenientes de las colonias que allí tuvo Francia hace siglos.


Imagen
TER con locomotora y coches entrando a Toulouse


Imagen
Nave de Toulouse


Imagen
Fachada principal de la estación


Imagen
Otra vista, más general


Entré a la estación y en el andén se encontraba el tren nocturno a París, que saldría a eso de las 22:30. Le tomaba fotos en el andén hasta que una guardia me invitó a salir, con un par de palabras en inglés que trató de hilar, ya que "aún no era la hora de subir al tren". Debe haber pensado que era un pasajero y que estaba esperando subir al tren, ya que los trenes nocturnos en Toulouse y, en general en Francia, tienen control de acceso al pasar al andén para abordarlos.


Imagen
Nocturno Toulouse - París


Ya sin poder pasar a andenes, me quedé dando vueltas entre la sala de espera, que ni siquiera tenía WiFi, por lo que estuve poco rato, y un local en donde me fui a tomar otra Orangina y ver algo de televisión, en donde daban un resumen de fútbol y videojuegos, con lo que maté algo el tiempo. Ya era medianoche.

En el mural de salidas y llegadas, mi tren tenía llegada a Toulouse a las 1 de la mañana, con un par de minutos de atraso. Luego de unos minutos, se le anunció el andén y lo vi entrar, por lo que mostré el boleto y, al fin, pasé al andén, a través de un paso subterráneo. Allí estaba, el nocturno a Niza, recién arribado y al mando de una de las clásicas locomotoras Alstom de la SNCF, de las mismas que había en LaTour de Carol con el nocturno a París: La serie 7200, parte del grupo de locomotoras más conocido como "Nez Cassé" ("Nariz partida"), de las que este tren llevaba dos, una apagada y la titular. Detrás de la segunda locomotora estaba mi coche: Coche 12, litera 101 (En Francia, las camas van numeradas por grupo de coches, no por uno en singular, así por ejemplo un coche tenía de las camas 1 a la 60 y otro de la 61 a la 120). Subí a mi tren, al momento que otros trenes entraban a la estación, juntándose cuatro nocturnos.


Imagen
Tren Hendaye - Niza, arribado a Toulouse


Imagen
Detalle de mi tren


Imagen
Pasillo del coche


Busqué mi habitación y cama, a través del azul pasillo de mi coche, de la misma configuración y estructura del "Costa Brava", siendo la última del coche. Me metí, pensando que podría haber alguien durmiendo...y si, alguien dormía en una de las literas de abajo. Traté de no meter mucho ruido, pero fue inevitable que despertara, sumado a la luz que llegaba desde el pasillo. La habitación tenía las paredes de color azul, con una especie de felpa, como una alfombra. Además, aparte de venir con la almohada y una frazada, había una botella de agua mineral sin gas para todos los pasajeros de la habitación (así que sobraban). Alojé rapidamente mis cosas y procedí a acostarme, quedándome dormido al poco rato.

Desperté cerca de las 7:30 y ya había amanecido. Me percaté de que ahora iba solo en la habitación y de que circulábamos al revés de como habíamos salido desde Toulouse, lo que comprobé asomándome desde la habitación y viendo que detrás de la puerta no había nada, o sea, que mi coche era el último, siendo que a la salida era el primero. Me imaginé que podíamos haber invertido la marcha en alguna estación grande que terminara en topes con fin de vía, lo que me cuadró con Marsella, que es donde también mi compañero de habitación debe haberse bajado. Miraba por las ventanas y no veía el mar, que se supone que ya estaba cerca de mi posición, dudando incluso de si era el tren correcto, a pesar de que todo decía que si lo era. Al final, poco antes de las 08:00, aparece el sol y el mar, la bienvenida a la Costa Azul (Cote d'Azur). Pasábamos por paisajes costeros entre cerros y pequeños pueblos alojados en pequeñas bahías que se formaban entre la roca color piel y las manchas verdes de vegetación que allí se formaban. Me di cuenta que, además, habíamos cambiado la tracción del tren.

Poco antes de las 08:15, nuestro tren hacía su detención en la estación de Cannes, clásica ciudad de esta zona de Francia, famosa por su festival de cine, realizado en el mes de Mayo de cada año desde 1939. Seguimos avanzando por las zonas costeras, apreciándose ya una urbanización continua, viendo luego el Aeropuerto de Niza, en terrenos ganados al mar y pasando por el paradero Nice Riquier (En francés, Niza se escriba Nice y se pronuncia "Niss"), cerca del mismo. Finalmente, a las 08:43 y, tras pasar un túnel, nuestro tren se detiene en su destino final: la estación Nice Ville (Ciudad de Niza).


Imagen
Cannes


Imagen
Bienvenidos a Niza



CONTINUARÁ

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------


Desconectado
Mensajes: 73
Registrado: 17 Dic 2008 22:35
EL QUE NACE CHICHARRA, VIVE VIAJANDO - PARTE 5

Niza vendría siendo la capital de la costa azul francesa, por lo que su gran estación hablaba por ella en ese sentido. Al llegar, tomé unas fotos y caminé a lo largo del andén hasta el otro lado, para tener una perspectiva completa del tren en el que acababa de viajar. Hacía un día soleado, recibiendo la sombra de un puente carretero que se encontraba sobre el patio de la estación. Fotografié la estructura adosada a la estación y que cubría las vías: dos naves juntas, de un color mostaza. Trataba de cruzar las vías junto a una persona con silla de ruedas a la altura de un paso a nivel, cuando escuché un "Monseiur, no se puede cruzar" (o al menos eso dio a entender), teniendo que volver al paso bajo nivel, ubicado a la mitad del andén. En ese rato, llegó un nocturno proveniente desde París.


Imagen
Estación Nice Ville. A la derecha, el tren en que llegué


Imagen
Ambos nocturnos juntos


Como ya mucho movimiento no se veía, salí de la estación hacia la calle, en vista de buscar un hotel. La fachada misma de la estación es llamativa, más baja que la de Toulouse pero con una naturaleza similar respecto a tener corredores hacia los costados, que en este caso desembocaban en una sala central, junto a la entrada principal.


Imagen
Fachada de la estación


Busqué lo más cercano y encontré el Ibis Centre Gare, que ya había sondeado por internet mientras preparaba el viaje. Entré y me recibieron en inglés, por lo que pregunté por disponibilidad de habitaciones y su precio. Esos 100 Euros resonaron fuerte en mi cabeza y mi billetera, pero era algo a lo que ya estaba medianamente resignado, considerando que lo saqué ahí mismo. Sin embargo, antes de siquiera poder pasar a la habitación o, derechamente, pagarla, me comentaba el recepcionista que primero debían asearla y prepararla, por lo que me recomendó de que volviera a las 10:30 - 11:00. En ese momento eran las 09:10 y quería dejar las cosas en el hotel, además de que la naturaleza ya estaba llamando.


Salí del hotel, de vuelta a la estación, para seguir tomando fotos y matar el tiempo, encontrando TGV y más trenes locales, principalmente, que operan en los corredores a Cannes, Les Arcs Draguignan, Mónaco y Ventimiglia. Luego, aproveché de desayunar en la misma estación (siempre con un croissant) y bajé a la calle que estaba cerca de la estación, en donde discurrían los tranvías, a nivel de la calle y bien mimetizados con el movimiento de la ciudad, con gente y autos que se cruzan delante de ellos de manera riesgosa, aunque no llegué a presenciar ningún incidente.


Imagen
Una Alsthom en la estación


Imagen
Servicio TER


Imagen
Tranvía


Imagen
Par de TGV



Luego de vueltas y más vueltas, incluyendo una al hotel a las 10:30, pidiéndome que vuelva a las 11:00, me terminé metiendo a mi habitación, donde pude descansar, cambiarme la ropa que traía puesta desde el día anterior en Perpignan y pegarme una ducha. Ya más repuesto, volví apurado a la "Gare", para hacer mi primer recorrido del día, en dirección a Antheor - Cap Roux, cuyo tren ya se me iba por la hora.


Llegué al andén B y tocaba el tren en dirección a Les Arcs a las 11:59, para el cual ya se indicaba un retraso de 10 minutos, que se iba acrecentando a medida que se acercaba la hora. En ese rato, entró el Intercités a Bordeaux (Burdeos), tomó pasajeros y se fue. Al final, con casi media de atraso, entró una composición formada por un automotor conectado a una locomotora eléctrica para darle tracción, en formato "push-pull", saliendo al final con unos 35 minutos de retraso.


Imagen
Intercités a Bordeaux

Imagen
Automotor del servicio TER entrando a Niza. Al fondo se ve la locomotora que le da la tracción.


Me fui en un sector en el que mucha gente no había, con lo que me acomodé a gusto. Los asientos, de tonos azulados y el interior, de tonos crema, además del enchufe de 220V y las ventanas que se podían abrir, daban el ambiente perfecto para andar relajado y disparar con la cámara. Saliendo de Niza, nos ponemos paralelos al Mediterráneo, con un día espléndido y aguas azules. Por algo es la Costa Azul, ¿no?


Imagen
Interior del automotor


Imagen
Voy pasandooo


Imagen
Mediterráneo


A medida que avanzábamos a través de los poblados costeros, el terreno se ponía más complicado, tomando la vía túneles, curvas, contracurvas y puentes, mientras los pueblos más alejados de las ciudades como Niza y Cannes se hallaban en pequeñas bahías que se generaban entre los roqueríos rojizos. Al cabo de una hora de viaje, arríbabamos a Antheor - Cap Roux, ubicada en una de esas pequeñas bahías, que tenía un valle hacia atrás y que le daba algo más de espacio.


Imagen
Junto al mar, entre pueblos


Imagen
Entre curvas y poblados


Imagen
Llegando a Antheor


Bajé de la estación y a unos 100 m estaba el viaducto curvo que pasa por arriba del pequeño valle que se forma entre los dos cerros que hay en ese sector, que ya había visto en fotos antes y que motivaban mi visita. Al par de minutos de estar ahí, se cruzaban un tren local y un TGV en el andén, demostrando el alto flujo de este sector. La estación de Antheor es un edificio muy similar al de Leucate y, prácticamente, al de las estaciones chicas de Francia. No tenía accesos subterráneos, sino un paso a nivel de la vía, con un pequeño semáforo que indicaba cuando no pasar, porque venía un tren. Bajé del cerro hacia las calles junto al mar, para buscar ángulos para tomarle fotos al puente, con un día que se nublaba un poco, pero sin dejar de hacer calor.


Imagen
Viaducto de Antheor


Imagen
Estación de Antheor - Cap Roux


Por el puente pasaron en un rato un TGV hacia el oeste y un TER hacia Niza, proveniente seguramente desde Marsella. Posteriormente, bajé hacia la playa, donde algo de gente había jugando en la arena, tomando sol o bañándose. Pasé a un local bajo el puente, en donde me traté de hacer entender para servirme un cuenco de papas fritas y dos Oranginas para tomar, mientras pasaban por arriba varios trenes bastante seguido. El cielo seguía algo nublado y me dediqué a caminar hacia los barrios privados hacia los cerros de atrás, aprovechando de bajar la comida y buscar otros ángulos para las fotos. Finalmente, a las 16:00, llegó mi tren hacia Niza, con la misma composición con la que había llegado.


Imagen
TGV en el viaducto


Luego de llegar a Niza, bajé a la calle y caminé hacia un lado distinto, con rumbo norte. Tenía entendido que cerca había otra estación, pero de un ferrocarril métrico, así que la fui a buscar. Me encontré, a cosa de cuadra y media, con un edificio de gran porte, que se encontraba en mantención y que tenía pinta de estación. Noté que arriba tenía un letrero que decía "Chemin de Fer du Sud de la France" (Ferrocarriles del Sur de Francia), con lo que había encontrado algún indicio, porque la misma ya no tenía vías. Según un plano, la estación estaba cerca.


Imagen
Chemins de Fer du Sud de la France


Entre calles, llegué a un edificio de corte moderno, cuadrado y que rezaba en su frente "Gare des Chemins de Fer de Provence" (Estación de los ferrocarriles de La Provenza). Era un hall pequeño, con un stand con folletos y la boletería, teniendo inmediatamente detrás los andenes, con un par de modernos automotores y una suerte de buscarriles (ferrobuses), de los cuales uno salió haciendo servicio hacia el norte. Luego de eso, la estación volvió a quedar en quietud y yo me retiré a Nice Ville, pasando por el estacionamiento junto a un supermercado, detrás de la estación que había visto antes, la que por lógica era la anterior de este ferrocarril de La Provenza.


Imagen
La pequeña estación


Imagen
Automotor métrico de CP (La forma abreviada del nombre del ferrocarril)


Imagen
Automotor y buscarril


A las 18:00, tomé un TER, hecho con un automotor Bombardier. Nuevamente nos colocamos paralelos al mar, con el atardecer cerniéndose sobre la costa, hasta que entramos a un túnel largo que nos dejó en la estación Mónaco - Monte Carlo, parte del principado de Mónaco, uno de los países más pequeños del mundo. El tren siguió hacia el este y yo me bajé, para recorrer este símbolo del lujo europeo. La estación, construída de forma tubular, posee tres vías para los servicios que por allí pasan. Se encuentra tapizada de luces, brindadas por grandes bombillas, dando un ambiente de colores café y amarillo, bien ochentoso, aún cuando la estación data de 1994 (anteriormente, la vía pasaba por la superficie, cuyo trazado se alcanza a ver justo antes de entrar al túnel).


Imagen
Mónaco - Monte Carlo


Luego de unos 10 minutos de caminata, entre el andén y el largo corredor, salí por la puerta secundaria de la estación, que más parece la entrada a una galería comercial muy discreta (existe otra entrada, la principal, que no logré encontrar). Ya afuera, bajo las escaleras de los cerros, llenos de altos edificios de departamentos, que cubre la panorámica. Al poco andar, ya se empiezan a ver autos de lujo, hasta en pequeñas concesionarias: Ferraris y Maseratis, así como quien ve un Toyota.

Imagen
Acceso secundario a la estación


Imagen
Maserati


Imagen
Ferraris


Imagen
Algunos autos


Llegando al mar, empiezo a caminar hacia el este, tratando de buscar indicios del casino de Monte Carlo. Se ve multitud de yates en la bahía que allí se encuentra, tapizando el entorno de blanco. A medida que se va subiendo hacia los cerros y pasando por los pasos subterráneos, impecables y vidriados, que conectan subterráneamente algunos sectores de Mónaco, se sigue apreciando el lujo de quienes allí viven o pasan el rato. En uno de esos pasos subterráneos, había un letrero indicando el puerto y el casino, escrito a mano sobre un papel y colgado allí, lo que valió una risa y una foto. En casa de herrero, cuchillo de palo.


Imagen
Calles de Mónaco


Imagen
Fino


Imagen
Paso inferior


Siguiendo los letreros, subimos más, pasando junto a una clínica, ubicada en una calle que es usada para el circuito de Fórmula 1 de Mónaco, que no son más que sus propias calles. Junto a todo eso, estaban las tiendas de artículos de lujo, como carteras Prada y perfumes Valentino, Givenchy, etc. Recordé que alguien me había encargado una Prada, pero era imposible disponer de US$1000 para comprarla (ni para que esa persona me los devuelva). Ya a la vuelta, llegué a la plaza y allí estaba, el casino.


Imagen
Bahía


Imagen
Ja!...Te pillé


Imagen
Mónaco


Imagen
Casino de Monte Carlo

Rodeando la plaza estaba el centro del lujo monegasco: Casino Montecarlo, Hotel de París y Café de París. Estacionados junto al casino había un Aston Martin y un Rolls Royce, hacia los costados algunos Ferraris y otros ejemplares que iban pasando por una de las arterias más transitadas de Mónaco, tanto por autos como por los turistas que allí llegan a servirse algo en el Café, a alojarse en el Hotel, a recorrer el casino o, simplemente, tomarse fotos en las fachadas de los mismos y junto a los autos. Al casino de Montecarlo no podía entrar cualquiera, ya que exige código de vestimenta (ir vestido de etiqueta, además de ir sin cámara ni teléfonos celulares). Entenderán ustedes que, con un pantalón de buzo, una polera, una reflex con un lente de 200 mm y un bolso, ni a palos entraba. Además, a ese casino se entra con pasaporte extrajero: si no eres monegasco (gentilicio de la gente de Mónaco) no puedes entrar. Había otro casino, sin código de vestuario, junto al café de París, pero no permitía cámaras. Me quedé allí un rato, mientras caía la noche y se iluminaba todo. Le encargué a una pareja de japoneses que me tomaran unas fotos con mi cámara y me devolví a la estación, mientras la bahía también se iluminaba y algunos yates zarpaban o navegaban por el mediterráneo, con la luna de fondo.


Imagen
Rolls Royce


Imagen
Se saca partido...


