Pues hoy, leyendo la Vanguardia, me he encontrado con la triste noticia de que, entre otras, cierra una de las librerías emblemáticas del barrio de Gràcia. La Llibrería Roquer, ubicada en un lugar privilegiado de los Jardins de Salvador Espriu, o los Jardinets, como son conocidos normalmente.
La presión de la "Milla de Oro", que es en lo que se ha convertido el Passeig de Gràcia, ha traspasado la Diagonal y ha empezado a desalojar los negocios tradicionales de la parte alta, que están siendo sustituidos de forma inexorable por las grandes boutiques de la moda.
Tal vez sea esto el progreso, pero cuando un sitio como esta librería desaparece, es motivo para la tristeza. Tampoco es un caso aislado. En los últimos cuatro años librerías de toda la vida han ido cerrando sus puertas, bien porque el negocio no daba para más, debido a la crisis, bien expulsadas de sus locales tradicionales por la presión de los alquileres descomunales que pagan las "grandes marcas" y que hacen inviable el mantener el negocio en un determinado puesto.
La Roquer, como la conocíamos, era una librería de corte generalista, pero con una selección de libros muy bien escogida. Lo mismo podías encontrar los grandes "best sellers" como libros menos conocidos pero no por ello menos importantes. Era un sitio quye invitaba a entrar, donde te saludaban en cuanto pasabas por la puerta y donde podías ir a comprar algo concreto o simplemente a curiosear, aunque lo normal era salir con algo debajo del brazo.
En lo que concierne a nuestra afición, no era mucho el material, pero lo que había estaba muy bien seleccionado. Desde los libros de Carles Salmeron a recopilaciones de elementos ferroviarios en Catalunya o un libro de dedicado al funicular y los teleféricos de Montjuïc.
Aquí encontré uno de los libros de Ramón J. Campo, La Estación Espía, que narraba los hechos de los años de la presencia de los nazis en Canfranc y de la huida de Monsieur Le Lay con la Gestapo pisándole los talones. Otro dedicado a la historia del Transpirenaico de Puigcerdà y de la línea de Sant Joan de les Abadesses y el origen carbonero de la misma, de la que el trazado entre Ripoll y Puigcerdà era el ramal, no la línea principal y hasta un facsimil del Manual Militar de Ferrocarriles de 1908, por no hablar de esa segunda edición del Libro del Tren, de la FFE, en el que encontré una foto mía en la portada, imagen finalista en el Caminos de Hierro, en los años en que todavía se veían trenes en las fotos.
También aquí he podido comprar los comics de Tintin para mi hija, o los de Mortadelo y Filemón (si, reconozco que estos me gustaban más a mi). Sus lecturas actuales y alguna reedición de grandes clásicos de la ciencia ficción que también nos gustan a los dos.
Aunque el negocio va a seguir en el pequeño local que ya tenían un poco más arriba, en el Carrer Gran de Gràcia, y la selección será igual de cuidada, ya no se podrá ir a curiosear un ratito, ojear algún libro o preguntarle a la "jefa" por algún ejemplar que anduviese buscando, ya que el local que quedará es muy pequeño y apenas caben dos o tres clientes en su interior.
En fin, y a modo de una personal despedida, no podía dejar pasar el día de hoy sin llevarme un libro, siendo el elegido "Els Tramvies d'Europa", de Carles Salmerón.

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Sirva este post para presentar el libro en la recopilación, así como de despedida de la librería por la que he pasado tantas veces desde que me vine a vivir por estas tierras y que tan buenos ratos de lectura me ha proporcionado.
Adèu, Llibrería Roquer Jardinets. Adiós, Librería Roquer Jardinets.