Una cosa es admirar o ser aficionado a los trenes y dejarse llevar por la pasión hacia ellos. Otra, tener ideas nada respetables y hasta inhumanas.
Porque, en contra de una frase totalmente demagógica que cada vez se repite más pero que no puede estar más equivocada, ninguna idea es más o menos respetable que otra, puesto que las ideas no tienen derechos que merezcan ser respetados. Son las personas las que tienen esos derechos, y es por eso que, cuando se discute de cualquier tema, las ideas se rebaten, se defienden, se atacan si se quiere o se neutralizan, pero siempre sin que afecte a las personas que se identifican con ellas. Es decir, yo puedo expresar mi desacuerdo con una idea, lo que es obvio que debería poder hacerse siempre, pero sin entrar en el terreno del insulto hacia la persona que defiende esa idea, puesto que está en su derecho de tenerla, justificarla y defenderla.
Dicho esto, y por tanto, no tengo derecho de juzgar -y no lo voy a hacer- a ningún compañero del foro por sus ideas.
Eso sí, claramente va en contra de todos mis principios personales tener que leer en un foro (me da igual el foro que sea, simplemente ha ocurrido aquí) la idea de que una cosa (me da lo mismo que sea el mismísimo y españolísimo WR-3566 de la CIWL) sea más valiosa que otro ser humano. Por ahí sí que no. Podríamos debatir hasta la extenuación las causas de la drogadicción, los actos, las consecuencias y los factores que pueden influir en que un ser humano se deje llevar por una adicción. Pero considerar que un adicto es menos valioso que un coche de viajeros o una UT en estado lamentable (y cuya responsabilidad última SIEMPRE es de la compañía propietaria) es una idea que me provoca una sensación cercana al vómito.
Tampoco es nada respetable la idea de hacer distinciones de seres humanos según su nacionalidad de origen. En realidad, nunca es cuestión de nacionalidad o de delincuencia, sino de dinero. Nadie se ha quejado de los extranjerísimos jefes de la trata de blancas, todos ellos con sus papeles en regla, que viven en la costa del sol, ni de los traficantes de armas en la misma situación, de los millonarios mafiosos que están comprando casas un día sí y otro también, o de los dictatoriales jeques árabes saudíes que emplean a los pakistaníes como esclavos, pero que son amigos de cierta testa coronada en proceso de jubilación, gracias a lo cual se pasean por la costa andaluza como si fuera su segunda casa.
La idea de que los extranjeros pobres viven de gorra en este país es otra idea para olvidar, sobre todo porque la idea olvida -valga la redundancia- que, con cada producto que un extranjero compra en España, está ayudando a "mantenernos" al resto. Así de simple. Sería interesante comprobar si a los que les gusta la idea de la deportación serían también partidarios de deportar y castigar con exilio perpetuo a todos los españoles, nacidos aquí, que defraudan al Estado cobrando ayudas que NO necesitan. Y según el censo de defraudadores españoles, habría que fletar muuuuuuuchos trenes rumbo al exilio, que para eso estamos en un foro trenero.
Respecto a los trenes, qué decir que no se haya dicho ya. Si la compañía propietaria no cuida de lo que es suyo, es su responsabilidad, de nadie más. A mí me podrá fastidiar ver cómo un WL26x-7100 se pudre, como coche original de la serie 8.000 que fue, pero yo no puedo hacer nada. Y si la compañía propietaria no pone denuncias ante un supuesto allanamiento de propiedad, o por su modo de actuar evidencia que en realidad esa propiedad suya le importa un pimiento y, de hecho, la trata como si ya no fuera suya, dudo mucho que la Justicia pueda decir que HAY DELITO, FALTA o como se tenga que catalogar dicho comportamiento. Si la compañía considera que poner un vigilante jurado es suficiente medida, allá la compañía. En cualquier caso, habría qué conocer fehacientemente qué medidas ha tomado renfe, o si existen denuncias anteriores. De momento, en este país, VIVIR EN LA CALLE no es un delito, y ser adicto a las drogas TAMPOCO. Sólo faltaría.
No se puede negar que la adicción muchas veces desemboca en actos de delincuencia, pero generalmente SÓLO si no se tiene dinero para afrontar la adicción (¡ay, si ciertos periodistas hablaran de los hábitos privados de ciertas personas públicas y revelaran sus secretos!). Por tanto, me niego a aceptar la idea de asociar adicción con delincuencia y no intentar rebatirla, o al menos, mandar esa idea al sitio en el que yo creo que debería estar: en el cubo de la basura.
Y sí, reconozco que en mi humilde condición de mileurista podría donar una pequeña parte de mi sueldo si, por ejemplo, la AZAFT hiciera un llamamiento para poder conservar una belleza ex-CIWL de las que posee y que estuviera en peligro de desaparecer. Pero si ello implicara dejar de colaborar con las 2 ONGs con las que lo hago, a pesar de mi justísimo sueldo, yo no dudaría un momento. Y por cierto, jamás pregunto ni preguntaré a las ONGs si mi cuota anual sirve para ayudar a un niño con hambre, a un alcohólico o a un adicto a las drogas.
Saludos
Carrington
Al parecer, talibán de la explotación ferroviaria a escala. A pesar de eso, me gusta un buen plato de spaghetti. De los de verdad.