Imagen
Fachada con sus autos


Imagen
Casino de Monte Carlo iluminado


Imagen
Café de París


Imagen
Hotel de París


Llegando a la estación y pasando por una de las máquinas de autoventa, en donde compré unas gomitas Haribo (mi otra adicción europea, junto con las Oranginas), decidí ir hacia el lado contrario. Tenía a media hora de allí otro país más: Italia. Si bien pensaba meterme en el país de la bota al día siguiente, quise aprovechar la opción de ya estar cerca y me subí en el siguiente TER. Luego de andar, pasamos la última estación francesa, Menton-Garavan y, tras unos minutos, entrábamos a Ventimiglia. Benvenutti!


Imagen
Ventimiglia, Italia


Imagen
Trenitalia


Como ya era hora de los últimos servicios, estuve en la estación sólo un rato, devolviéndome en el siguiente tren, que salía a las 21:47, llegando a Niza una hora después, cuando la estación ya prácticamente no recibía más trenes (de hecho, mi tren era de los últimos TER, si es que no era el último). En esos minutos llegó un TGV y, luego de filmarlo, me retiré al hotel. Descargué la tarjeta de memoria para pasar las fotos que había acumulado al disco externo y me fui a dormir, para recuperar energías. Se venía otro día movido, incursionando a través de otro país.


Imagen
Nice Ville de noche


Imagen
TGV y buenas noches

-----------------------------------------------------
CONTINUARÁ


Desconectado
Mensajes: 73
Registrado: 17 Dic 2008 22:35
EL QUE NACE CHICHARRA, VIVE VIAJANDO - PARTE 6A

Tras una buena noche de sueño en una cama, me levantaba con el objetivo claro de seguir viajando, atravesando esta vez Italia. Me desperecé, tomé una ducha y bajé a tomar desayuno al buffet, llenando mi bandeja con todo lo que pude, como pan, leche, jugo, croissant y yoghurt, con tal de hacerlo durar en el transcurso del día. A eso de las 9 de la mañana, entraba a Niza el TER con destino a Ventimiglia. A las 9:56, en una mañana algo nublada, ponía pies nuevamente en Ventimiglia. Adiós Francia, por ahora!

Hora de cambiar el switch: "Je ne parle pas francaise" -> "Io no parlo italiano"


Imagen
Ventimiglia

Crucé los pasos inferiores de ésta estación de la región de Liguria y me puse en la fila de la boletería, para sacar el pasaje que me llevaría a la estación Cervo - San Bartolomeo, en dirección al este. El reloj avanzaba y la fila mucho no avanzaba y el tren se me iba a ir, cuando justo un empleado de Ferrovie dello Stato (FS, Ferrocarriles del Estado) se acercó a la fila y ofreció a los que allí estábamos sacar el pasaje en una de las máquinas de autoventa que había en un costado. Me acerqué y le pregunté por la estación. Empezamos a ver en el panel y le comenté que estaba usando el Eurail Pass, diciéndome entonces que no necesitaría sacar pasaje, así que sólo tendría que subir y mostrar el pase como en los trenes locales. Pasé a comprar un par de Fanta (naranja y limón), algo para picar y nos subimos al trencito.

Imagen
Automotor próximo a salir

A las 10:22, nuestro automotor salía en dirección a la ciudad de Savona. En el interior del mismo, que tenía aire acondicionado y se encontraba muy bien cuidado, se notaba una estética medio ochentera, aunque me llamó mucho más la atención de que al fin me había subido a un tren en el que podía abrir la ventana y sacar la cabeza con la cámara. Lentamente vamos rodando por las vías de salida de Ventimiglia y pasamos el límite para las locomotoras francesas, ya que aquellas operan a 1.500 V, mientras la red italiana lo hace en esa zona a 3.000 V, teniendo el pequeño tramo desde la frontera hasta el fin de la estación de Ventimiglia para moverse y hacer maniobras. Parábamos en la estación de Bordighiera y luego la vía se pone junto al Mediterráneo de nuevo. A partir de allí, nos fuimos rodando por un trazado de vía única, bordeando roqueríos y calles, por encima del mar, con curvas bien seguidas, que se mantiene así hasta Génova. De todas formas, se está realizando el proyecto de transformar buena parte de eso a una vía doble subterránea, de la cual ya se inauguró hace años un tramo por la ciudad de San Remo y Taggia. En 2008, el túnel que atendería al pueblo de Cervo, a donde yo iba, tendría que haber estado inaugurado, pero en 2013 aún seguía corriendo junto al mar. Justamente, a las 10:40 y ya en túnel, entrábamos a la estación de San Remo, conocida por su festival de la canción. Un rato antes, había pasado la conductora del tren, pidiendo los pasajes, ante lo que le mostré el pase y quedó todo ok.


Imagen
Saliendo de Ventimiglia

[img]http://fbcdn-sphotos-f-a.akamaihd.net/hphotos-ak-frc3/s720x720/1520695_10202225722538422_173042798_n.jpg/img]
Interior del automotor


Imagen
El Mediterráneo


Imagen
Andenes de San Remo


Nos cruzamos con un tren, seguramente procedente de Milán y seguimos viaje tras una corta detención. Seguimos discurriendo por el túnel y a las 10:47 salíamos a un claro, en donde estaba la estación Taggia - Arma, al final de la cual seguía el túnel. Unos cuantos minutos después, entrábamos al trazado de vía simple y nos pegamos al mar. En ese rato, me levanté del asiento y me quedé mirando por la ventana, tomando algo de viento y de aire marino. El hecho de poder abrir la ventana es una de las grandes placeres y ventajas que te puede dar un tren, haciéndote parte del viaje y del paisaje que vas atravesando. En eso, me percaté que un par de asientos más adelante dormían dos mujeres jóvenes, atravesadas en un asiento. Resultaron ser suecas que, un rato después, fueron despertadas por un tunecino que se les acercó para, luego de una pequeña conversación, volver a dormir. 11:11 y llegábamos a Imperia Oneglia, 11:18 a Diano Marina y a las 11:23, finalmente a Cervo - San Bartolomeo.


Imagen
Taggia - Arma


Imagen
Cabeza al viento sobre el mar


Imagen
Entrando a Imperia Oneglia


Imagen
Imperia Oneglia


Imagen
Diano Marina


Llegué a Cervo y me encontré con la típica casa de dos pisos cuadrada, aunque un poco más alargada que la de Leucate, por ejemplo, que hace las veces de estación. Llegué a ese sitio más que nada por haber visto fotos antes de la vía junto a una playa en ese pueblo, con la parte antigua de fondo, con una iglesia que corona todo, idea para unas buenas tomas. Andaba con mis dos bolsos (incluyendo la maleta) a cuestas, por lo que bajar las escaleras para encontrar el camino a la playa no era lo más cómodo. Una vez que encontré el camino, empecé a caminar por las medio desiertas calles, buscando la entrada hacia la playa. La encontré y pasé al sector de arena y piedrecilla que daba al Mediterráneo, avanzando por un sendero para no quedar pegado con la maleta. Me di media vuelta y ahí estaba, el paisaje de la foto.


Imagen
Cervo - San Bartolomeo


Imagen
Y se va...


Imagen
Cervo


Había unos roqueríos en el sector, así que fui para allá y busqué una roca plana donde me pudiera echar y dejar las maletas. Me senté a descansar y me acosté un rato en mi cama rocosa, echando un ojo a lo que andaba por la playa igualmente en esa mañana de Martes. Parecía un paseo de una fundación de abuelos, por la proporción de viejos en la playa, aunque alguna joven también andaba de paseo. En ese rato, se sentó cerca una pareja, a quienes al rato les pedí que me tomaran una foto, sabiendo que el italiano es parecido al español:

- Scusi (disculpe)! Could you take me a photo, please (¿Me podría tomar una foto, por favor?)?

Mi mezcla de italiano e inglés no funcionó mucho, así que simplemente recurrí a las señas, usando la cámara que tenía en la mano, como referencia. Al final tuve mi foto y agradecí con un "grazie!" (gracias!). En el rato que me quedé echado en mi rocoso colchón, pasaron un par de albi-verdes trenes hacia y desde la frontera, quedando registrados en mi cámara, mientras el tranquilo mar mojaba la orilla.


Imagen
En las rocas


Imagen
Echado


Imagen
Un tren por la ciudad


Imagen
La playa


Salí de allí tras hora y media en la playa y por su márgen me fui caminando hacia el otro lado, alejándome un poco más de la ciudad. Llegué a un sendero que pasa a un costado de un restaurant, en la subida de una rocosa ladera, donde había Wifi, que algo pude aprovechar. Había también un mirador, en donde me quedé mirando el mar y donde, eventualmente, pasó un tren entre túneles. Luego de eso, me terminé devolviendo hacia la zona de la estación, con el calor que ya se hacía sentir, por lo que entré a uno de los pocos locales (un pequeño bar) que estaban abiertos donde, muy a lo "Tarzán", logré comprarle una bebida o dos, para aplacar el calor. Al final de cuentas, luego de quemar todo el tiempo que pude entre la estación y la calle, a las 15:00 entraba el tren que me llevaría a Diano Marina, la estación inmediatamente posterior. Me tocó el mismo automotor que me había dejado allí casi 4 horas antes, que ya venía de vuelta desde Savona a Ventimiglia. Me subí y, tras solo un par de minutos llegaba a la otra estación. Como en Cervo no para el tren Intercity a Milán, me tuve que desplazar allí.


Imagen
Ese mar que tranquilo te baña


Imagen
Otra toma del mar



Imagen
Tú de nuevo!


Imagen
Andén de Diano Marina



La estación, más grande que la de Cervo, tenía un kiosko de revistas y su boletería con personal, a donde fui para sacar el pasaje con el pase Eurail, donde sí sería necesario. Algo de inglés hablaba el boletero, pudiéndome hacer entender y, tras unos minutos viendo la pantalla para emitir el boleto de manera correcta, saqué por un par de euros el mío, con destino a la estación Milano Centrale (Milán Central). Con una media hora de tiempo para quemar, salí de la estación y me fui caminando por la calle que llega a la estación perpendicularmente. A pesar de ser día de semana, no se veía mayor movimiento en esa calle, llegando en pocos minutos al final de la misma, donde había una costanera y el mar, que si tenía más movimiento de autos y personas, siendo esta otra calle una especie de paseo peatonal. De vuelta a la estación no más y me fui al andén, al que me acerqué, con algo de curiosidad, a una máquina de autoventa de boletos, a la que, metiendo los datos del pase, pude comprar un pasaje (validando el pase incluso) de Milán a Verona a eso de las 21:00 hrs en el tren FrecciaBianca (Flecha Blanca). Finalmente, a las 15:52, con unos 10 minutos de atraso, entraba a Diano Marina el tren InterCity procedente desde Ventimiglia y con destino a Milán, en la región lombarda.


Imagen
El paseo en Diano Marina. Al fondo, se adivina la estación


Imagen
InterCity a Milán


Busqué el coche 6 y subí, buscando el asiento que allí aparecía. Me sorprendió de que no era un coche con asientos en filas, como estaba acostumbrado, sino uno compartimentado para 6 personas. Toqué la puerta de vidrio de mi compartimento y entré, teniendo que hacer orden entre las maletas que había en el pasillo para poder sentarme y no quedar nadando entre bolsos. Íbamos 5 personas entre los seis asientos de allí adentro, mientras por la ventana aparecía de nuevo el gran Mediterráneo, límpido y con un cielo ya despejado, cogiendo rápidamente velocidad en camino hacia Milán.


Imagen
Asientos del compartimiento (en un momento en que no andaba nadie)


Imagen
Compartimiento en general


En inglés hablaban dos personas a mi costado, que de seguro eran una pareja. Para romper el hielo, aproveché un silencio y entré a hablarles:

- ¿Son ustedes de Estados Unidos?
- No. Somos de Nueva Zelanda.
- Ah, ok. Yo soy de Chile.


Ahí empezamos a conversar y me presentaron a las otras dos personas que iban en el compartimiento, uno de los cuales era monegasco (de Mónaco) que hizo un ademán de saludar y volvió a su netbook, para seguir navegando por internet, no volviendo a decir ni una sola palabra hasta bajarse del tren, y un bangladesí (de Bangladesh), que iba a Milán para tomar un avión a su país natal, en donde no había estado en 4 años, por lo que teníamos una pequeña reunión de Naciones Unidas en ese compartimiento, como decía la mujer neozelandesa: dos oceánicos, un europeo, un asiático y un sudamericano.

El paisaje se presentaba de la misma manera en el resto del trazado, recorriendo a más de 100 km/hr en varios sectores, con el mar siempre cerca y con ciudades similares a los pueblos de la costa azul francesa en sus formas, pero con algo menos de colores y sin palmeras. Realizamos detenciones en Alassio, Alvenga, Finale y Savone, para luego separarnos del mar, pasar al costado de algunos puertos y patios de carga y entrar a la estación de Génova - Piazza Principe, tras pasar unos túneles. Piazza Príncipe es la segunda principal estación de Génova, con 20 andenes, siendo la primera Génova Brignole, que si bien tiene la mitad de andenes, tiene más movimiento de viajeros (22 millones al año). Para salir hacia Milán, el tren saldría al revés, lo que implicaría un par de maniobras con nuestro tren, en la que otra locomotora se acoplaría por detrás para salir.


Imagen
Entrando a Piazza Príncipe


Imagen
Andén 17, donde estaba mi tren. Al frente, otro servicio a Milán.


Génova es una de las ciudades principales de esa parte de la costa mediterránea, lo que se notaba en sus andenes, llenos de gente aún para un día de semana. Del tren bajó bastante gente, incluyendo a los neozelandeses y al monegasco, quedando sólo el oriundo de Bangladesh, que hablaba por teléfono, y yo. Al final del andén en el que nos encontrábamos, había otro ancho túnel que llevaba hacia otras estaciones genovesas (en dirección a Roma). Tras 15 minutos de detención, salimos hacia la capital lombarda.

Inicialmente, tomamos las vías en los túneles por los que entramos, pero dentro del mismo tomamos las vías que torcían hacia el noreste, pasando por otros túneles. A medida que ganamos velocidad, todo se transformó en una seguidilla constante de túneles entre cerros: salíamos de un túnel, aparecía un pedazo de ciudad entre cerros y entrábamos al siguiente túnel, lo que se mantuvo por varios minutos (unos 15 o 20), incluso ya saliendo de Génova y pasando por sus ciudades satélites. Esto permitió que el tren atravesara ese sector montañoso prácticamente sin perder velocidad y evitándose trazados curvos engorrosos.


Imagen
Volando sobre terrenos genoveses


Imagen
Locomotora de un tren de trabajo


A lo largo de esa corrida entre cerros, pasamos por algunas estaciones encajonadas y cruzamos con un par de trenes de carga y de trabajo. Además, en algunos puntos (y más notorio a medida que nos acercábamos a Milán) los rieles estaban pintados de blanco, sin tener idea del por qué. En lo que pude averiguar después, algunas empresas en otros países lo hacen para reducir la radiación y el calor sobre los rieles, evitando que se dilaten excesivamente por el calor, pero no estoy seguro si es éste el mismo caso.


Imagen
Rieles en blanco


Ya cerca de las 18:00 hrs, salíamos de la zona de cerros y aparecía la llanura de la región de la Lombardía, la más poblada de Italia y con mayor PIB, cuya capital es Milán. A las 18:09 parábamos en Voghera, mientras el sol ya bajaba.


Imagen
Atardecer lombardo


En mi compartimiento, mi compañero no se despejaba del teléfono, del que había estado pegado prácticamente desde salir de Génova. Seguramente estaba realizando negocios. Cerca de las 18:30, hacíamos nuestra última detención antes de la capital, en Pavia, estación en la que me encontré con un tren de la empresa Trenord, compuesta por FS y FNM (Ferrovie Nord Milano) y que se encarga de las operaciones ferroviarias de pasajeros en la región. Aproveché de conversar un rato en inglés con mi compañero, en que hablamos un poco de mis vacaciones y de su viaje a su pueblo natal, en donde se quedaría un tiempo y volvería a Europa a seguir trabajando, en el intermedio en el que volvió a sonar su teléfono y se volvió a enganchar.


Imagen
Pavia


Al rato, ya empezaban a aparecer edificios a la distancia y barrios de casas, que se fueron complejizando a medidas que entramos en el tramado milanés de vías. Pasábamos en altura, viendo las calles con autos y tranvías al atardecer y tomamos una curva a la izquierda, que nos depósito en el colmado patio de Milano Centrale para, rozando las 19:00, parar en el andén bajo la nave. Siamo arrivati a Milano!


Imagen
Última curva para entrar a Milano Centrale


Imagen
Milano Centrale!

