Veamos, según hablantes nativos, el mandarín es el primer idioma del mundo (+-1.200 millones); el inglés, el tercero (+-360 millones), pero sabiendo como sabemos que aquellos que no lo tienen de lengua materna lo hablan como 2ª o 3ª lengua, es fácil deducir que entre los 5.400 millones de personas que viven sólo entre Europa , Asia y América del Sur, encontraremos más de esos 900 millones de hablantes no nativos que superen la cifra del mandarín. Si añadimos que hasta ahora ha sido el idioma internacional por excelencia (veremos si el auge de China cambia esa tendencia, complicado por la dificultad del mandarín), es lógico pensar que el "Made in" sea una fórmula, digamos, mundial. Es más, mis padres no saben inglés, pero estoy seguro de que casi todos los de su generación conocen perfectamente, como ellos dos, lo que quiere decir "Made in", sólo de verlo en envases alimenticios, juguetes, ropa, y un largo etc.
Evidentemente, no se puede desdeñar la influencia geopolítica en la historia mundial contemporánea que han ejercido los dos países con el inglés como lengua nativa (R.U. y EE.UU., aunque no sea exactamente el mismo) desde el siglo XVI-XVII, a partir de la decadencia de España primero, y de Francia más tarde. Los dos últimos imperios mundiales, según los libros de historia -escritos normalmente por occidentales y a costa de la explotación de muchos otros, aspecto que conviene recordar- han sido el británico y el norteamericano, de nombre o de facto. Y como el poder económico suele acabar en "persuasión cultural", creo que es un hecho aceptado que no debería herir la susceptibilidad de nadie, a estas alturas de la película.
Sin embargo, me entristece que alguien piense que el uso de palabras extranjeras o el hecho de adoptarlas o asimilarlas para nuestra propia lengua, sea cual sea, suponga quererla menos. Primero, porque si al castellano lo dejamos sin su herencia griega, sin su herencia latina (la actual Italia), sin su herencia árabe, sin sus herencias barbáricas, que también están presentes, e incluso sin algunos vocablos que provienen incluso de las lenguas co-oficiales de España, pues no sé si podríamos articular una sola frase. O escribirla.
Poner muros y puertas a una lengua es como ponérselas al campo. Una lengua, si está viva, coexiste con sus vecinas y todas ellas se influencian, y siempre es para mejor. A no ser, claro (frase irónica no dirigida a nadie en particular) que pensemos en perfeccionamientos de la raza o conservar una pureza inexistente y mitificada que parecen corresponder a creencias dictadas desde los cielos. A mí me gustaría que habláramos más de las de alrededor de 13.000 palabras de nuestra lengua materna que de media conocemos por persona. La realidad no es terca o tozuda, es cambiante, como la vida. Y hay que adaptarse.
Y si más de medio mundo ha aprendido a traducir mentalmente "Made in" a la lengua de cada cual como "Hecho/realizado/fabricado en", no sé por qué vamos a complicar las cosas. Si las empresas de paquetería a nivel mundial recibieran una lista de la frasecita "Made in" en todas las lenguas oficiales de la UE... ¿pagaríais vosotros el tiempo y el esfuerzo para que cada empleado las memorizase? Porque, claro, ya puestos, en la UE no se iban a quedar atrás los demás países...
Por cierto, a mí denominar dominio imperialista la extensión de la frase "Made in" me parece fijarse en la paja y no en la viga. Cosas más serias, mucho más serias, aunque reconozco que de menos a más, son las colas de niños y adultos el primer día de venta de un teléfono yanki por 700 euros, o que conozcan canciones o actores y películas -de los libros mejor nos olvidamos- mayoritariamente en inglés y desconozcan las propias o de otros países, o ya, hablando muy muy en serio, la próxima firma del tratado de libre comercio con EE.UU., que eso sí que va a ser pura y llanamente dominación.
Pero, ¿la frase "made in"? ¿Es que alguien de nosotros iba a pensar hace unos años que la información de nuestro
hobby podría ser leída en un
smartphone además de en nuestro
PC sin necesidad de hacer un
máster, e incluso que podríamos hacerlo por
Bluetooth o
Wi-Fi? ¿O mejor dejamos el tema, y nos vamos a un
bar o a un
pub y nos tomamos un
cóctel con un
sandwich?

Por cierto, La Década Prodigiosa pudo cantar Made in Spain pero durante muchos años me hicieron creer que Julie Andrews cantaba "Don es trato de varón" en vez de "Do- a deer, a female deer" y que Marnie Nixon cantaba aquello de "En Sevilla la lluvia es pura maravilla" cuando se veía que la letra no entraba ni con calzador y que era mucho más relajante escuchar "The rain in Spain stays mainly in the plain". Y no quiero quitar mérito a Teresa María, pero privarnos de las voces originales durante tantos años... Eso sí que fue delito musical... y de los de cárcel.
Saludos
Carrington, cerrando his eyes

Al parecer, talibán de la explotación ferroviaria a escala. A pesar de eso, me gusta un buen plato de spaghetti. De los de verdad.