Hola a todo el mundo.
Tengo 24 años. Soy aficionado al ferrocarril desde que tengo uso de conciencia y he tenido la inmensa suerte de poder trabajar actualmente en él gracias a que la nueva LAV Madrid - Levante pasa (y para) por "mi pueblo".
Llevo mucho tiempo visitando este foro y he de decir que cada vez que me he pasado por aquí he aprendido cosas nuevas referentes a la historia e intrahistoria de este medio de transporte tan peculiar y precisamente eso es lo que quiero seguir haciendo, aprender. Me he quedado sorprendido de la calidad de los temas, de los conocimientos de los foreros y sobre todo, del sentimiento tan puro, expresivo y real que tiene todo el mundo cuando se recuerdan "tiempos mejores". Decir que aunque no haya tenido constancia personal, por mi juventud, de otros tiempos donde el material rodante era más variopinto, el reloj marcaba las horas y los minutos a otro ritmo, donde las estaciones eran precisamente eso... estaciones, sí que soy consciente de que este querido medio de transporte nuestro tiene una historia y precisamente cuando se conoce esa historia al mismo tiempo que se encaja ésta en el contexto social de dicho momento, se entiende su evolución y estado del arte. Antes, los viajeros eran precisamente eso... viajeros, mientras que hoy en día son clientes.
Ya sé que a lo mejor este pensamiento puede ser contraproducente ya que trabajo en la LAV, pero sí es verdad que los países modernos deben tener comunicaciones por Alta Velocidad entre las ciudades más importantes y nunca se debe perder el norte de la importancia de ofrecer un servicio público. En este país, el AVE es un arma arrojadiza de los que supuestamente se preocupan por nuestro bienestar (lo que hablaba antes de contextualizar la historia del ferrocarril, para entender los por qués...), y eso, unido a la gestión de algunos, lo convierte en un medio de transporte en el que las inversiones que se realizan en el mismo no obtienen el rendimiento suficientemente necesario ni social ni económicamente.
Pero en fin, no me he registrado aquí para el AVE, sino para el tren de antes, el tren que realmente enamoraba al viajero y del que aun queda algo por ahí aunque cada vez menos.