(CONTINUA MÁS ABAJO)
Última edición por ElSirio el 18 Abr 2014 23:26, editado 1 vez en total


Desconectado
Mensajes: 73
Registrado: 17 Dic 2008 22:35
(VIENE DE ARRIBA)
EL QUE NACE CHICHARRA, VIVE VIAJANDO - PARTE 6B


Si Toulouse Matabiau era grande, Milano Centrale era enorme. Tenía mucho movimiento a lo largo de todos sus andenes, que terminaban en un gran hall de varios niveles, con locales comerciales, oficinas y restaurantes. Un terminal en toda regla. Trenes locales, de alta velocidad, nocturnos, regionales e internacionales se juntaban bajo la gran marquesina. Pasé al edificio estación, de aspecto palaciego en su hall y bajé por las escaleras mecánicas a los niveles inferiores, en busca de las boleterías, para hacer las reservas para la siguiente pata del viaje: Milán - Münich en tren nocturno, para luego devolverme a Innsbruck, Austria (El tren a Münich pasa por ahí, pero llega a las 4 AM y es mejor dormir y tomar un tren de regreso, que sólo es una hora y algo de viaje). Luego de buscar, tomé mi número y esperé unos minutos en la gran oficina, repleta de mesas para atender a los viajeros.


Imagen
Una vista de la nave. A la derecha, tren nocturno a Lecce.


Imagen
FrecciaRossa saliendo de Milán


Imagen
Panel electrónico de horarios


Imagen
El interior de Centrale


Imagen
Tren suizo a Zürich


Imagen
Otro tren suizo, pero a Ginebra


Me tocó mi número y pasé a la respectiva mesa, en que una "ragazza" me atendió inicialmente en inglés, pero luego de saber que venía de Chile, hablamos en español. En resumidas cuentas, la conversación fue así:

- Hola, necesito pasajes para el nocturno a Münich, con Eurail pass, en litera de 2da clase, por favor.
- (Revisa en el sistema) No, no me quedan.
- ¿Y desde Verona, no te quedan?
- No, nada.
- ¿Y en otras clases?
- Tampoco
(...)
- ¿No tienes de casualidad otro tren nocturno que salga desde Milán?
- Tenemos uno que sale a Viena, del mismo tipo que el de Münich.
- ¿Y te quedan pasajes en ese?
- Si
- ¿En litera de segunda clase?
- Si
- Ya, dame uno Verona - Viena en esa clase para esta noche.

Y así hubo un cambio de planes sobre la marcha. Adiós Münich e Innsbruck. Viena, voy por tí.

Subí de nuevo al nivel de andenes y, por encima de los mismos, se encontraba un restaurant de carnes. No tenía pensado ir ahí porque se veía algo caro, pero en vista de que no me quedaba mucho tiempo y de que igual la idea era tentadora, subí a servirme un buen plato. Después de un rato de espera y de pedir el menú en inglés, ordené un buen plato de asado y papas fritas al costado, además de pan para acompañar, que estuvo bueno y permitió aplacar el hambre.


Imagen
Par de trenes de alta velocidad "FrecciaRossa" en los andenes


Poco antes de las 21:00, bajé y busqué mi andén para tomar el tren FrecciaBianca a Verona (El que compré en Diano Marina). Lo había sacado porque tenía la idea de que el nocturno a Münich pasaba por ahí y no por Milán. Si bien salía de Milán, igual que el que iba a Viena, lo saqué desde Verona para aprovechar el pasaje que ya había comprado. El tren, armado con coches y una locomotora en cada punta, dando la apariencia similar a la de un tren de alta velocidad, era parte de los servicios FrecciaBianca, que corrían a una velocidad máxima de 200 Km/hr. Dentro de gamas similar están los servicios Frecciargento (Flecha de plata; 250 Km/hr) y FrecciaRossa (Flecha roja; 300 Km/hr, la alta velocidad italiana). Me subí a mi coche mixto de 2da clase y cafetería y partimos. Empezamos a negociar a través de las últimas vías de la estación de Milán y nos colocamos en el trayecto hacia Verona, pasando por sectores con múltiples vías en que cruzábamos y pasábamos trenes locales, mientras levantábamos los 200 Km/hr, volando en la noche italiana. En mi coche, de distribución de asiento 2 + 1 (fila de dos asientos, pasillo y un asiento solo), no iba mucha gente, destacándose un rabino barrigón que hablaba por teléfono y de vez en cuando se llevaba un snack a la boca. Le pedí a una muchacha que iba cerca mío que me tomara una foto y, a las 22:30, ya estábamos en la estación Verona - Puorta Nuova (Verona - Puerta Nueva). Me bajé y, tras una pequeña, siguió su camino a Venecia.


Imagen
La "Flecha Blanca", ya en andenes


Imagen
Sus pulcros coches


Imagen
Interior del coche 2da


Imagen
Detenido en Verona Puorta Nuova


En la estación, que ya casi no tenía movimiento de pasajeros, excepto por los últimos trenes de pasajeros del día, estaban varios trenes detenidos en varias de sus vías, incluyendo una composición con locomotoras y coches austríacos que hacen servicio entre Austria e Italia (En Milano Centrale habían trenes suizos, que cubren generalmente rutas hacia Zurich). En el panel de la estación aparecía, dentro de los pocos trenes que quedaban, el Euronight a Viena (Wien, en el panel). Salí un poco de la estación, a ver su fachada desde afuera, momento en el que escuché a gente hablando un español relativamente neutro, que reconocí como chileno. Me quise acercar a preguntarles si efectivamente eran de mi patria, pero desistí. Volví al hall de la estación y subí al "binario" (andén) 6, a donde estaba anunciado el Euronight con salida a las 23:23 y con un retraso de 5 minutos.


Imagen
Verona - Puorta Nuova


Imagen
Material austríaco en andenes


Imagen
Locomotora "Taurus" de los ferrocarriles austríacos, decorada con motivos de Giuseppe Verdi


Imagen
Viena, allá vamos


"Il treno Euronight 481 proveniente da Milano Centrale e diretto a Wien..." se alcanzaba a escuchar por los parlantes, sugiriendo la entrada inminente del tren, que saldría a la hora publicada en el letrero. Me fui a la punta del andén y preparé la cámara para filmar la entrada del tren Euronight "Tosca" 481; Milano Centrale - Wien Meidling.



Entrada del Euronight "Tosca"


Imagen
Euronight en posición. Arriba, el letrero del andén dice "Wien" (Viena)


El tren, con un reparto de coches de distintas nacionalidades y tirado por una locomotora italiana, hacía su entrada al andén 6 de Verona Puorta Nuova a las 23:10. Busqué mi coche, mostré mi pasaje al asistente y corroboré que era el mío, quien se sorprendió cuando le conté que era chileno, preguntando qué hacía en Europa (como varios preguntaron a medida que me los encontraba). Me quedé tomando unas fotos en el andén hasta que el mismo asistente me llamó a subir, porque estábamos por salir. Busqué mi habitación, pensando en que no habría nadie, pero justo había una persona, que igual era más cómodo que el camarote lleno del Costa Brava en España. Los asientos-cama estaban hechos de pana roja y un enchapado en las paredes imitación madera, que se encontraba impecable, igual que todo el coche. Pasó al rato de partir el asistente pidiéndonos nuestros pasajes y, en mi caso, también el pase, los que serían devueltos en la mañana. Eso era nuevo para mi y le pregunté por qué, a lo que me responde que había que hacerlo. Sin otra opción, se los pasé.


Imagen
Habitación del "Tosca"


Imagen
Una de las piezas de mayor clase


Al rato, la persona que estaba al frente mío me saluda menos formalmente e intenta iniciar una conversación. Su nombre era Gergey y era húngaro. Iba en viaje a Viena y luego seguiría en bus a Budapest, a su casa. Me contaba que estudiaba en Milán, que ahora se iba a de vacaciones y que más adelante le tocaba irse a Alemania a seguir estudiando. Yo le comenté de mi viaje hasta el momento y lo que estaba haciendo. Luego de un rato, me acosté en la cama e intenté dormir, lo que logré con facilidad.


Imagen
La placa interior del trencito


Durante la noche, mientras dormía, el tren entró a Venecia, en donde se acopló con la fracción proveniente de Roma, formando un solo tren. En la mañana, desperté y se veía un día nublado y húmedo, pasando entre lo que parecía un río entre dos grandes y puntiagudos cerros, al estilo de lo que se ve en los fiordos de la patagonia chilena. A mi mente vino un "ah, Austria" y seguí durmiendo. Al rato desperté definitivamente y me levanté. Nos ofrecieron un té o café (pedí un té) y nos trajeron el desayuno a cada uno: dos panes, mantequilla y una bebida caliente (en mi caso, el té). A esa hora, cerca de las 8:30, pasábamos por planicies verdes, con casas desperdigadas por ahí y con algo de llovizna. A las 9:10, parábamos en el destino de nuestro tren: Wien Meidling (Viena - Meidling), cargando unos 35 minutos de atraso.


Imagen
Recién llegado


Imagen
Wien Meidling


Imagen
Llegamos con una Taurus en cabeza


Imagen
Un tren local. En el costado dice "Comadreja" y tiene un dibujo de una


Imagen
Un tren de cercanías


Imagen
¡Hay de todo!


Me recibió el frío vienés, en el verano que ya se iba, en la tierra en la que el alemán se hablaba y no entendía nada, pero ahí estábamos, así que no quedaba otra. Luego de un rato viendo el intenso movimiento de trenes, tomé la maleta y me empecé a mover para buscar donde pernoctar esa noche, en el viaje que no paraba.



CONTINUARÁ

------------------------------------------


Desconectado
Mensajes: 73
Registrado: 17 Dic 2008 22:35
EL QUE NACE CHICHARRA, VIVE VIAJANDO - PARTE 7
----------------------------------------------------------------------------------

A no mucha distancia de "Meidling" estaba, tras un enorme patio de vías la estación central de Viena (Wien Hauptbahnhof), actualmente en construcción, así que me cambié de andén y tomé el siguiente tren local en esa dirección. Eran equipos con aspecto interior bien clásico, lejos del blanco medio plástico que predomina hoy en los modelos nuevos que salen al mercado, y claro, éste era de 1979. Todo el sector que rodeaba a la "Central" estaba con obras de ampliación. Llegué a un sector subterráneo, con unos andenes y estación tipo "metro", que daba salida al edificio estación, más arriba. Salí a la superficie y ya se adivinaba que iba a llover, mientras frente a mí se mostraba la silueta de un edificio de la estación, que de no ser por los letreros, no lo adivinaba por lo grande que era. No te gritaba "estación de ferrocarriles" por alguno de sus costados. Entré, pasando entre sectores en obra y había letreros que indicaban que la estación tenía sólo 4 de sus andenes de superficie habilitados.



Imagen
Interior del tren local

Imagen
Andén subterráneo de Viena Central


Resultaba ser que ésta estación, más que estar en remodelación, estaba en construcción. La "Central" viene a reemplazar la estación Viena Sur, ya demolida, pensando en el aumento de servicios internacionales y en generar una vía expedita entre el este y el oeste (la estación Viena Sur tenía el final de la vía en sus andenes, por lo que para salir hacia otro lado había que tomar el tren por la cola y salir "al revés"). Se espera su finalización hacia 2015. Mientras, el tráfico de Viena Sur fue redirigido a Meidling.

Entre todo el concreto desnudo de las paredes y los letreros que indicaban los servicios que salían, subí a los andenes a ver qué había. Allí, se encontraba un tren formado por una locomotora diésel Siemens, con un modelo apodado "Hércules", que vendría siendo algo así como una prima de la "Taurus" eléctrica que vi anteriormente. Bajé de los andenes al enorme corredor que conectaba el metro, los trenes locales, algunas tiendas y otras instalaciones, que harán que, una vez que esté inaugurada, la Central sea un punto de conexión enorme y vital para Viena y Austria en general, viéndolo además como la puerta de entrada a Europa del Este. Busqué algo de WiFi, enganchando alguna conexión para buscar algún hotel donde quedarme. En las cercanías de la estación, a simple vista, no detectaba nada y ya quería dejar la maleta en algún lado, para ir más relajado y poder pegarme una ducha. Al final, recordé que el sector de la estación Meidling era más comercial, por lo que me devolví y traté de buscar allí, tratando de asegurarme con algo. Era ya mediodía y empecé a deambular por las calles cercanas. "Algo iba a encontrar", decía. Al final, media hora después, y ya con la llovizna amainando, encontré un hotel justo cruzando el río Viena, en el que había habitaciones y que, a pesar de costar 100 Euros la noche, estaba dispuesto a tomar, con tal de no seguir vagando.


Imagen
Tren a Bratislava

Imagen
Viena Central


Subí a mi habitación y, tras una refrescante y necesaria ducha, me tomé un relajo, respaldé algunas fotos de la cámara en la recepción y salí al supermercado a comprar algo de pan y queso para el almuerzo y colación, más una gaseosa para el camino. Tomé el metro, que tenía al lado y que en cosa de minutos me dejaba en Meidling, pero ahora en dirección a la tercera estación principal de Viena: Viena - Estación del Oeste (Wien Westbahnhof). El metro tenía la particularidad que serpenteaba por los espacios que le daba la ciudad, a través de viaductos y puentes metálicos, que hacían notar la antigüedad de la construcción, pasando de una estación subterránea a otra en viaducto, para finalmente bajar de nuevo.


[img]http://scont
ent-b-mia.xx.fbcdn.net/hphotos-prn2/s720x720/1509203_10202382795305143_1601494894_n.jpg[/img]
Andén del metro

Imagen
Tranvías

Imagen
Fachada de la "Westbahnhof"


Algo quedaba de la lluvia que a ratos caía sobre la capital, mientras a la salida del metro algunos tranvías pasaban y daban la vuelta alrededor nuestro. Allí al frente estaba el hall de la estación, al que accedí tras cruzar la calle.

Por dentro, un gran centro comercial se presentaba ante mí, con varios sectores de venta de boletos (manual y automático). Había variedad de locales y sitios para comer, aprovechando muy bien el espacio y, evidentemente, rentabilizando la estación, lo que permite mejorar la salud de la empresa ferroviaria, cosa que no se hace por éstas tierras del sur, en donde la premisa es vender y que el otro se haga cargo. Pan para hoy, hambre para mañana. Los andenes tenía varios trenes en sus vías, destacando la OBB, la estatal austríaca, además de los trenes ICE de la DB (Deutsche Bahn, la estatal alemana) y, al final, los de la empresa Westbahn, la primera operadora privada de pasajeros en Austria.


Imagen
Interior

Imagen
ICE alemán en andenes

Imagen
Railjet

Imagen
Taurus con decoración del musical "Cats"


Me fui al final de los andenes y me quedé esperando la salida del tren "Raijet" de la OBB a Innsbruck. Estos trenes son los más rápidos de esta empresa, corriendo hasta los 200 Km/hr, mientras atraviesan el país de este a oeste, visitando también Alemania y, por el otro lado, Budapest, en Hungría. En el intertando, también pasaban locomotoras maniobrando, incluyendo una Taurus de los ferrocarriles húngaros, que un niño pequeño y su madre, que estaban cerca mío, miraban también (el niño no decía ninguna palabra. Tan solo se limitaba a mirar ver trenes pasar, como varios). Luego de la salida del Railjet, salió el servicio de Westbahn y, tras unos minutos de fotos, me devolví a Meidling por el metro.


Imagen
Depósito a la salida de la estación

Imagen
Railjet próximo a salir

Imagen
Sí, niño. Ese es el de Westbahn.

Imagen
Locomotora eléctrica saliendo con un regional

Imagen
Otro railjet en andenes



Ya en mi punto de entrada a Viena, subí al Philadelphiabrücke (puente Filadelfia), sobre las vías de Meidling y por el que transitaban también tranvías, buses y autos, para tirar algunas fotos a lo que se moviera por debajo. Ya la tarde pasaba y, cerca de las 18:00, tomaba en Meidling un servicio regional que me dejaría, en cosa de una hora, en Bratislava, capital de Eslovaquia, en otra frontera que decidía pasar, siendo además el paso a Europa del Este.


Imagen
Patio de Meidling

Imagen
Transporte público

Imagen
Un tranvía paseándose por el Filadelfia.

Imagen
Local saliendo de Meidling

Imagen
Tren doble piso

Imagen
Taurus por todos lados


Otro Railjet


Empezamos a avanzar por el tramado gigante de vías de Viena, con los accesos a la Central, los enormes patios de clasificación de cargas y el movimiento que allí se veía. Nuestro tren iba bien de gente, pero con suficiente espacio. A medida que avanzábamos por la nubosa y oscura tarde, pasábamos por planos campos verdes, que dejaban espacio a varios molinos de viento a lo largo de la ruta. En la estación de Parndorf, se separa la vía que continúa y que se interna en Hungría, siendo ésta la ruta que usan los trenes Railjet a aquel país. Seguimos camino al este y llegamos a la estación fronteriza de Kittsee, tras la cual empezamos a avanzar y al fondo ya veían algunas fábricas, casas básicas y edificios cuadrados de concreto bien simplones, alejados de la presentación "europea" clásica que había visto en otras edificaciones. Entramos a las tierras "soviéticas", al este. Bienvenido a Eslovaquia!


