El Ferrocarril del Langreo, que conecta desde mediados del siglo XIX Gijón con la cuenca minera del Nalón, fue uno de los pocos ferrocarriles españoles construidos con ancho de vía internacional, motivo por el que siempre se vio con dificultades para encontrar material de construcción nacional. Así, a partir de la década de los 50, cuando se decidió modernizar el material, se acudió al mercado internacional de segunda mano, especialmente al holandés y estadounidense.
Ese fue el caso de las cinco locomotoras norteamericanas Alco RS3 y del tren Talgo ACF, que provenía del mítico ferrocarril New Haven que circulaba entre Nueva York y Boston.
Estación El Berrón, 1978.
Cortesía: Terminus CET