

Julash insistía constantemente en hacer el viaje en bus. Mucha gente en Bangladesh prefiere viajar con alguna de las excelentes compañías de transporte por carretera que cuentan con modernos autobuses, cómodos y dotados de aire acondicionado, lo que marca la diferencia ante el lujo en todos los aspectos de la vida cotidiana en el país. Por fin logré salir de Dhaka aunque con una gran carga de frustración por no haber podido hacerlo en tren. Después de una semana visitando la zona de Cox´s Baazar donde se encuentra la playa más larga del mundo y donde los bangladesies más pudientes disfrutan de sus vacaciones llegué a Chittagong. Mi guía me presento a un amigo suyo, un estudiante de derecho al que pregunté por la posibilidad de conseguir mis ansiados billetes para volver a Dhaka en tren. Este señor me explicó que era necesario comprarlos en el mercado negro, se ofreció a hacer la gestión y le adelanté unos 800 Taka (8 € ) que comprendían el precio de dos billetes más el correspondiente soborno.
Mientras el estudiante me conseguía los billetes hice una última visita a la vieja estacíon donde tuve una buena charla con los jefes de la estación que posaron gustosamente para las fotos y pude conocer su curiosa oficina donde no habían llegado aún los adelantos tecnologicos ya muy implantados en los BR.