Imagen
El horizonte en Parndorf. Al fondo se ve la vía que tuerce al sur

Imagen
Ya se ve el cambio...Bratislava a la vista


Cosa de un minuto después se abría el gran patio de la estación Bratislava Petrzalka, en donde había un par de locomotoras para trenes de carga y...nada más! Los andenes se encontraban a media luz y en silencio, siendo pocos los pasajeros que llegamos a ese punto. Entré al edificio de la estación y vi el muro de salidas y llegadas, las cuales eran todas desde y hacia Austria. ¿Dónde estaba el movimiento nocturno hacia otras localidades del este, o a República Checa, o a Hungría, o a Rumania... ¡¿Dónde?!


Imagen
Andenes de Bratislava Petrzalka

Imagen
Un acercamiento con la solitaria diesel eslovaca.


Salí de la estación y tomé un par de fotos de su fachada vidriada, mientras la noche ya bajaba sobre esta parte del globo. Me quedé caminando un poco y leyendo algo de los letreros que allí veía, lo que me llevó a la obvia conclusión...no entendía ni adivinaba nada. Sin saber qué hacer, ni mucho día para recorrer, hice un par de metros por las cercanías y me devolví a la estación, ya que dentro de un rato salía de vuelta el mismo tren a Viena. Justo en ese rato, maniobraba un tren tanquero que acababa de llegar mientras estaba afuera. Una "Taurus" austríaca dejaba el paquete en la frontera, mientras una pequeña locomotora diésel eslovaca se movía para atender la carga. En el andén, a media luz, se notaban algunos detalles más condescendientes con lo que uno puede ver a veces en Sudamérica, como un letrero amarrado con cintas a su mástil, para afirmarlo. Tras media hora en tierras eslovacas, me devolví a Viena.


Imagen
Fachada de la estación

Imagen
Interior

Imagen
Malla de horarios

Imagen
La diésel, lista para las maniobras

Imagen
Ya está por salir. Nótense los tirantes en el letrero.

Imagen
La Taurus posa en tierras extranjeras


Mientras iba en mi tren, casi vacío, agarré mi libro de itinerarios y me puse a ver la sección de Eslovaquia. Había trenes a varios lados, que salían también en la tarde-noche...pero de Bratislava hlavná, no de Petrzalka, estando a 15 minutos en auto una de la otra. Al final, los trenes a Eslovaquia que salen de la "Central" en Viena son los que pasaban a esa estación, así que quedaba como materia pendiente.

Otra vez en Meidling y partí al hotel a relajarme un rato. A eso de las 22:00 empezaban a pasar los trenes nocturnos, iniciando con el de Zürich, así que había que estar atento. Al final, terminé llegando cerca de las 22:10, cuando ya el tren, proveniente desde Budapest y con destino a Zürich, ya había salido de Meidling hacia la estación del Oeste, para rearmarse y salir una media hora después hacia su destino. Aún así, no significaba que se acababa el movimiento, sino que acababa de empezar.


Imagen
De vuelta en Meidling. Se aprecia un automotor ploteado con motivos de la creación de la nueva estación Central.

22:28 y entraba por la curva que viene desde "Oeste" el tren EuroNight "Chopin" con destino a la estación Wschodnia de Varsovia (Warszawa Wschodnia), en Polonia, incluyendo como comodín un coche dormitorio de los ferrocarril rusos (RZD, en sus siglas en ruso), que seguiría luego a Moscú acoplado a otro tren, todo conducido por una Taurus. Una corta detención, que me dejó tomarles un par de fotos a los coches de atrás (especialmente al ruso. No se me escapaba) y se iba ya el tren, que con suerte estuvo dos o tres minutos.

Imagen
Anunciado el "Chopin" a Varsovia


Entrada del "Chopin"

Imagen
Coche polaco

Imagen
El coche ruso

Imagen
La patente...

Imagen
Una placa que dice mucho


En el intertanto, trenes de carga pasaban bien seguido, incluso en un momento en que pasaron 3 en 5 minutos, en la misma dirección. Así también pasaban trenes locales a cada rato y alguno que otro Railjet, además de algún tren interno y/o de mantenimiento, así que no había como aburrirse con la cámara. Además, habían un par de máquinas de autoventa, por lo que me comí unas Haribo y tomé una gaseosa, parte del ritual adquirido en mi paso por Europa (recuerdan que en Francia eran las Oranginas?). En el intertanto, unos guardias se apersonaron en el andén para echar a dos personas que dormían dentro de una pequeña sala de espera vidriada que se encontraba a la mitad del mismo. Al final, ya cerca de la media noche y con algunos minutos de atraso, hace su entrada desde Budapest el EuroNight "Kálmán Imre" (bautizado en honor a un compositor húngaro de operetas), en su corta parada antes de seguir a la estación del oeste, para luego salir a Münich. Éste también entró con una Taurus húngara en cabeza y un grupo de 5 coches de la misma nacionalidad.



Carguero mixto pasando

Imagen
Un railjet finalizando servicio

Imagen
Se anuncia el último actor de la noche


Entrada del Kálmán Imre

Imagen
Coches húngaros en el andén

Imagen
Lista para salir


Saliendo de Viena Meidling


Ya siendo madrugada del Jueves, me fui de la estación, de vuelta al hotel, por un reparador descanso. Tomé uno de los últimos trenes del metro y a dormir.


-----------------------------------

CONTINUARÁ


Desconectado
Mensajes: 73
Registrado: 17 Dic 2008 22:35
EL QUE NACE CHICHARRA, VIVE VIAJANDO - PARTE 8A

----------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Zzzz...déjenme dormir un poco más...

zzz...

Bueno, la intención era levantarme bien temprano y tomar un tren, pero bueno, la pestaña de acero me ganó y dormí un poco más...qué se le va a hacer. De nuevo en pie y ya con las maletas a la rastra, tomé el metro (llamado U-Bahn) y llegué a Meidling a eso de las 9:15, mientras a la estación entraba un tren checo con locomotora austríaca. Tenía que llegar a la estación Simmering, que es por donde pasan los trenes a Eslovaquia, nuevamente a Bratislava, pero por la estación que no había visitado el día anterior. La idea era tomar un tren local que me dejara en la estación Central para tomar el tren que salía a las 9:21, pero justo al llegar a Meidling se me fue el tren local y el próximo era recién dentro de un rato, así que no llegaba. Tomé de nuevo el "U" y me di la vuelta larga, para tratar de llegar hasta la estación Simmering, a las afueras de Viena, y ver si alcanzaba el tren, que tenía pasada a las 9:28. Recuerdo que tomé una foto un rato después, a las 9:54, y todavía estaba viajando a Simmering...claro, llegaba impecable a las 9:28. Bueno, quedaba nada más esperar al tren de las 10:28.

Imagen
Tren internacional llegando a Meidling

Imagen
Metro de Viena

Salgo del metro en la estación Simmering, al final de la línea U3 y me digo "espero que aquí cerca esté a la estación". Llego a la calle que tenía a unos metros y miro a la izquierda, en donde había un puente, un andén y un tren maderero vacío pasando y al costado la entrada. Bien, ya está, llegué. Eran las 10:00 y estaba en el tranquilo y simple andén de la estación, con poca gente a mi alrededor, mientras pasaban dos o tres trenes de carga, bien seguidos, por una de las vías exteriores. Al rato, se encienden los carteles a ambos lados del andén central de Simmering, los que indican los próximos trenes: por la vía 1 a Bratislava y por la vía 2 a la estación Central, con llegada prácticamente a la misma hora (10:28 y 10:27, respectivamente), la que cumplieron, entrando los dos prácticamente al mismo tiempo a andenes.

Imagen
Locomotoras maniobrando en Simmering

Imagen
Viena Simmering

Imagen
Tren a Bratislava anunciado

Imagen
Tren regional a Bratislava

Al andén 1 entró un tren austríaco que traía como invitado a un coche eslovaco. Como a los coches austríacos se les podían bajar las ventanas, me fui en uno de ellos. Salimos de la estación mientras buscaba, encontrando uno con no mucha gente alrededor a la que pudiera molestar con bajar las ventanas, si bien al principio no lo hice. Íbamos rodando junto a un sector con varias vías y patios de maniobras que se veían a lo lejos, cruzando luego por el puente sobre el famoso río Danubio, para luego entrar a la estación Viena Stadlau, cubierta por una base de concreto sobre nuestras cabezas, lo que debe haber sido el piso superior con el hall y boleterías. Al poco rato de salir, ya nos alejábamos de Viena y empezaba a dominar el verde, viéndose a lo lejos verdaderos enjambres de grúas encargadas de seguir agrandando la capital. La vía que recorríamos, de simple vía y sin electrificar, circulaba por el norte del Danubio, mientras que la había recorrido el día anterior lo hacía por el sur, concentrando ésta última el tráfico a Hungría y algo de la carga a Eslovaquia (lo que circula con locomotoras eléctricas, al menos).

Imagen
Cruzando el Danubio

Imagen
Viena Stadlau

Imagen
Mucha actividad de construcción. ¿Serán las grúas para la estación Central?

Imagen
Campos

A lo largo del recorrido, ya con la ventana abajo y circulando a unos 60-70 Km/hr, pasábamos por algunas estaciones pequeñas en que el tren no se detenía y por sectores industriales, como galpones o silos, en los que variados carros de carga se encontraban. A las 10:52, entrábamos en Siebenbrunn - Leopoldsdorf, a la mitad del recorrido, en donde realizamos una pequeña detención. El paisaje del sector se mantuvo igual a lo largo de todo el viaje y era similar a lo visto el día anterior: campos abiertos, planos y con algunas plantaciones y arboledas, lejos del típico paisaje montañoso austríaco. Ya a las 11:05, nuestro trencito paraba en Marchegg, estación fronteriza y algo alejada del pueblo. En la estación se encontraba un tren con carros porta-automóviles vacío y con una locomotora eslovaca en la punta, la que seguramente esperaba ruta para correr hacia su país, además de realizar el cruce con el tren de pasajeros que venía en sentido contrario, desde Bratislava a Viena. A las 11:10 ya íbamos de salida y a las 11:13 cruzábamos el río Morava y entrábamos oficialmente en Eslovaquia. Al poco de entrar, se nos juntan las vías provenientes desde el norte (de República Checa, más que seguro) y entramos a la primera estación: Devínska Nová Ves.

Imagen
Algo de carga en las intermedias

Imagen
Interior del tren

Imagen
Llegada a Marchegg y cruce con el tren inverso

Imagen
Tren con locomotora eslovaca

Imagen
Cruzando la frontera del Morava

Imagen
Entrando a Devínska Nová Ves

Bastante movimiento de carga se apreciaba en el lugar, con un largo tren cargado con automóviles y contenedores que ocupaban parte del gran patio. Salimos tras una corta detención y empezamos a tomar varias curvas entre cerros que alojaban parte de los suburbios de Bratislava, que nos recibía con una cara algo más alegre que la del sector de Petrzalka. Cruzamos un par de túneles y se abrió el ramo de vías que nos dejó en los andenes en curva de Bratislava hlavná stanica, que significa estación central de Bratislava (y abreviada como Bratislava hl. st.), cuando el reloj marcaba las 11:34.

Imagen
Afueras de Bratislava

Imagen
Entrando a la estación central de Bratislava

Imagen
Tren de dos pisos

La intención de haber llegado antes era conocer algo de los alrededores de la estación, pero el plan ya ponía por delante un tren casi inmediatamente, así que, con suerte, pude recorrer la estación. Un gran letrero que decía "Bienvenido a Eslovaquia" en inglés nos daba la bienvenida en ese romboidal edificio, mientras me acercaba a la boletería, para consultar si me subía con el pase así no más o tenía que pagar una reserva. En la primera taquilla no me respondieron nada y me derivaron a otro lado, porque ni inglés entendía. Pasé a la segunda y me dio a entender de que no necesitaría la reservación, así que me fui al andén y esperé el EuroCity que estaba por entrar. ¡Próximo destino: Budapest, Hungría!

Imagen
Interior y pintura en la estación

Imagen
Salidas y llegadas

Imagen
El único mensaje que pude entender.

Imagen
Tren a Budapest anunciado

Imagen
Andenes

Dentro de los menos de 20 minutos antes de la llegada del tren, me quedé mirando en el andén y tomando algunas fotos, en donde sí había movimiento de pasajeros, y se notaba, no como en Petrzalka. De hecho, luego de mi tren, tocaba la entrada de un servicio a Berlín, proveniente desde Budapest, en un viaje que en total insume 12 horas, que desde Bratislava a Budapest son alrededor de 3. Finalmente, y casi a la hora, entró el tren a Budapest, a cargo de una locomotora y coches checos. Busqué un coche cualquiera de segunda clase (tomé uno de los de atrás) y me subí para buscar asiento. Tras un par de minutos, el tren reanudó su marcha.

Imagen
Entrada del Eurocity a Budapest

El coche, por dentro, presentaba un aspecto limpio y cuidado, con tonos blancos y algo azulados, más los asientos azules (que no se reclinaban, pero no eran incómodos). Al final del coche, se encontraba un letrero electrónico que daba los datos del tren, como la hora y las paradas, número y nombre del tren. Con eso me enteré de que estaba viajando en el coche 368 del tren EuroCity (EC) 275 "Jaroslav Hašek", nombre relativo a un periodista y novelista checo. Salíamos a buen ritmo desde Bratislava, pasando por sobre otras vías y caminos que conectaban un sector poco denso de la capital eslovaca, bajo una tónica que se notaría a lo largo de todo el viaje, con un paisaje rodeado de verde, como si de a poco los arbustos y pequeños árboles fueran encerrando la vía por los costados. La velocidad se mantuvo a lo largo del viaje, yendo parejo a unos 100-120 Km/hr y sin mucho ruido en el coche (íbamos a media capacidad), aún cuando cerca mío viajaban dos niños. A lo largo del viaje, se veían sectores de clasificación y movimiento de carga, aunque no muy densas, así como las ciudades que pasábamos. A las 12:45 hacíamos una corta detención de dos minutos en Nove Zamki.

Imagen
Jaroslav Hasek

Imagen
Interior del coche de 2da Clase

Imagen
Locomotora eslovaca

Imagen
Nove Zamki

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
(SIGUE MÁS ABAJO)


Desconectado
Mensajes: 73
Registrado: 17 Dic 2008 22:35
(VIENE DEL POST ANTERIOR)

EL QUE NACE CHICHARRA, VIVE VIAJANDO - PARTE 8B
---------------------------------------------------------------------------------

El resto del viaje siguió con normalidad, levantándome a caminar un poco, para estirar las piernas mientras avanzábamos. Finalmente, a las 13:10 se abre un gran sector de maniobras para cargas, lleno de vías a lo lejos y con algunas locomotoras estaciones, deteniéndonos a las 13:13 en Štúrovo, estación fronteriza con Hungría, cercana a las orillas del Danubio. Me bajé un rato del tren para tomar un par de fotos, mientras tuviera a la vista al personal del tren que se encontraba en el andén y así no quedarme abajo. En el letrero que en el andén anunciaba a nuestro tren, aparecía un bloque que decía "20 min". ¿20 minutos de qué? ¿Detención? ¿Retraso? Según mi libro, parecía que íbamos a la hora, así no debía ser un retraso. De cualquier forma, aproveché de recorrer algo los andenes, sin alejarme mucho, para tomar algunas fotos. Además, hice algunas tomas en el tren, recorriendo los otros coches de la composición, como el segunda clase compartimentado, el primera clase, otro segunda, un comedor y un coche de segunda adaptado para llevar bicicletas y personas con movilidad reducida más facilmente.

Entrada a Sturovo:


Imagen
Arboleda rodeando la vía, la escena normal en todo el camino por Eslovaquia

Imagen
Andenes de Stúrovo

Imagen
Estación de Stúrovo

Imagen
Sector de acceso a discapacitados

Imagen
Mesas del coche Comedor

Imagen
Interior del coche de Primera Clase

Imagen
Coche Comedor, sector de la barra

Pasé al frente del tren y le tomé un par de fotos a la locomotora, del fabricante checo Škoda, mientras a su lado estaba detenida una locomotora húngara, marca Ganz Mavag. En el patio, otra Ganz maniobraba con un tren que había llegado un rato antes. Tras media hora de detención, en el letrero del andén contiguo a mi tren, aparece anunciado el servicio inverso, con destino Praga, que tenía que haber llegado a las 12:52 y recién lo hizo a las 13:45. El mismo venía remolcado igualmente por una Škoda, llevando una composición igual a la nuestra. Finalmente, a las 13:55, empezamos el viaje para cruzar la frontera, con 35 minutos de atraso a cuestas, dejando atrás los terrenos ferroviarios de la ZSSK (La empresa ferroviaria eslovaca).

