¡Catetos de trenes! ¡Qué recuerdos! ¡Y qué envidia! Más que nada, porque en mi época sólo encontré con cosas de la vida real (no personajes de la tele) catetos de coches, motos o fútbol...
Carrington, acordándose de repente de que si tenías el cateto de Maceda y te tocaba turno ganabas siempre con aquello de "Altura: 1.90 m"
Al parecer, talibán de la explotación ferroviaria a escala. A pesar de eso, me gusta un buen plato de spaghetti. De los de verdad.