Mark Twain relató sus sufrimientos como turista. En un viaje a Tierra Santa habló de los ferrocarriles egipcios, de los cuales tuvo conocimiento de primera mano durante su estancia en el valle del Nilo: “No hablaré de los ferrocarriles, pues son como cualquier otro ferrocarril. Sólo diré que el combustible que utilizan para la locomotora está compuesto por momias de tres mil años de antigüedad, adquiridas con ese propósito a tanto la tonelada o en el cementerio y que, en ocasiones, uno escucha al profano ingeniero decir malhumorado en voz alta: «J—r con estos plebeyos, no se queman nada…, pásame un rey”. ¿Real o ficción?
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