Imagen
Locomotoras en Stúrovo. A la izquierda, una húngara (Ganz Mavag). A la derecha, la checa (Skoda) y titular de nuestro tren.

Imagen
Coches eslovacos en Stúrovo

Imagen
Anuncio de la llegada del retrasado tren a Praga.

Imagen
Salida del tren a Praga

Imagen
Locomotora húngara más coches checos, maniobrando.

Imagen
Saliendo de Stúrovo, adiós Eslovaquia.

Me fui de vuelta al último coche y me quedé mirando hacia atrás, buscando la frontera, que no veía, al menos físicamente. Tras unos 10 minutos de marcha, cruzamos un puente metálico cerrado sobre el río Ipel' (sí, con el apóstrofe), tributario del río Danubio y entramos en la estación de Szob, ya en Hungría. El río Ipel' (Ipoly en Hungría) actúa como una de las fronteras entre los dos países, siendo la principal el Danubio (Dunaj en Eslovaquia, Duna en Hungría). ¡Bienvenidos a Hungría, entonces!

Imagen
Al medio del puente está la frontera húngaro-eslovaca

Imagen
Szob

Me llamó la atención de inmediato los postes de electrificación verdes que poblaban esa parte del país y que iban en sintonía con el paisaje que se veía alrededor, con poblaciones no muy densas, lindas casas, harto verde y pocos edificios. Y bueno, si tienes el Danubio al lado, genera un marco bien interesante en esta parte del mundo. Empezamos a rodar de nuevo y en nuestro ya prácticamente vacío coche, de no ser por algún pasajero y un grupo de anglosajones que jugaban a las cartas más atrás, pasaron a revisar los boletos un hombre y una mujer. Les pasé el Eurail Pass y lo revisaron, me lo devolvieron y se fueron, pero sólo a buscar un papel, que indicaba que en el pase debía tener todos mis viajes escritos en el espacio definido para ello en el pase, además de mis datos personales, arriesgando el pago del pasaje y una multa por no tenerlo (y bueno, justo tenía el pase en blanco). Discutimos un rato de que "si tenía los datos escritos" (nada más era de que en mi pase iba mi apellido, corroborado con el pasaporte), pero no me salió. Al final, le dije que le pagaba el pasaje, para salir del paso, pero al final me la dejó pasar "por ésta vez". Me levanté al ratito de que se fueron y le pedí a los "gringos" un lápiz, para rellenar todo de una vez y así evitar cualquier futuro problema.

Imagen
Una linda casona saliendo de Szob

Imagen
Un poco del gran Danubio.

Seguimos rodando y parando en algunas estaciones húngaras, en que se evidenciaba bastante movimiento de trenes, cruzando con unos 3 o 4. A medida que nos acercábamos a la capital, partí al coche comedor y pedí algo para almorzar, quedando algo de pollo y papas, más su jugo y algo de verduras, mientras entrábamos ya a Budapest, pasando por arriba de amplios sectores de vías, junto a tranvías y parques. Poco antes de las 15:30 y con el atraso que acumulamos en Stúrovo, bajaba del tren y pisaba suelo húngaro, en la estación Budapest - Keleti. Una gran y hermosa estación, muy parecida a la estación Mapocho, en Santiago de Chile, compuesta de una nave principal sobre unos 4 andenes, contando con otros más a un costado, fuera de la nave, todo coronado con una gran fachada y flanqueada por dos alas con oficinas y boleterías.

Imagen
Cruce con otro tren

Imagen
Ciudades y pueblos pequeños cerca de las estaciones

Imagen
Entrando a Budapest

Imagen
Almuerzo terminado, en los últimos km del viaje

Imagen
¡Llegamos a Budapest!

Imagen
Estación Budapest - Keleti

Imagen
Un lateral de la estación...

Imagen
...y el otro

Imagen
Alas laterales

[img]http//scontent-a-atl.xx.fbcdn.net/hphotos-ash3/t1/s720x720/1011001_10202471503402790_421907656_n.jpg[/img]
La fachada de Budapest Keleti

Imagen
Misma toma, más frontal. Se encontraba en obras, por lo que el ángulo no fue lo más facil.

Tras un recorrido inicial, ya quería dejar la maleta en una custodia por el rato que iba a estar, así que fui a unos lockers para dejarla, pero sólo aceptaban florines, la moneda local de Hungría (El Euro igual es aceptado). Cambié 10 Euros por florines y dejé la maleta, sólo para darme cuenta al salir de que había algunas máquinas que aceptaban Euros, pero como no hay "mal" que por bien no venga, me quedé con un billete de 500 florines como recuerdo, que conservo en mi billetera. Aproveché de recorrer los pasillos de los corredores laterales de Budapest Keleti, bien ornamentados con detalles dorados y algunos frescos pintados en los techos. Por allí llegué a la boletería, en donde sacaría el pasaje para la siguiente parte del recorrido, en donde fui atendido tras unos 15 minutos de espera.

- Hola, un pasaje a Zürich en el nocturno de hoy, por favor. Litera de segunda clase - le digo a la señorita que me atendió, en inglés

- No quedan pasajes - Me responde.

- (Mierda) ¿Qué queda?

- Sólo queda en asientos (plazas sentadas, lo clásico. No sirven para dormir).

- ¿Segura que no queda ninguna litera?

- Sólo en compartimientos exclusivos para damas.

- ¿Y desde Viena?¿Te quedan literas a Zürich?

- Déjeme ver...sí, sí quedan.

- Deme entonces un pasaje en plazas sentadas Budapest - Viena y en litera de Viena a Zürich.

Y listo, ya tenía mis pasajes de vuelta. Mi estadía en Budapest se reducía a sólo un par de horas, dado de que era un destino que no estaba en el programa que pensaba hacer en un principio y, principalmente, a que debía estar en París el día siguiente. El rally no terminaba.

--------------------------------------------------------------------------------------
(SIGUE MÁS ABAJO)


Desconectado
Mensajes: 73
Registrado: 17 Dic 2008 22:35
VIENE DEL POST ANTERIOR
------------------------------------------------------------
EL QUE NACE CHICHARRA, VIVE VIAJANDO - PARTE 8C

Aproveché las pocas horas de esa tarde en Budapest Keleti para tomar fotografías del movimiento ferroviario que en esa estación se mostraba. Incesante es una palabra que lo manifiesta a la perfección, ya que la estación no para en ningún momento, ya que, si no hay un tren entrando o saliendo, está haciendo maniobras. Locomotoras de distintos fabricantes y países, más los trenes con destino y procedencia de varios países hacen ciertamente atractivo el ferrocarril europeo a prácticamente donde quiera que se vaya. Esa flexibilidad es un plus.

Imagen
La escena clásica: El niño y el tren

Imagen
Una pintura en el acceso a andenes

Imagen
Detalle de las columnas

Imagen
Andenes vistos desde adentro

Imagen
Automotor húngaro en Keleti

Imagen
Austria, presente!

Mientras la megafonía automática de la estación anunciaba los distintos trenes que aparecían, salían Railjet a Austria y Alemania, mientras entraban trenes a tomar ubicación para luego salir a distintas ubicaciones en Hungría y más allá. Al rato, entró un tren que traía un coche primera clase con WiFi, la que probé con el celular. Funcionó sin dramas y me sirvió para joder un rato.

Imagen
Aleluya, internet gratis!

Poco antes de las 6 de la tarde, reconozco unos colores en algunos coches que venían siendo ingresados a la estación por una pequeña locomotora. Eran coches soviéticos, uno ucraniano y dos rusos, uno de los cuales todavía portaba el esquema verde soviético. Estos coches, junto con un set de equipos húngaros formaban el tren N°16 "Tisza" con destino a Moscú, con un coche a Kiev (Ucrania) y con los coches húngaros seguramente a destinos internos del país. Por mientras, en los andenes exteriores se armaba otro tren con unos coches desconocidos para mi. Los mismos tenían la inscripción "CFR", que no reconocí.

Imagen
Coche ruso con el esquema actual

Imagen
Coche ucraniano

Imagen
Otro coche ruso, pero con los colores anteriores.

Se trataba de los coches del tren EuroNight N° 473 "Ister", con destino a Bucarest, Rumania. CFR significa "Căile Ferate Române", traducido como "Ferrocarriles Rumanos", siendo el nombre de la empresa del tren CFR Călători (CFR Pasajeros, una división de CFR). El tren tenía coches con asientos, comedor, literas y dormitorios, coronado todo por una locomotora rumana en punta, fabricada por la empresa Končar (Croacia) y modernizada por Softronic, en Rumania. El tren salía a las 19:10, a la misma hora del mío. Mientras lo veía, un par de minutos después de su hora, salió el "Tisza" a Moscú, pero sin el coche ucraniano con el que se había formado (Lo estuvieron revisando al llegar a andenes, así que seguramente tenía problemas).

Imagen
La "patente" rumana

Imagen
Los coches dormitorio a Bucarest y la azafata esperando.

Imagen
Tren N°16 "Tisza" armado y listo.

Imagen
EuroNight "Ister", próximo a salir

Imagen
Salida del "Tisza". No lleva en coche ucraniano.

Salida del "Tisza":


Volví a la estación para buscar la maleta y se iluminó la gran estación con sus grandes focos, dando un tono anaranjado espectacular, que había visto en algunas fotos. Saqué la maleta y, un par de minutos antes de la salida, subí a buscar mi asiento. Era el tren EuroNight N° 466 "Wiener Walzer". Estaba usado por una jovencita, que estaba sentada con una amiga. Al final encontré otro asiento y se lo dejé. Al lado de mi asiento había otra muchacha, pero que no entendía nada de inglés, así que me fui esa parte del viaje escuchando como un viejo hablaba con la familia en húngaro y yo no entendía nada. Cerca de las 21:00 llegamos a Mosonmagyarovar, en donde la mayoría de los pasajeros de mi coche se bajó (los asientos, de hecho, estaban reservados en ese tramo para todos los que bajaron. Capaz que era una tremenda familia o un grupo). A las 21:12 entramos a Hegyeshalom, frontera húngaro-austríaca. En ese rato, con no más de 6 personas en el coche, me acerqué a conversar con una pareja, que resultaron ser canadienses que iban en viaje a Münich para el Oktoberfest que se realizaría ese fin de semana, bajando primero y haciendo noche en Viena (iban a bajar en Viena Meidling), que ya estaba cerca.

Imagen
Keleti con las luces del atardecer.

Imagen
Interior, ya vacío, del coche en el que viajé hasta Viena.

Imagen
Anuncio de nuestro tren en la frontera

Me bajó el hambre entrando a Viena y partí al coche comedor húngaro que llevábamos, seguido del canadiense. Allí estaba junto a la barra un húngaro hablando con las camareras que estaban en la caja y la cocinilla del coche, que era bar más que comedor. Nos vió y nos empezó a meter conversa, incluso hablando en español cuando le dije que venía de Chile. Con una botella de vino abierta a su lado, nos invitó a un trago, luego del cual al canadiense se le "calentó el hocico" y compró whiskey para todos, para tomarlo de golpe, con una foto conmemorativa. Me compré una bolsa de papas fritas para picar y partimos a nuestros asientos, porque ya estábamos en Viena. Nos fuimos a paso rápido por el comedor (y con la mezcla vino+whiskey haciendo efecto "en el piso") y estaba la compañera del canadiense esperando porque ellos se habían pasado de Viena Meidling, así que siguieron hasta Viena Oeste (Westbahnhof), la próxima estación. Llegamos allí en unos minutos y nos despedimos, mientras el tren empezaba a hacer las maniobras de rearme, para sumar los coches austríacos y dejar algunos de los húngaros allí (entre esos el comedor).

Imagen
¡Salud!

Imagen
Viena Oeste.

Imagen
La Taurus ahora a cargo

El tren estuvo parado un rato, mientras cambiaba la locomotora entre todo el movimiento. En un momento confundí la maniobra con la salida del tren y me subí corriendo a mi coche, porque pensé que se me iba el tren. Busqué mi litera, en la que habían tres personas jóvenes más y me acomodé. Salimos de nuevo hacia la noche y me acosté, para quedarme rápidamente dormido. Desperté a la mañana siguiente bordeando un lago, ya en terreno suizo y recibiendo el desayuno. A las 7:20, con puntualidad suiza, era que no, entrábamos a la estación central de Zürich, en el país de la precisión y el chocolate, otra parada en el camino que continuaba todavía hacia París.

Imagen
Zürich, puntual

Imagen
Potencia helvética al servicio del Euronight

CONTINUARÁ

---------------------------------------------------------


Desconectado
Mensajes: 73
Registrado: 17 Dic 2008 22:35
EL QUE NACE CHICHARRA, VIVE VIAJANDO - PARTE 9A
-------------------------------------------------------------------------------------------------

Ya abajo del Euronight, que era al rato enviado a depósito, me encontraba viendo el intenso movimiento de la principal ciudad de Suiza, en el que gente iba de lado a lado de la estación, bajo un gran letrero de llegadas y salidas sobre el sector que coronaba la transición entre el edificio principal de la estación, con un amplio y alto vestíbulo y la zona de andenes, de corte más moderno. Los andenes quedan a las afueras del edificio de la estación debido a que, por el aumento del tráfico ferroviario, en algún momento se corrieron las vías hacia el sur para tener más espacio, dejando al edificio principal como un gran corredor.


Imagen
Euronight en Zürich


Imagen
Locomotoras en los andenes


Imagen
Hall de la estación de Zürich


Imagen
Panel de salidas de la estación


Imagen
Automotor en andenes


Imagen
Curioso bus con acoplado


Imagen
Tranvía por una calle lateral de Zürich


Si bien Suiza es un país que me interesaba mucho recorrer, lamentablemente en esa oportunidad debía ir sólo de paso por allí, ya que debía llegar a París a una hora prudente, ojalá no mucho más allá de la hora de almuerzo. Con esto en mente y con maleta y pase en mano, partí hacia las boleterías, para poder sacar los pasajes que fuesen necesarios para llegar a la ciudad-luz; Justo había un TGV que en no mucho rato hacía el servicio directo, así que me apresté a sacar pasaje en ese:

- Hola, buenos días, necesito un pasaje a París.
- ¿Para cuándo? - me responde la chica bajo el mostrador, en inglés.
- Para ahora.
- Mmm...déjeme ver (..). No, no quedan pasajes para poseedores de pases Eurail - Existen cuotas de pasajes limitadas para usuarios del pase, por lo que no todos pueden comprar.
- ¿Y qué puedo hacer?
- Tendría que comprar el pasaje a precio completo. Son 100 Euros - (70.000 CLP, aproximadamente). En ese momento, se me deformó un poco la sonrisa que llevaba (ni a palos pagaba eso) y le empecé a preguntar por otras combinaciones para intentar llegar a tomar el TGV en otra estación y aprovechar alguna cuota de pasaje que no se hubiese llenado (o una que se desocupe antes de París).

- Caballero, no insista - Me responde la chica.

- Bueno, entonces, el tren que sale dentro de un rato a Basilea (frontera con Francia y Alemania), ¿Cuánto me cuesta con el pase Eurail? - Ya estaba medio molesto.
- No le cuesta nada. Sólo muestre su pasa.
- OK, muchas gracias, adiós - Respondí, di media vuelta y me retiré.

Subí al largo tren que estaba estacionado en uno de los andenes que allí estaban, mientras a cada rato entraban y salían trenes desde varias partes de Suiza y países vecinos (incluso algún TGV al fondo, que seguramente era el mío). Mi coche de Segunda Clase, de asientos oscuros, interior amarillo y a medio llenar, me sirvió de dormitorio un rato, porque apenas dejé el bolso y me senté, me empecé a quedar dormido, tratando de volver en si para tratar de ver algo del viaje. 8:35, aproximadamente y salíamos de Zürich. Los primeros 10 minutos fueron salir del enorme entramado de vías de la ciudad, con movimiento de pasajeros y carga por todos lados. Me venció el sueño y dormí pegado a la ventana, mientras cerros verdes pasaban a nuestro costado. En algún momento me tocaron el hombro, era el conductor, que me pedía el pasaje. Mostré el pase y me pegué de nuevo a la ventana. Poco rato después, desperté y ya íbamos entrando a Basilea, a menos de una hora de viaje desde Zürich. Basilea es la tercera ciudad más grande de Suiza y es compartida por tres países: Francia, Suiza y Alemania, teniendo la mayor parte de su frontera (y el punto trifronterizo) sobre el río Rín.

