Ayer, por fin, tuve el privilegio de asisitir a uno de los encendidos de la locomotora "Hulla" en Utrillas. A llegar a casa y procesar las fotos me di cuenta de que la persona que aparece a la izquierda de la imagen mirando pasar la composición, es la misma que aparecece también a la izquierda mirando hacia la cámara, en la foto de un aficionado británico y que fue subida, a este mismo foro, por Pacheco lo que agradezco de veras. La he identificado por un detalle que no revelaré ya que solo puede apreciarse después de haber conversado un cierto tiempo con él. Gracias a estos detalles podemos estar seguros de que todo lo que se hace para preservar en vivo el material ferroviario, trasciende en gran manera a una afición excéntrica, nada más lejos de la realidad, pues se trata de algo mucho más profundo incluso que el agradecimiento sincero a los desvelos, incomodidades y sacrificios de una generación que, como todas, se va. Es, realmente, nada más y nada menos que el reconocimento a toda una existencia, a la razón de ser a toda una vida.
Tanto en los últimos tiempos del vapor en activo como ahora, en momentos como el vivdo ayer, éstas personas, los verdaderos protagonistas de la historia, sienten que su actividad es apreciada por los que les seguimos en lo que hoy esta de moda llamar "El relevo generacional". El conocimiento de la profesión, los buenos recuerdos de ratos agradables, anécdotas divertidas que se sucedían al superar dificultades que para el vulgo podrían resultar inhumanas y que ellos admitían como normales en la sencillez de la vida cotidiana de unas personas que eran, sin duda alguna, merecedoras de mejor suerte que la aciaga época que les/nos tocó vivir les había deparado.
No ha de extrañar, pues, si uno llega a sentir un profundo desprecio por todos aquellos/aquellas, que ponen palos en las ruedas, tanto administrativos como de cualquier otra índole ya sea por motivos de envidia como de tapar la propia incompetencia, a unas actividades que además de lo expresado más arriba, está demostrado por experiencia que pueden resultar rentables, tanto para el ferrocarril en concreto como para el resto de actividades, desde beneficios colaterales a la hostelería pasando por temas culturales, deportivos, etc. Un Euro invertido en un ferrocarril de este tipo genera como mínimo otro euro de beneficios colaterales y en el resto de Europa esta clase de ferrocarriles generan una cantidad de dinero que para un país como el nuestro, turístico por excelencia y sumido en una crisis ilógica, puede empezar a ser más que apetitosa.
Saludos
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