Me dediqué a recorrer la zona de andenes, teniendo en cuenta que estaba más o menos a una hora de que llegara el TGV desde Zürich. Recorrí el edificio principal de la estación, que estaba al costado de la zona de andenes y conectado con éstos a través de un paso superior, que tenía hasta locales comerciales. Localicé el sector de boleterías internacionales y me acerqué al mostrador, igualmente atendido por una chica y haciendole nuevamente la pregunta. Empieza a surfear en el computador, buscando pasajes, mientras me sentía más relajado y con algo más confianza, como diciendo "ya, ahora sí. Ésta es la mía", a lo que me responde:

- No, no quedan pasajes en ese TGV para poseedores de pase Eurail. Tendría que pagar el valor completo.
- ¿Y cuál es ese valor (debía ser menor que en Zürich, ya que Basilea era más cerca de París, como para tenerlo de consuelo)?
- 125 Euros ($85.000 CLP).

Y...me fui a la mierda.

- ¿Qué otras opciones tengo? - decía mientras de a poco me empezaba a resignar.
- Desde Estraburgo, nada. Mulhouse, nada. Dijon, nada - Me iba diciendo mientras revisaba en el computador otras combinaciones con alta velocidad. Si tomas distintos trenes regionales, que te saldrían gratis, llegarías a París pasadas las 20:00 - remató.

Al final, después de meditarlo un rato, pensando en que debía llegar rápido a París y que las 20:00 no eran opción, me resigné, le pasé la VISA y compré el pasaje en el TGV. Créanme, dolió pasar la tarjeta, pero no había otra. Recibí mi pasaje y el comprobante del pago de la reservación (un cobro de regalo de parte de los ferrocarriles europeos) y me dirigí al andén, que el TGV ya estaba próximo a llegar.


Imagen
Interior del tren a Basilea


Imagen
Andenes de Basilea.


Imagen
Vista superior de los andenes de Basilea.


Imagen
Locales comerciales en puente sobre andenes de Basilea.


Imagen
Hall de la estación


Imagen
Entrada del TGV a París.


10:25 de la mañana y hacía su ingreso a los andenes de Basilea el TGV "Lyria" procedente de Zürich y con destino París, el que haría una detención de 9 minutos. Busqué mi coche, haciendo fila detrás de un grupo de orientales que se demoraba un mundo en subir y que ya me daban ganas de apartar para poder subir (aún estaba medio idiota por el tema de lo que me costó el TGV). Busqué mi asiento, ubicado en el segundo piso del coche y me senté junto a la ventana. Era mi primer viaje en un tren de alta velocidad...y había que aprovecharlo!


Prácticamente a la hora iniciamos viaje y nuestro TGV se empezó a contornear por los desvíos de salida de la estación de Basilea, entrando a los pocos minutos ya en territorio francés y tomando algo de velocidad. Habremos estado circulando aproximadamente entre 120 y 160 Km/hr, a través de las vías convencionales, usadas por todos los tipos de trenes de la zona. En 20 minutos, ya hacíamos entrada y detención en nuestra primera estación francesa: Mulhouse (pronunciada "mulús"), con algunos trenes regionales en sus andenes.


En ese rato, había pasado a comprarme un sandwich y una bebida en el sector del bar del tren, ubicado unos coches más atrás, mientras tenía cargando el celular junto al baño, en donde un par de chicas de raíces africanas (que no entendían nada de inglés) estaban sentadas. Ya habiendo dejado Mulhouse atrás, pasó el conductor y una azafata revisando los boletos, teniendo que sacar "el boleto del millón de dólares". Algo tenso, saqué el papel y volqué mi botella de Coca-Cola sobre la mesa, mojando el diario en el que la pasajera de enfrente mío, una chica no mucho mayor que yo, hacía un crucigrama. Andaba "meado de perro". Me deshice en disculpas y, por último, sirvió para romper el hielo y entablar algo de conversación, en el que me presenté y hablábamos de lo que cada uno hacía y para qué, aprovechando de contarle algo de mi viaje y qué era lo que hacía. No hubo mucho interés y terminamos cada uno de vuelta en lo suyo.


Tomamos la línea de alta velocidad Rhin - Ródano, en su rama este de unos 140 km, empezando a levantar velocidad a través de una línea dedicada para este tipo de trenes, llegando a los 320 Km/hr. La sensación de viajar en este tipo de trenes a esa velocidad es la de andar flotando, ya que no hay sacudones, movimientos bruscos ni nada. Eso habla del mantenimiento exhaustivo que deben tener ese tipo de vías. A las 11:57 hacíamos entrada en la ciudad de Dijon, de poco más de 150.000 habitantes y ubicada a unos 311 km de París.



Volando en el TGV


Imagen
Dijon.


En Dijon se notaba bastante movimiento por la estación, cuya salida hacia el norte se encontraba en trinchera. Estuvimos detenidos unos 15 minutos, mientras nos acoplaban un segundo tren, que hacía el recorrido hasta París, seguramente con inicio en Dijon. A las 12:15, con un poquito de atraso, continuamos viaje.


El viaje transcurrió sin mayores novedades y entramos sin tanta prisa, pero sin pausa, por los suburbios parisinos, pasando por arriba por los costados de otras líneas de servicios locales y regionales, mientras por la megafonía de los coches sonaba el mensaje que anunciaba que ya llegábamos a París - Gare de Lyon (París - Estación de Lyon) en francés, inglés y alemán, disculpándose también por el retraso del tren, que era de unos 5 o 7 minutos. Finalmente, a las 13:44, nuestro tren se detiene en la vía 19, sector X, de la Gare de Lyon. ¡Bienvenido a la ciudad luz!



Últimos km a la Gare de Lyon


Imagen
París - Gare de Lyon.


La capital turística de Europa, referencia ineludible de la misma. Eso y más es París. Salí del tren y caminé hacia el iluminado vestíbulo, con un techo vidriado y transparente, que eran parte de la nueva ala de la Gare de Lyon, inaugurada poco tiempo atrás, debido a la necesidad de seguir creciendo en capacidad. Un piano público estaba en escena para quien quisiera tocarlo, cosa que dos personas a dúo empezaron a hacer, mientras también algunos niños hacían burbujas de jabón. Por un costado terminé entrando a la nave principal de la estación, llena de TGV por todos lados y con gran tráfico de personas en el hall, bajo el letrero que indicaba las salidas y llegadas.


Imagen
Andén de la nueva ala de la estación


Imagen
Hall de la nueva ala.


Imagen
TGV


Imagen
TGV bajo la nave original


Imagen
La Gare de Lyon, desde afuera.


Imagen
Andenes, vistos desde el buffet "Train Bleu"


Pasé al subterráneo de la estación y me compré una tarjeta telefónica para poder hacer unas llamadas. En París me juntaría con un excompañero del colegio, a quien no veía desde hacía 8 años. Lo llamé y quedamos de juntarnos en el hall de la Gare de Lyon a eso de las 16:30. Cerrado eso, partí a buscar hotel por las cercanías, para dejar el bolso y parar un rato. Tras tres cuadras de caminata, llegué al "Hotel Corail" (ja, vaya nombre, como el de los coches en los que viajé a Niza) y, por 70 Euros me pude quedar en una habitación, incluyendo el desayuno. Aproveché de pegarme una ducha y dejar las cosas en la diminuta pieza, para irme a la Gare de Lyon. Llamé nuevamente a mi excompañero, que me comentó que llegaría en unos 40 min, así que aproveché de ir a conocer otra de las estaciones parisinas, ubicada a sólo 5 minutos de la Gare de Lyon: La Gare de Austerlitz.


Puse paso firme y pasé por el puente Charles de Gaulle, que cruza sobre el río Sena, en dirección a Austerlitz, teniendo además al frente el puente de acero, formando un arco, por el que el metro parisino cruza el río y entra en altura a Austerlitz. Llegué a la estación, con algunas partes cerradas en su entrada por obras e ingresé a los dos sectores de andenes que posee. El primero de ellos está bajo las naves de la estación y el segundo a un costado, en un sector hecho de concreto y con techos cuadrados y bastante bajos. Desde esta estación no salían TGV, sino sólo trenes convencionales con destino a localidades del sur y sur-oeste franceses, como Orleans o Tours, mientras que los destinos nocturnos alcanzaban poblados más lejanos en esa dirección, como Perpignan, Toulouse y LaTour de Carol. Hasta Diciembre de 2013, dos meses después de mi visita, también tenía los servicios nocturnos a Barcelona y Madrid, actualmente descontinuados por la llegada de los TGV directos España - Francia.


Imagen
Puente del metro sobre el río Sena.


Imagen
Fachada de Austerlitz


Imagen
Entrada del metro a Austerlitz


Imagen
Andenes de la estación, con una Sybic.


Imagen
Dos francesas en el sector nuevo de Austerlitz.


Cumplida la hora, volví a la Gare de Lyon y esperé, encontrándome con mi excompañero y nos fuimos a conversar a un bar sobre la vida, lo humano y lo divino. En 8 años, además, hay varias cosas que contar. Me dio un pequeño recorrido por la zona céntrica en la que nos encontrábamos, como la plaza de la Bastilla. Tomamos el metro y un tren de cercanías mientras conversábamos y nos separábamos en la estación en la que el tomaba el tren a los suburbios parisinos, en donde vivía. Nos despedimos y tomé el tren en dirección a la estación Haussman - St Lazare, que estaba debajo de otra de las muchas estaciones ferroviarias parisinas: París - Gare de Saint-Lazare (París - Estación de San Lázaro).


Imagen
Plaza de la Bastilla


Imagen
Palacetes del centro parisino


Imagen
Liberté, Egalité, Fraternité


Imagen
Ídem anterior


Imagen
Estación del tren local Haussman - St. Lazare, bajo la estación principal


Imagen
París - Saint Lazare


La entrada a esta estación se hace entrando por un hall y luego se genera un corredor lateral con forma de galeria comercial de varios pisos, habiendo andenes en los superiores, detrás de los locales comerciales, con un total de 27 andenes. Es una estación dedicada principalmente a los trenes locales de la zona oeste de París, aunque también alberga algunos servicios de mediana distancia. Aproveché de pechar algo de conexión al Starbucks que estaba cerca y navegar algo por internet. A falta de Hot-Spots gratuitos, buenos son los Starbucks.


Imagen
Saint Lazare y su apariencia de centro comercial.


Imagen
A la derecha, acceso a andenes.


Imagen
Tren Intercités próximo a salir


Imagen
Andenes de la estación


De vuelta al centro, pasé a la Gare de Lyon, ya mucho más vacía y luego a Austerlitz, con el movimiento de los largos trenes nocturnos que estaban prestos a salir. Si bien no pude pasar a andenes, tomé algunas fotos de lo que había y partí al hotel, parando primero a cenar una buena carne al plato en el restaurant L'Europeen y luego a dormir.


Imagen
Austerlitz, de noche. Las luces rojas son parte de la iluminación que cambia de color. A la izquierda, coche del nocturno a Irún.


Imagen
Mural de salidas


Imagen
Andenes del ala nueva de Austerlitz


Imagen
A la derecha, una locomotora francesa. A la izquierda, Talgo "Joan Miró" a Barcelona.


Imagen
Austerlitz ya vacía


Imagen
Hall de la Gare de Lyon, sin el frenesí vespertino.


Imagen
Restaurantes afuera de la estación


Imagen
Restaurant L'Europeen


Imagen
Taverne Karlsbrau

CONTINÚA MÁS ABAJO
--------------------------------------------------------------
Última edición por ElSirio el 18 Abr 2014 23:46, editado 1 vez en total


Desconectado
Mensajes: 73
Registrado: 17 Dic 2008 22:35
(VIENE DE MÁS ARRIBA)

EL QUE NACE CHICHARRA, VIVE VIAJANDO - PARTE 9B
--------------------------------------------------------------------------------------------


En una nueva mañana, ya de día Sábado, olvidé un poco los viajes y me fui a hacer algo de turismo, a ver lo que en París no se puede perder ver, más si se va por primera vez: la torre Eiffel. Bajé al metro y fui hasta la estación "Trocadero", de las líneas 6 y 9 del metropolitano parisino, cuyos letreros ya indicaban el camino a seguir para acceder a ese notable lugar. Encontré las escaleras y empecé a subir, secuencia que recuerdo todavía claramente: Subiendo las escaleras, empiezo a notar afuera el cielo despejado, sin edificios cercanos, por lo que pensé que me encontraría con la torre de frente, que debía estar en un claro, sintiendo ansiedad por verla. Llegué arriba y a mi costado estaba la calle Wilson y al frente la plaza del Trocadero, mientras a la izquierda había sendos edificios, conformando el palacio de Chaillot. Entre medio de ellos, había un claro y mucha gente que transitaba. Me dirigí hacia allá y giré a la izquierda, y ahí estaba.


Imagen
Estación del metro "Charles de Gaulle - Etóile"


Imagen
Ella, la torre Eiffel. La primera foto que le tomé.


La verdad, ver la torre Eiffel por primera vez es impresionante y te la quedas viendo un buen rato, dándote cuenta por qué es tan popular: Una construcción notable, con un entorno despejado y que tiene sendos corredores que preceden como si de alfombras se trataran. Realmente el símbolo de Francia y Europa.

Mucha gente se congregaba en el mirador del palacio, que se encuentra a una considerable altura de la base de la torre, para mirarla o tomarse fotos en que aparezca la misma, como la postal infaltable (asimismo, le pedí a alguien que me tomara una foto), mientras a los pies, entre el palacio y la torre, se desarrollaba un evento deportivo que no logré distinguir. Convenientemente dispuesto había un carrito que vendía contundentes sándwiches, aprovechando de merendar algo allí. Bajé por los patios del palacio, cuyos alrededores estaban llenos de gente que vendía souvenirs con motivos de la torre, haciéndole la competencia a las tiendas oficiales. Se vendían réplicas de la torre en metal, así como llaveros, poleras, ceniceros y hasta peluches. Llegué a la base de la torre y crucé el río Sena, quedando directamente bajo ellas, viendo como los ascensores remontaban cada uno de los costados de la torre y repletos de turistas. En esa instancia, se me acercó una chica con una hoja en una tableta y un lapiz, con pinta de encuestadora. Decía que estaban en una campaña para unos niños por no recuerdo que enfermedad, para lo que debías firmar la hoja y darles algo de dinero. Cuando ya te diste cuenta que era un timo, ya un par de euros habían salido de tu mano. Más adelante me encontré con otra que me abordó, pero simplemente la ignoré y pasé rapidamente a su lado.


Imagen
Río Sena


Imagen
Campos de Marte


Imagen
Torre Eiffel, desde los campos de Marte.


Imagen
Escuela Militar


En ese sector, había entrado a los campos de Marte, ubicados entre la torre y la escuela militar, que es un gran parque público, lleno de gente de diversas nacionalidades, entre orientales, americanos y europeos, sentados por todos lados, admirando la torre o simplemente descansando. Caminé la longitud completa del campo y pasé a uno de los baños públicos ubicados en una de las esquinas, el que era autolimpiable y bastante amplio. Bien higienizado dentro de todo, considerando su emplazamiento. Luego, tomé el metro en la estación Escuela Militar y me fui a otro estación a tomar un tren regional, de los que pasaba por Austerlitz y la vía convencional con todo su movimiento. Pasamos por una estación subterránea que correspondía a Austerlitz y luego nos fuimos paralelo a un ramillete enorme de vías, con sendos patios de maniobras a los costados, en los que estaban muchos coches depositados y algún movimiento de carga. Me bajé en la estación de Juvisy, que era un nudo de varios ramales de los servicios regionales de París. Me quedé en uno de los curvos andenes y filmé algunas de las pasadas, de seguro a 120 Km/hr o más, de los trenes Intercités que pasaban sin parar. Luego de algo más de una hora, el aburrimiento me ganó y volví a Austerlitz.


Imagen
Andenes de Juvisy


Imagen
Un regional llegando


Imagen
Curioso edificio junto a la estación



Tren pasando Juvisy


Ya se hacía de noche, así que fui a la línea 6 del metro y me acerqué de nuevo a la torre Eiffel, a la que quería ver iluminada y de noche. Que más decir: Preciosa.


Pasé a comprar unos souvenirs y alcancé a ser el último de la noche en comprar un boleto y subir al primer nivel de la torre, ubicado a cerca de la mitad de su altura (donde se juntan sus cuatro "patas"). No pude subir más arriba porque ya estaba cerrado al público que subía (ya eran casi las 23:00 hrs, hora del cierre). La ciudad de la luz te recibe a tus pies, con una gran vista en 360° de todo el plano parisino, que debe haber sido mucho más espectacular de ver desde arriba, sin desmerecer a la gran vista del lugar donde estaba. Ya pasada la medianoche y con el espectáculo de luces destellantes de la torre a mis espaldas, tomaba el metro y me iba al hotel para poder dormir, en mi última noche en París.


Imagen
Torre Eiffel de noche


Imagen
Vista a los pies del monumento.


Imagen
En medio, plaza del Trocadero y el palacio de Chaillot


Imagen
Río Sena


Imagen
Campos de Marte y escuela militar.


Imagen
De vuelta al metro


Desayuné en el buffet del pequeño hotel esa tranquila mañana de domingo, mientras la asesora que atendía en la cocina me decía, en francés, que no ocupara tal plato para el yoghurt, sino otro (no entendía lo que decía, pero hizo el gesto). Una conversación entre alguien que sabe español, inglés y unas gotas de francés frente a una persona que sólo hablaba francés era obvio que no podía fructificar mucho, pero nos hicimos entender. Le ayudé a retirar los platos sucios de mi desayuno y me fui, pudiendo dejar el bolso durante la tarde, para que no estorbara.

Dediqué lo que quedaba de mi visita a París al turismo, yendo a los Campos Elíseos, la Plaza de la Concordia y el Arco del Triunfo. Me caminé todo el camino en subida hacia este último, pasando por un sector meramente comercial, con muchos locales de ropa y restaurantes finos, llegando tras una media hora o más a la base del Arco, con una rotonda que lo rodea. Ya la vuelta fue menos desgastante (en cuesta abajo) y me dediqué a recorrer algunos locales de electrónica y computación, para ver qué se tejía por allí. Había en una esquina además un par de autos deportivos de lujo (Ferrari, Lamborghini), que se podía arrendar para dar un paseo de 20 minutos por las calles de París y presumir de ello sin tener que desembolsar para comprarlo. Pasé por el costado de una galería comercial que promovía un baño de "alta calidad" por 2 Euros. Hay mercado para todo, decía. ¿Quien iba a ocupar un baño así? Casi como una ironía del destino, poco después de eso, la naturaleza me obligó a buscar un baño con cierta premura. Sí, me devolví y entré.


Imagen
Arco del Triunfo


Imagen
Grandes palacios en el centro arquitectónico parisino.


Imagen
Puente Alejandro III


Imagen
Historial Charles de Gaulle, con un gran complejo de museos, junto a la plaza de los Inválidos


Imagen
Obelisco en la plaza de la Concordia


Imagen
Cercanías de plaza de la Concordia


Imagen
El congreso, según se lee.


Imagen
Arco del Triunfo


Imagen
Un Lamborghini en arriendo. 89 Euros los 20 minutos.


Tenía un corredor enchapado en madera con un mostrador con tapas para inodoros con diseños diversos, como si de una galería de arte se tratara. Había fila para entrar, de unas tres personas. Una vez que se fueron desocupando las entradas, pasé y pagué los dos Euros a un recepcionista de gestos delicados. Esperé junto a la puerta de un baño y pasé. Tenía un interior con un decorado de piedras oscuras y enchapado en madera, además de una plantita detrás de un cubo de acrílico, iluminada. Me lo quedé mirando un rato mientras pensaba y, tras un golpe a la puerta, apurando (¡aguántate weon!), me retiré. Volví al metro y a las cercanías del hotel, para pasar a un supermercado a comprar algunas cosas que necesitaría, como un lápiz y una libreta, así como algo para comer. Mientras estaba en los aparadores, oí detrás de mi una voz en español y un chilenismo ("si, ya está bien, po'"). La respuesta clásica, me di vuelta y les pregunté "Disculpen, ¿Son chilenos?", a lo que siguió una respuesta afirmativa y nos quedamos conversando un rato de lo que hacía cada uno. Era una pareja de unos cincuenta y tantos, que llevaban viviendo en París más de 20 años, a pesar de lo cual hablaban bien la lengua materna, aunque ya las "erres" ('egges') les patinaban un poco. Tomé sus datos y quedamos en contactarnos para otra oportunidad. Después, pasé al hotel, tomé mi maleta y me fui a Austerlitz. Al rato, abrían el acceso al Eliposos TrenHotel "Francisco de Goya" París - Madrid, a donde llegaría en la mañana siguiente. El tren estaba hecho por una composición española Talgo, tocándome una habitación de cuatro literas. En la misma, mis compañeros de viaje eran un padre y su hijo pequeño, futbolista, que habían ido a jugar un campeonato a Inglaterra y ahora iban a España. Eran australianos.


Imagen
Tren Intercités recién llegado a Austerlitz


Imagen
Igual a la foto anterior, pero en la otra ala de Austerlitz


Imagen
TrenHotel "Francisco de Goya", pronto a salir de Austerlitz


Imagen
París - Madrid


Imagen
Pasillo interior del Talgo


Imagen
Habitación.


Imagen
Comedor.


Pasada las 18:00, hicimos nuestra salida en dirección a la capital española, mientras ordenaba mis cosas en la espaciosa habitación del Talgo. Recorrí un poco el tren, hecho en general de coches con literas de 1era y 2da clase, además de una cafetería y un comedor. Me fui a la cafetería, a ver cómo pasaba el nublado y aburrido paisaje que teníamos por afuera, mientras me pedía una bebida y un sándwich de jamón serrano y queso. El cansancio se me notaba y, tras joder un poco en el celular, me dormí.


A la mañana siguiente, pestañeé un par de veces, viendo un día soleado afuera, mientras serpentéabamos por vías españolas. En algún momento la asistente del coche nos fue a despertar, porque ya nos acercábamos a Madrid. Finalmente, a las 9:30, luego de unas 15 horas de viaje, nuestro tren se detenía suavemente en los andenes de Madrid - Chamartín, la misma estación de la que había salido 10 días antes en el "Costa Brava".


Imagen
Llegamos a Madrid.


Imagen
Nuestra compañera de viaje a lo largo de España.


----------------------------------------------------
CONTINUARÁ

HASTA ACÁ LLEVO REDACTADO, MUCHACHOS. PRÓXIMAMENTE LES TRAIGO LA CONTINUACIÓN, QUE YA DEBERÍA SER EL FINAL.


Desconectado
Mensajes: 2537
Ubicación: Barcelona
Registrado: 29 Ago 2010 23:14

Aunque algunos ya seguíamos tu viaje en Tranvía Portal, bueno es encontrarlo por estos lares.

Espero el final del recorrido... Que a más de uno nos gustaría repetir ;)

Un saludo.


Desconectado
Mensajes: 1778
Registrado: 28 Nov 2008 18:58
Pedazo de crónica. Me ha encantado. Me recuerda a mi interrail más salvaje, hace ya 14 años. Entonces era un mes continuado.

Después he hecho algunos más cortos, menos estresantes. Me suena el amor por la Orangina, los cambios de tren a última hora, esos trenes que van llenos en el momento inoportuno y te pegan una clavada en el precio.

Me llama la atención que eligieras el tren Amarillo para tu recorrido. Es un viaje muy similar a alguno de los que he hecho yo. Mucho tren y poca visita. Muchos no lo entenderían.

Es un buen manual para alguien que quiera hacer un interrail, eurorailpass o similar. Se puede cambiar los destinos, los trenes o el ritmo de las visitas. Pero es una buena base. Parte planificación, parte improvisación.

Los que van en cruceros o con touroperadoras no saben lo que se pierden.


Saludos desde Barcelona.


Desconectado
Mensajes: 452
Ubicación: L'H - Barcelona
Registrado: 19 Mar 2011 17:40
He pasado excelentes momentos leyendo tu reportaje, gracias por compartirlo.
Saludos.
Jordi


Desconectado
Mensajes: 73
Registrado: 17 Dic 2008 22:35
EL QUE NACE CHICHARRA, VIVE VIAJANDO - PARTE 10 Y FINAL

Ya estábamos a Lunes 23 de Septiembre y se acababa el frenesí viajero. Dejé el andén de Chamartín y al TrenHotel atrás para dirigirme al hotel, que está detrás de la estación. Hice check-in y me fui a la habitación que tenía en el 8vo piso, si mal no recuerdo. Dejé las cosas en el que sería mi sitio por las próximas 6 noches y, tras una ducha y colocarme ropa formal, bajé a Chamartín y enfilé a las oficinas centrales de ADIF (Administrador de Infraestructuras Ferroviarias), con la intención de conocer más sobre la gestión de las operaciones y del tráfico dentro de la red española, gracias a gestiones realizadas desde Chile.

Tras una primera reunión de coordinación para lo que haríamos el resto de esa semana de aprendizaje, me devolví a la habitación del hotel y dediqué la tarde a deambular y descargar las fotos de la cámara, para poder hacer algo de espacio. Durante la noche, aproveché de bajar a los andenes de Chamartín a recorrerlos un poco y ver la salida de los trenes nocturnos, aprovechando que los tenía a menos de 5 minutos de la habitación. Aún cuando eran trenes que no veía regularmente (por razones obvias), no me era tan interesante verlos, quizá por costumbre de ya conocerlos por internet o, simplemente, porque Chamartín resulta ser una estación medio aburrida, en que no se da esa suerte de "punto de encuentro" en que se transforman las estaciones y andenes más "catedralicios", como Atocha en sus tiempos de antaño o Milano Centrale y Budapest Keleti en la actualidad. Soy medio enchapado a la antigua, en todo caso.

De todas formas, aproveché de quedarme a ver algunos de los servicios que llegaban por las vías de Alta Velocidad y las salidas del "Costa Brava" a Barcelona y el Tren Hotel "Lusitania" a Lisboa, en Portugal. Con el trámite cumplido, volví a la habitación y, tras un rato de ver lo que pasaba por la TV, me dormí.


Imagen
Madrid - Lisboa en el Lusitania...y a Hendaya con combinación con el "Sudexpreso" Lisboa - Hendaya.


A la mañana siguiente, nos juntamos más temprano y partimos a conocer los centros de control de tráfico de Atocha y Chamartín, pudiendo apreciar en toda su magnitud el enorme nivel de tráfico que se gestiona, que deja a lo que controlamos en Chile como un ramal más. Fue muy interesante poder conversar con la gente que está en control y dominio de esa verdadera maraña de vías, trenes y estaciones, que generan una verdadera red, haciéndole honor al concepto. Luego de almorzar y acabar con las asignaciones del día, me recomendaron visitar Toledo, una ciudad turística por excelencia de España y que no tenía dentro de mis libros ni siquiera visitar. Estando tan cerca en tren de ella, fui a la estación Atocha a sacar un pasaje para uno de los bien seguidos trenes del servicio Avant y, mientras hacía la espera, aproveché de recorrer el espacio bajo la nave original de la estación, dedicado ahora al comercio y a alojar un jardín tropical, habiéndose empujado las vías hacia afuera, generando dos estaciones nuevas (una para trenes de cercanías y otra para los trenes de alta velocidad) que forman parte del mismo complejo. Pasadito las 16:40, me subía al "Avant", servido por un tren de la serie 104, fabricado por CAF en España, y partíamos circulando a buen trote hacia las afueras de Madrid, en un viaje de 74 Km hasta Toledo. Ya fuera del área metropolitana, tomamos la vía de alta velocidad a Sevilla (la primera en su tipo en inaugurarse en España, en 1992) como ruta principal, para luego separarnos en el sector de "La Sagra" y tomar la nueva ruta a Toledo, inaugurada en 2005. A eso de las 17:18, arribábamos a los andenes de la estación toledana. Habíamos hecho el viaje en alrededor de 35 minutos, alcanzando velocidades máximas de alrededor de 240 Km/h, sin detenciones intermedias (no hay ninguna población intermedia, de todas maneras).


Imagen
Interior de un tren de cercanías "Civia"


Imagen
Atocha Cercanías


Imagen
Antigua nave de Atocha


Imagen
"Madrid - Puerta de Atocha", sector de alta velocidad


Imagen
Interior del Avant a Toledo


La estación de Toledo fue inaugurada en 1919 y fue construída siguiendo el estilo "neomudéjar", que estuvo vigente entre finales del siglo XIX e inicios del XX en la península ibérica, devenido de una domesticación del estilo musulman "mudéjar". La estación se encuentra en muy buenas condiciones, habiendo sido restaurada no hace muchos años, dando un estilo único y que se adapta bien al estilo que se aprecia en toda la ciudad, con tonos café, mimetizándose con el color de la tierra arenosa del lugar. Ya estando allá, con 35°C en el aire, partí a caminar y a recorrer el lugar, cruzando el puente sobre el río Tajo, próximo a la estación y en cuyos alrededores y colinas se fundó la ciudad. Empecé a subir por las calles en zig-zag por sobre el cerro, en cuyo tope se veían algunas construcciones grandes, en lo que pensé que sería el área más turística. Me compré una gaseosa a media subida, que ofrecía en su lata una promoción para viajar a Chile (Los Muermos, para ser más exacto) y un llavero, como recuerdo. El calor en ese momento y la fuerte pendiente (sumado a mi estado físico) hacían aflorar el cansancio, pero aún me daba para seguir. Al final, llegué a la parte superior y era, justamente, el centro de la ciudad, con su ayuntamiento, con algunos turistas revoloteando por la plaza frente a él. Una de ellas me pidió tomarle una foto y reconocí el acento: "Eres chilena?", le pregunté, a lo que me respondió afirmativamente, me eché a reír y nos quedamos conversando un rato. Era de Valparaíso y estaba terminando un tour de 3 semanas por España. Tenía la duda de cómo volver a Madrid, así que le dije donde estaba la estación y nos separamos.

Tal como mencionaba antes, Toledo es una ciudad evidentemente turística y así se aprecia al recorrer sus calles y ver sus construcciones, con su apariencia medieval, extemporáneo a lo que luego fue la historia de América como continente. Si bien no me dio el tiempo de recorrer toda la ciudad, si logré


Imagen
Interior de estación Toledo


Imagen
Antiguas boleterías


Imagen
Torre de la estación


Imagen
Estación Toledo


Imagen
Toledo y el río Tajo


Imagen
Parte baja de Toledo


Imagen
Las angostas calles


Imagen
Catedral toledana


Imagen
Otra vista de la catedral


Imagen
Estatuas


Me quedé dando unas vueltas y luego bajé hacia el río Tajo, cruzándolo a través de un viaducto de piedra y finalmente bajando hacia su cauce a través de un sendero dispuesto para personas y bicicletas, que nace allí y llega a otras localidades. Había uncluso gente pescante en su ribera y algunos patos que la recorrían. Luego de eso y, con las últimas luces del día, volví a la estación de árabes influencias y me quedé haciendo tiempo y comiendo algo para matar el rato, tras unas poco más de dos horas de caminata. A medida que pasaba el rato se iba juntando gente para tomar el próximo tren a Madrid, que partiría pasado las 21:20. Un par de minutos antes, abrieron el acceso a andenes y subí. A las 22:00 ya estaba de nuevo en Atocha. Tomé un tren de cercanías que me llevó por los túneles de conexión de vuelta a Chamartín y quedé en el hotel.



Imagen
Río Tajo, mirando hacia Aranjuez


Imagen
Puente sobre el Tajo


Imagen
Camino al costado del Tajo


Imagen
Avant en Toledo, próximo a salir a Madrid


Imagen
Estación Toledo, de noche


Al día siguiente aproveché de recorrer un poco el sector de Atocha y luego me dirigí a las oficinas de la Fundación de los Ferrocarriles Españoles, en donde me pude interiorizar sobre las propuestas académicas que a través de ella se imparten, como postgrados o cursos, pensando en tomar alguno de ellos a futuro. Haciendo otro poco de turismo, que incluyó la compra de un cortauñas, recorrí las calles angostas típicas y llegué a la Puerta del Sol, cercana a la Gran Vía y al estadio Santiago Bernabéu. Visité alguna de las tiendas departamentales famosas del centro de la ciudad, viendo libros o alguna otra cosa que me pudiese llamar la atención y me terminé quedando como una hora viendo qué podía llevar (y que se ciñese al presupuesto). Luego de eso, devuelta a "Sol" y tomé un tren de cercanías en el subterráneo, para volver a Chamartín.

Al día siguiente, ya Jueves y, tras visitar un edificio de seguridad de circulación en Villaverde Bajo por el trabajo, visité el Museo del Ferrocarril de Delicias, que fue una de las estaciones de Madrid en su tiempo y que ahora aloja bajo su nave una disposición de locomotoras a vapor, diésel, eléctricas, automotores y algunos coches clásicos, como un comedor de la Compañía Internacional de Coches Cama (CIWL; Compagnie Internationale des Wagon-Lits) y un Talgo serie II. Además, es el punto de partida del tren turístico "Tren de la Fresa", que en los últimos 30 años ha conectado Madrid y Aranjuez, usando coches de madera y una larga variedad de locomotoras a lo largo de su vida. En el camino, también logré conocer la estación Príncipe Pío, que era otra de las grandes y palaciegas estaciones de la ciudad, que ahora se ocupa para los trenes de cercanías en su mayoría y definida como una estación de paso, no una cabecera como antaño.


Imagen
Villaverde Bajo


Imagen
Madrid - Atocha (Cercanías)


Imagen
Andén de Príncipe Pío


Imagen
Nave de Príncipe Pío


Imagen
Parte trasera del Talgo II


Imagen
Interior del último coche del Talgo II


Imagen
Coches antiguos (de ejes)


Imagen
Locomotora ALCo, cuyo primer ejemplar fue nombrado "Marylin", por su procedencia estadounidense.


Imagen
Locomotora Krauss Maffei, catalogada como serie 4000


Imagen
Locomotora eléctrica "cocodrilo"


Imagen
Pequeño automotor diésel


Imagen
Coche Comedor CIWL


Imagen
Locomotora a vapor seccionada para apreciar su estructura


Imagen
Locomotora a vapor "Confederación", de las más grandes que tuvo España


Imagen
Exterior del Museo y ex-estación "Delicias"


Otro de los lugares a los que me recomendaron ir a pasear fue a Valladolid, que está a una hora de Madrid a través de la alta velocidad. Aproveché los últimos ratos de esa tarde y tomé a las 17:45 el Avant a Valladolid. En el recorrido, paramos a la media hora en la estación Segovia - Guiomar, a la que se llega tras pasar el túnel de la sierra de Guadarrama, que corre debajo de los cerros y se evita el trazado sinuoso que implica el no tener túneles. El mismo tiene una longitud de 28,4 Km, siendo inaugurado en 2007 y ostentando el récord de ser el más largo de España y el quinto del mundo. Llegamos a destino y ahí estábamos en "Valladolid - Campo Grande". No estaría mucho rato en la ciudad, por lo que aproveché de recorrer, sin ningún plan definido. Frente a la estación había un parque, llamado "Campo Grande", que le daba el nombre a la estación y que congregaba a varias familias en sus corredores y bajo sus árboles.


Imagen
Pantallas en el interior del Avant a Valladolid


Imagen
Valladolid Campo Grande


Perdiéndome por las calles, terminé llegando al río Pisuerga, que cruza la ciudad y que posee paseos a ambos costados. Lo crucé por uno de sus puentes y llegué a algo que parecía un grupo de burbujas, como las que se acumulan en un lavaplatos cuando se lava la loza. Eso era la cúpula del milenio. Es un edificio multiuso que se montó en la ciudad con la ocasión de la feria internacional que se hizo en 2008. Tenía la pinta de un centro de eventos al mirar hacia adentro, siendo un salón abierto. De hecho, tenía armadas varias mesas para cenar y un escenario con una pancarta en chino, por lo que más que seguro había alguna cena de una compañía de esos lados.


Imagen
Río Pisuerga


Imagen
Pileta del Pisuerga


Imagen
Cúpula del Milenio


Había una suerte de parque alrededor, con unos juegos infantiles y una tienda de helados, además de una ciclovía. Sin embargo, algo me llamó la atención: había un juego con unos botones en el piso, los que, al pisarlos, hacía saltar agua desde unos "lanzadores", como los de las piletas en las plazas. Nunca había visto de esos y, bueno, aproveché de sacar al niño interior y me quedé jugando un rato. Además de eso, en el propio río había otro de esos lanzadores, que generaba un chorro de unos 20 metros de altura y que caía en el mismo río, como si de otra pileta se tratase. La verdad no me parecío muy justificable y más daba la impresión que "sobraba". Me lo quedé viendo un rato desde un mirador cerca de la cúpula, en donde me senté y me quedé descansando un rato.

Volví a "Campo Grande" y me quedé viendo algo del movimiento que allí se da. Aparte de los trenes de Alta Velocidad a Madrid y Segovia, salen trenes regionales a localidades cercanas del norte y noreste español, incluyendo también al TrenHotel Madrid - París, al que le quedaban poco menos de 3 meses de vida antes de ser retirado. El mismo llegó al filo de las 21:00 hrs, tras 2 horas y media de viaje desde Madrid por la vía convencional. En el sector de la estación, se encontraban también algunos trenes de carga, incluyendo uno cargado de automóviles, además de dos locomotoras que reposaban más atrás. Un par de minutos después de "las nueve", emprendíamos viaje a Madrid, llegando en buena hora. Quedaba después ver los clásicos nocturnos a Barcelona y a Galicia, alguno que otro tren y buenas noches.


Imagen
Nave de Valladolid Campo Grande


Imagen
Tren del servicio Avant de Valladolid a Madrid


Imagen
Civia entrando a Madrid Chamartín


Viernes...poco tiempo quedaba para terminar todo este viaje y, de hecho, ese día fue la última vez que asistí a ADIF. Me despedí y agradecí a quienes me ayudaron y acompañaron esos días, en que pude conocer y aprender como se mueve el ferrocarril en España. Si, es cierto, en 5 días no se puede ver mucho, más en el concierto europeo en el que está inserto España, pero igualmente es un buen ejercicio y muy provechoso de poder haberlo hecho. Satisfecho y contento, volví al hotel a gestionar mi extensión de las noches de hotel para poder cubrir la del sábado, que no había sacado todavía (dependía del pasaje de vuelta, que al final quedó para el domingo). Ya libre de ese menester, preparé la cámara y salí a tomar fotografías a la vía. Sin saber mucho a dónde ir, tomé algunos consejos y fui a Valdemoro, en las cercanías de Madrid. Era una tarde nublada, así que primero me quedé en la estación viendo qué pasaba, sin antes pasar por la taberna de la estación y tomarme algo para mojar la garganta. Luego salí caminando a explorar y encontré un cerro por el que logré llegar a un sitio bastante bueno para las fotos, pasando algunos trenes bastante interesantes.


Imagen
Estación de Valdemoro


Imagen
Civia saliendo de Valdemoro


Imagen
Tren de carga en toda la curva


Hablando del sector propiamente tal, se veía Valdemoro como un suburbio residencial bien agradable y tranquilo, como para vivir, digamos. De vuelta de las fotos, pasé a comprar algo para comer y, a la salida, unas niñas pasaron ofreciendo unas rifas para poder juntar fondos para un viaje. Les compré un numero como a dos Euros y me comentaban cómo podía enterarme de los resultados, pero les dije que volvería a Chile en cosa de días. Me quedaron mirando con cara de "y bueno, habrá que devolverle el dinero, no?", pero les dije que no importaba y me fui. Tomé el tren de vuelta a Chamartín y declaré el día como terminado, no sin antes ir a ver nuevamente la salida del "Costa Brava" que, por ser Viernes, alargaba su recorrido hasta Cerbere. Hoy, esta prolongación del recorrido ya no existe.

Ya para el sábado tenía planes y viajaría en el tren turístico "Río Eresma", que viaja entre Madrid y Segovia (por el trazado original, no por el que usé para ir a Valladolid), usando un tren que se usaba antes en servicio de cercanías en ese corredor y que, tras sucesivas reformas, sirven tanto en España como en Brasil y Chile: un UT-440, pero en este caso con su pintura e interiores originales. Había hecho mi reserva unos días antes y ese día saqué mi pasaje abordo del tren. Era la primera salida de la temporada de otoño del "Río Eresma" y en la fría pero soleada mañana en Chamartín (otra vez) se congregaba la gente ya en la hora de partir. Cerca de las 9:20, luego de que los dulzaineros que estaban en el andén terminaban de tocar sus instrumentos, parientes del oboe, partimos.


Imagen
UT en Chamartín


Imagen
Dulzaineros


El interior, de colores crema, asientos de cuerina roja y ventanas que se podían abrir era una contraposición a lo que son hoy estas unidades, en que el blanco predomina en su interior, con algo que intenta ser sobrio pero termina siendo más parecido al pasillo de una clínica. Salíamos de las vías de la estación y empezábamos a negociar la salida de Madrid a través de vías, cruces y túneles, en uno de los cuales nos cruzamos con el nocturno procedente de París, cargando algunos minutos de retraso. Varios aficionados y socios de la AAFM (Asociación de Amigos del Ferrocarril de Madrid), que son quienes operan el tren, se encontraban abordo, tomando fotos por las ventanas del tren, mientras se nublaba el día y algo de viento helado aún corría. Pasamos por fuera de la gran factoría de la empresa Talgo, en la cercanía de la estación "Las Matas". En la gran explanada, se apreciaba gran cantidad de material ferroviario sin uso, graffiteado por todos lados, mientras el mantenimiento y construcción de nuevas unidades se realizaba bajo la protección de las naves ubicadas en las puntas.



Imagen
Interior de la 440.


Imagen
Patio de Talgo en Las Matas


10 de la mañana y llegábamos a la estación de Villalba, en donde se separa la vía que va hacia Irún y la frontera francesa (por el noreste) con la vía a Segovia. Paramos unos minutos y continuamos viaje, tomando el desvío que nos colocaba en ruta hacia Segovia. Esta vía actualmente tiene poco tráfico, ya que la vía de alta velocidad desplazó a la convencional en los trayectos de punta a punta (media hora contra 2 horas), además que las poblaciones intermedias entre Villalba y Segovia son bien mínimas, con la única excepción de la estación de Cercedilla, que recibe esquiadores que suben a la estación de Cotos, mediante un pequeño tren de trocha métrica que de allí sale. El trazado se remonta a través de la sierra de Guadarrama a través de una serie de curvas, túneles, subidas y bajadas, radicando allí uno de los grandes atractivos del viaje: el paisaje de cerros y valles de la sierra. Cruzamos uno de los túneles largos del tramo superior de la sierra y aparecimos rodeados de la niebla por el otro lado, mientras emprendíamos la bajada con el valle a nuestros pies. En la estación de Navas de Ríofrío-La Losa cruzamos con un tren de cercanías de Segovia a Villalba y Madrid para finalmente, tras unos cuantos minutos más, entrar a la estación de Segovia, fin de la vía proveniente desde Villalba e inaugurada en 1888.


Imagen
Valle de la Sierra de Guadarrama


Imagen
La sierra y la UT de cercanías lista para subir.


Imagen
Navas de Ríofrío-La Losa


Imagen
Llegamos a Segovia


Imagen
Estación de Segovia


Un rato antes, un bus había partido con gente hacia el centro turístico, pero me quedé tomando algunas fotos y terminé haciendo el viaje a pie, que resultó ser más relajante y entretenido, además de que iba cuesta abajo. Además, contaría con una buena cantidad de horas en Segovia, por lo que podía campear a mis anchas. Tras una media hora de marcha, llegué al acueducto de Segovia, uno de sus puntos turísticos más importantes, ya con casi 2000 años de antigüedad, que son sólo una parte de la rica historia de aquella ciudad. Turistas de todas partes del mundo se apreciaban recorriendo esos lugares, incluyendo muchos orientales.

Siguiendo por los recovecos segovianos, llegamos a la Plaza Mayor, donde hay un teatro y otra de las grandes atracciones: la catedral de Segovia, la última de estilo gótico construída en España y de grandes dimensiones, corona el centro de la ciudad. Segovia es muy católica, demostrado por la gran cantidad de conventos y catedrales que se erigen en el casco histórico. Finalmente, se llega al Alcázar de Segovia, la fortaleza y palacio de los Reyes de Castilla y con casi un milenio de antigüedad. Posee un museo de armas en lo que fue el Real Colegio de Artillería, además de estar junto a la Casa de la Química. Recorrí sus suntuosos salones, con vitrales y detalles dorados, además de subir la angosta torre por su escalera de caracol hasta la azotea del Alcázar. Allí una familia me pidió que les tome una foto. Uno de ellos me pregunta "Eres chileno?", quien resultó ser un viñamarino que llevaba 30 años en España, habiendo perdido el acento chileno por completo.


Imagen
Una iglesia de Segovia


Imagen
Acueducto de Segovia


Imagen
Vista desde el acueducto


Imagen
Plaza Mayor


Imagen
La catedral segoviana


Imagen
Casa de la Química


Imagen
El alcázar


Imagen
Real colegio de artillería


Imagen
Salón del Alcázar


Imagen
Vitrales


Imagen
Tronos


Imagen
Techo dorado de alguno de los salones


Imagen
Campiña segoviana


De vuelta en la entrada, con el hambre acechando, pasé a almorzar a uno de los pequeños restaurantes junto a las callecitas, en donde ofrecían el plato típico de Segovia: cerdo. Pedí uno como lo preparan allí y tenía una textura muy suave, similar al pollo asado. Luego de eso, me dediqué a bajar la comida y a seguir recorriendo, perdiéndome por otras calles, a ver qué encontraba. Pasé por algunas plazas pequeñas y miradores, lugares en los que no transitaba prácticamente nadie, por lo que se podía estar muy tranquilo. Al rato, bajé nuevamente a la estación, que se encontraba vacía y me puse a recorrer las vías del patio. Se aprecian muchos detalles antiguos y que no han sido modernizados, como sujeciones y postes, que datan de la época en que la línea fue electrificada, por una compañía privada que explotaba la línea antes del nacimiento de la operadora estatal RENFE. Además, se apreciaba una tornamesa, escena poco usual hoy en día en España y con cada vez menos uso a nivel mundial. Hacia el final, estaba la faja vía de un ramal a la localidad de Medina del Campo, ya levantado, cuando empezó a llover y me tuve que devolver corriendo a la estación para no mojarme tanto, ya que fue una de esas tormentas rápidas pero fuertes, con tormenta eléctrica incluída. Ya de vuelta y tras unos minutos, pasó la tormenta y empezó a llegar la gente para el retorno a Madrid, mientras hacía lo propio un servicio de cercanías de RENFE a Villalba. Finalmente, salimos con las últimas luces del día y entramos a Chamartín pasado las 22:00. Luego de conversar en la estación con los muchachos de la asociación que venían abordo, fuimos a comer unas pizzas a un Domino (podías comer las que querías y estaba más barato que en Chile) y cerramos el día como corresponde.


Imagen
Otra vista del acueducto


Imagen
Tren de cercanías y la UT del "Río Eresma"


Imagen
Tren métrico del ramal de Cercedilla a Cotos


Imagen
De regreso en Chamartín.


Imagen
Servicio Avant en andenes

A la mañana, con las últimas horas, no quedaba más que armar los ahora muy pesados bolsos (regalos, libros, ropa sucia que aporta al peso, etc.) y dejarlos en recepción, para aprovechar de recorrer un poco más antes de irme. Partí de nuevo a la Puerta del Sol y recorrí la Gran Vía y la plaza de España, parte del casco histórico de la ciudad. Pasé a almorzar a un local de parrilladas, tomé por última vez el cercanías a Chamartín y fui a retirar mis cosas. Bajé al metro y me fui a la terminal 1 del Aeropuerto de Barajas. Pensé que podría tener algún problema con el peso de las maletas, pero no fue tal y pasé sin problemas. Mientras esperaba tranquilo y ocupaba los últimos euros en navegar por internet (para no irme con los bolsillos llenos de monedas), pensaba en lo que había sido este viaje surgido de la nada, casi como un arranque. Si bien lo pasé bien, sentí que me faltaron cosas por hacer y que no lo pude disfrutar de todo el modo que hubiese querido, así que quedaba la tarea de volver algún día, y esperemos que sea pronto. Luego de un cambio de puerta de salida del avión, hice la respectiva fila y subí al mismo. Recuerdo que ya antes del anochecer estábamos despegando de vuelta a la realidad, sirvieron la cena y rápidamente caí dormido.

Varios husos horarios y horas de vuelo después, era despertado en Ezeiza, donde debía bajar y de alguna forma matar las 3 horas que me quedaban hasta que saliera mi vuelo, que ya al amanecer de ese 30 de Septiembre de la primeravera austral salía hacia casa. Ya a las 9 de la mañana pisaba tierra chilena y me encontraba con mi madre, quien me llevaría a casa. Sin embargo, le pedí que me llevara a la oficina, a saludar a mis colegas y a mi jefa, que se iba de vacaciones esa misma tarde. Al final, me terminé quedando casi toda la tarde en la oficina, calzado por algunas urgencias, sin tanto cansancio acumulado del vuelo, seguramente por haber dormido bien. Al final, llegué a casa nuevamente, tras 20 días afuera, después del viaje más grande que he hecho y, bueno, pensando en los que se vendrán.


FIN

------------------------------------------------------------------

Quiero aprovechar este espacio para agradecer a todos quienes se dieron el tiempo de leer mi relato y viajar conmigo. Espero seguir perfeccionando mi forma de relatar y la calidad de lo que entrego, para vuestra lectura y deleite. Saludos!


Desconectado
Mensajes: 1537
Registrado: 20 Sep 2012 18:02
Muchas gracias, ElSirio. Ha sido muy interesante seguir tu relato, por lo que para ti, es el otro lado del mundo.
Un cordial saludo.

Siguiente

Volver a Tren Real

Síguenos en Facebook Síguenos en Youtube Síguenos en Instagram Feed - Nuevos Temas
©2017   -   Información Legal
cron